Camilo Rodríguez, cofundador de Picap. | Foto: Dinero

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Picap, la startup de mototaxis, desafía al sistema y recoge US$2 millones

Acaba de recibir esta inversión liderada por Signia Venture Partners, capital clave en su expansión en México, donde iniciaron operaciones. Todo en medio de cuestionamientos del Ministerio de Transporte colombiano.

24 de mayo de 2019

El transporte en vehículo de dos ruedas es palpable en cualquier calle de Colombia. Hay zonas en las que un burro, una bicicleta o una moto son las únicas formas de llegar.

Sin embargo, el país está presenciando algo completamente fuera de lo común. Usuarios que usan una aplicación, piden una moto y se transportan, al estilo de Uber.

La ‘startup’ colombiana Picap ha producido una alboroto que tiene en el medio a más de  300.000 usuarios mensuales y más de 60.00 conductores en 13 ciudades de Colombia. 13.000 de ellos en Bogotá y más de 4.000 en Medellín. 

Aunque el Ministerio de Transporte advierta que es una modalidad ilegal, porque en el territorio nacional no está autorizado prestar “bajo ninguna modalidad o condición el servicio público de transporte de pasajeros en vehículos de dos ruedas”.

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Sin embargo, en Picap creen que esa posición podría cambiar en un futuro próximo y así lo consideran sus inversionistas. La plataforma inició con un capital semilla de US$250.000 y acaba de cerrar una ronda de inversión en la que atrajo US$2,5 millones

El levantamiento de capital fue liderado por el fondo estadounidense Signia Venture Partners, que con su vocero Linus Liang señala que esta compañía está resolviendo uno de los problemas más complejos en la movilidad. “Estoy increíblemente impresionado con el equipo y la tecnología para abordar estas cuestiones”.

Camilo Rodríguez, cofundador y gerente de Picap, dijo a Dinero, que acaban de abrir operaciones en Ciudad de México, donde están haciendo cerca de 7.000 servicios mensuales y construyendo un equipo administrativo, financiero y de servicio al cliente.

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“México es un Estado en el que se están tomando muy en serio las tecnologías disruptivas, están entendiendo que el mundo está cambiando. Aunque estamos en un piloto, entraremos a una mesa de negociación con el gobierno mexicano, que a diferencia del colombiano, creemos que allá será más fácil, porque allá están operando otras aplicaciones”, complementó.

Al líder de esta ascendente compañía tecnológica le parece insólito que haya líderes de taxistas “diciendo que las patinetas de Grin les están quitando las mínimas, ese es un pensamiento retrógrado”.

La alternativa

Según Rodríguez, cuando un producto es bueno, cuando una ciudad lo requiere y lo necesita, “no hay que hacer mucho para que lo consuman”. Con esa premisa, Picap comenzó a proponer su propuesta y a reclutar conductores, que al día de hoy tienen la aplicación como su fuente de ingresos.

Aunque antes todo el uso era gratuito, desde el 18 de febrero de este año, empezaron a cobrar una comisión de 15%, que para Rodríguez está por debajo de otras aplicaciones de transporte y mensajería.

Su principal objetivo son los usuarios de motos, aunque en la plataforma también se pueden solicitar carros, que de acuerdo con su gerente, son una línea secundaria para cuando llueve o van varias personas y para tener acceso a varios servicios en el mismo ecosistema.

Lo principal de Picap son las motos con dos frentes: el transporte privado y la mensajería.

“La mensajería ha venido creciendo, queremos incentivarla y controlar por temas de seguridad. Estamos trabajando en seguros para asegurar mercancías para que los usuarios sepan que lo que están enviando con nosotros, está seguro”, resalta el líder de Picap.

En cuanto a pasajeros y mototaxistas, comentó a Dinero que están en una negociación con una aseguradora que no pueden revelar hasta que se firme el documento final.

Además están explorando acceder a los pequeños municipios en los que el mototaxismo es popular pero conectarse desde el teléfono.

“La idea es que el mototaxismo habitual sea reemplazado por un servicio de transporte dentro de un ecosistema privado en el cual tu puedas saber quién te está llevando  y que esa persona tenga todos los documentos en regla”, acota Rodríguez, quien aprovecha para enarbolar que tienen filtros de seguridad revisando antecedentes y verificando que la moto esté en “óptimas condiciones” para ofrecer el servicio de mensajería o transporte.

Se trata de una póliza de responsabilidad civil contractual, que según Picap, cubrirá al pasajero, al conductor o a cualquier eventualidad que pueda ocurrir en cualquiera de los servicios.

El lío jurídico

El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Transporte, interpuso una acción popular contra Picap, en la que pide que la compañía tecnológica sea acreedora de sanciones comerciales, civiles y penales previstas “por prestar irregularmente el servicio público de transporte de pasajeros en vehículos de dos ruedas, contraviniendo flagrantemente el ordenamiento jurídico colombiano”.

La entidad expone cifras de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en el 2018, el 54,9% de siniestros viales correspondieron a conductores de motocicletas o sus acompañantes. Alega que la plataforma pone en riesgo la seguridad y la vida de los usuarios con un transporte “que no es seguro, autorizado, vigilado, supervisado ni regulado por las autoridades competentes en el país”.

Con esa nubosidad regulatoria, Picap, que tiene vallas publicitarias en varias zonas de Bogotá promocionando su servicio, dice que está acompañando, con asesoría legal, a todos los conductores.

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Rodríguez dice que darán la batalla legal, porque consideran este como un tema “de protocolo político”, con demandas similares a las que les han interpuesto a otras plataformas como Uber y Cabify.

“Lo que decimos es que realmente busquen la forma de regular esto como una forma de transporte privado, como lo están haciendo en México. Allá Uber está regulada como una red de transporte privado  con pautas puntuales. Acá uno ve que el Estado se está preocupando por proteger un monopolio de los taxis en un mercado que necesita mucho más. Si fuera por el Gobierno todavía estuviéramos recibiendo cartas a caballo”, agrega.

El gerente de Picap defiende que este es un tema de servicio funcional en el que los que son malos empiezan a salir de la plataforma en un ecosistema que opera en virtud de la calificación tanto para pasajeros como para conductores.

“Aquí están los que son, no como en el transporte público, donde tienes que llevar a todo el mundo. En el transporte privado nos podemos dar el lujo de decir usted no va a ser más conductor o usted no queremos que sea más nuestro usuario porque está teniendo un comportamiento inadecuado”, destaca.

Con toda esta turbulencia y con el espaldarazo de inversionistas que les ven futuro, en Picap están revisando nuevas verticales y proyectos que comenzarán a probar.