Este reconocimiento busca dar visibilidad a los proyectos, por lo que no reciben compensación económica. | Foto: Karen Salamanca

INNOVACIÓN

Estas son las historias de los colombianos más innovadores según el MIT

El Massachusetts Institute of Technology (MIT) incluyó a cuatro colombianos en el selecto grupo de los 35 jóvenes más innovadores de Latinoamérica.

17 de febrero de 2020

Cada año, la revista del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) presenta el listado de los menores de 35 años más innovadores, que impulsan proyectos e iniciativas capaces de beneficiar al mundo. A nivel global, han hecho parte de la prestigiosa lista personajes como Mark Zuckerberg (creador de Facebook), Sergey Brin (fundador de Google), Linus Torvalds (desarrollador de Linux) y Konstantin Novoselov (premio Nobel de Física).

Recientemente, la publicación dio a conocer los nombres de los jóvenes latinoamericanos más innovadores de 2019, en la cual se destacan cuatro colombianos.

Beatriz Ferreira, CEO de Opinno, la consultora en innovación que organiza Innovators Under 35 en conjunto con el MIT Technology Review, dice que los proyectos presentados se destacan porque responden a los grandes problemas que enfrenta la humanidad. Algunos de ellos se enfocan en la salud, otros en el medio ambiente, en reducir las brechas tecnológicas o en ayudar al progreso de poblaciones en riesgo de exclusión y vulnerabilidad. “Cada año nos damos cuenta cómo los jóvenes se sienten responsables de solucionar estos problemas”, afirmó.

Colombia invierte muy poco en ciencia, y este año solo destinó $392.000 millones para el Ministerio del ramo. Por eso es una de las naciones que menos dedican recursos a la investigación y a la tecnología. Ante esas circunstancias, cuesta trabajo creer que haya ciudadanos dedicados a investigar e innovar.

Pero sin duda este reconocimiento muestra otros panoramas. El primero de ellos, aunque no hay suficientes recursos, sí existen herramientas para innovar e investigar en el país. Y el caso de los colombianos reconocidos por MIT abre las puertas para que fondos de inversión, empresarios y aceleradoras encuentren en estos proyectos científicos una oportunidad para invertir su dinero.

También permite ver que quienes hacen ciencia en el país entienden los problemas y viajan a las regiones para encontrar las soluciones realmente necesarias. Finalmente permite al talento colombiano, que en algún momento migró por falta de oportunidades, darse la posibilidad de aplicar en el país lo aprendido.

Todo esto queda reflejado en las historias de los cuatro colombianos que tocaron la cima de la ciencia.

El aire es la solución (1)

Juan Manuel Lemus se describe como una persona inquieta por el conocimiento. Le gusta aprender de todo y desde los 14 años lo ha demostrado.

Cuenta que estando en su colegio decidió inscribirse en el Sena. Desde entonces no ha parado de hacer cursos en electricidad, diseño industrial, mecánica industrial, sistemas de refrigeración, automatización, energías renovables, entre otros.

Hace un año desarrolló su primera patente y va por dos más, incluyendo el proyecto por el que lo reconoció el MIT. “En una charla que estaba dando, uno de los participantes me buscó y me pidió crear una solución para llevarle agua a la gente de La Guajira que no cuenta con este recurso”, dijo.

Así nació Apunajaa, una apuesta innovadora que sorprende por su aplicabilidad. Lemus logró crear un dispositivo que permite obtener agua a partir de la condensación de la humedad ambiental, es decir, crear agua a partir del aire. “Todos en el colegio aprendimos el ciclo del agua. Hoy buscamos recrear lo que la naturaleza ya hace y volverlo mecánico con tecnología”, aseguró.

Según explica Lemus, el dispositivo captura vapor y obtiene el líquido mediante un proceso de condensación. Además, tiene la capacidad de funcionar con energía solar, lo que elimina así el uso de baterías de plomo altamente contaminantes.

Explica que esto representa una gran apuesta y una enorme oportunidad que ya grandes centros de investigación en el mundo han comenzado a desarrollar –entre ellos el MIT– para hacer esta tecnología más accesible.

“El costo de capturar la humedad es muy económico, un litro de agua cuesta menos de $300. Esta tecnología lograría solucionar la problemática del agua además de abrir nuevas opciones como cultivar en zonas desérticas”, afirmó.

Hasta el momento, según cuenta Lemus, han hecho pruebas en laboratorio y espera poder llevar este año la solución a las poblaciones de La Guajira. Para ello aspira a tener la ayuda de centros de investigación, y también de inversionistas que vean en Apunajaa una oportunidad para salvar cientos de vidas.

Rompiendo estigmas (2)

Las mujeres ganan espacio en la ciencia y en la investigación. el MIT reconoció nueve representantes del género femenino, entre las cuales hay una colombiana. Se trata de la paisa María Alexandra Tamayo, de 24 años, ingeniera biomédica de la Escuela de Ingeniería de Antioquia, quien logró conquistar la cima del mundo de la tecnología y la investigación con su proyecto Nanopro.

Según cuenta, la idea nació como un proyecto en la universidad, que cobró vida gracias a su gusto por la nanotecnología. Y dio sus primeros pasos en un evento de innovación realizado en Medellín. “Tecnnova decidió hacer una hackaton en la ciudad y yo comenté mi idea. Gustó muchísimo y fue el primer reconocimiento que recibimos”, dijo.

Nanopro, un sistema de nanotecnología, sirve para eliminar los microorganismos del agua. Tamayo utilizó nanopartículas de plata extraídas de las frutas, tóxicas para bacterias, virus, hongos y demás microorganismos que afectan la salud en el recurso hídrico.

Según explica, la tecnología está dispuesta en un dispositivo pequeño adaptable a los grifos por los que circula el agua. “El sistema es amigable con el medio ambiente y no necesita de herramientas para su instalación”, afirmó.

Además, Tamayo también cumple una labor social para educar a las poblaciones de escasos recursos. “El objetivo es enseñarles a cuidar el agua, identificar cuándo está contaminada y ayudarlos a limpiarla. Es un tema de educación y cultura”, explicó.

El proyecto sigue en fase de investigación, pero Tamayo aspira a que en un futuro este dispositivo pueda comercializarse. Quiere que por cada uno que la gente compre, llegue otro a los hogares más vulnerables del país.

“Cuando comencé con el proyecto estaba iniciando mi universidad y se veía el estigma no solo por ser mujer sino también por la edad. Mucha gente piensa que por ser joven no tienes la experiencia ni la madurez para llevar a cabo estos proyectos y siento que es todo lo contrario, pues precisamente la juventud nos lleva a salir adelante, a generar un cambio y a innovar”, reflexionó.

Mejorando vidas (3)

Los pacientes con diabetes corren el riesgo de padecer de retinopatía diabética. Esta enfermedad afecta progresivamente la visión de las personas, y a veces las deja ciegas. Unas 140 millones de personas en el mundo padecen esta enfermedad en etapas leve, moderada o severa.

Pero además de ese riesgo que corren, estos pacientes tienen que recurrir a un tratamiento invasivo y molesto, pues les inyectan un medicamento directamente en sus ojos. Eso lleva a que cientos de ellos abandonen el procedimiento. Ante esta problemática, el colombiano e ingeniero biomédico David Leyton se dio a la tarea de crear una solución.

"El proyecto comenzó porque tuve la oportunidad de conocer el tratamiento que utilizan: doce inyecciones al año, es decir una por mes. A partir de ahí en conversaciones con mi jefe surgió la idea de reemplazar este tratamiento con gotas, algo mucho más cómodo para los pacientes", afirmó.

Así, durante sus prácticas en la escuela de medicina de Harvard – en la cual participó por convocatoria– desarrolló unas gotas que, con nanopartículas que contienen un medicamento diseñado en la institución, logran detener el progreso de esta enfermedad.

El medicamento pasó satisfactoriamente las pruebas en animales y en células humanas de retina. Espera iniciar este año los planes para probarlo en pacientes humanos.

Este desarrollo es tan importante que, sin salir al mercado varios pacientes han contactado a Leyton para manifestar su interés por adquirir las gotas e iniciar el tratamiento. “No solo estamos hablando de evitar un dolor, sino también de que millones de personas queden ciegas a causa de la diabetes. La visión es algo que un ser humano nunca quisiera perder”, afirmó.

El científico viajero (4)

Por lo general, cuando al hablar de un científico suele aparecer la imagen de un hombre de bata blanca, gafas grandes, un tanto despeinado y encerrado en un laboratorio. Jaime Andrés Pérez Taborda da un poco de esta idea, pero al conocerlo deja otra impresión.

Sus allegados lo definen como un científico viajero, gracias a las oportunidades que tuvo para estudiar fuera del país.

Realizó gran parte de su carrera profesional con beca de Colfuturo en España, donde cursó su maestría y doctorado. Allí obtuvo los conocimientos necesarios para regresar con el fin de incentivar la ciencia y la investigación en Colombia, así como convertirse en un guía para los futuros científicos nacionales.

Pérez trabaja activamente en un proyecto de monitoreo del agua liderado por la Universidad de Los Andes. Pretende dar una serie de alertas de la calidad del recurso hídrico que consumen los colombianos, alimentado por la información que brindan las comunidades. Para ello, han desarrollado una serie de sondas que miden la calidad del agua según la temperatura, la conductividad eléctrica, el pH, el oxígeno disuelto, la turbidez, el color y la concentración de metales pesados.

Además, evita la contaminación, pues no usa baterías gracias a un proceso que le permite ser autosuficiente. También reduce los costos frente a un dispositivo comercial –desarrollarlo cuesta aproximadamente US$1– y es perfectamente adaptable y entendible para los ciudadanos.

El proyecto se ha puesto en marcha en zonas como Santurbán, el Amazonas, La Guajira y La Calera “Cuando uno va a trabajar en este tipo de proyectos tiene que hablar con las comunidades para entender lo que vamos a hacer y cómo podemos impactar de manera positiva. Ese es el mayor reto que tienen los científicos de hoy”, dijo Pérez.