Startups que propongan iniciativas de impacto social están en la mira de los grandes inversionistas. | Foto: fotografía_ iStock

EMPRENDIMIENTO

¡De impacto social! Estos fueron los mejores emprendimientos del 2019

Los emprendedores están desarrollando herramientas para dejar una huella positiva en el planeta y en la sociedad. Aquí los que mejor lo hicieron en 2019 y los que mayor crecimiento proyectan.

23 de enero de 2020

Todos los seres humanos en algún momento de su vida han soñado con cambiar el mundo, y el emprendimiento, en muchas ocasiones, se ha convertido en la herramienta ideal para hacerlo. No cabe duda de que en la actualidad el impacto social y ambiental se ha tomado las conversaciones de nuevos empresarios que, desde su actividad, aspiran a dejar una huella positiva.

Precisamente, en la última edición del Latin American Ventures Summit, que se realizó en Cartagena el año pasado, los expertos en emprendimiento hicieron una importante reflexión: las nuevas empresas que están planteando soluciones a los principales desafíos que enfrentan las ciudades y que están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible son las que se están robando las miradas de los grandes inversionistas y de los entes locales, que ven en ellos una posibilidad para avanzar.

Es por ello que, en el marco de este evento, la corporación eligió a cinco emprendimientos colombianos destacados como los mejores del año y que claramente demuestran que desde pequeñas empresas se puede tener un impacto enorme. Aquí sus historias.

La mejor ‘clean tech‘

Manuela y Juliana Trujillo sueñan que Madre Tierra se convierta en un impulsor de la moda sostenible

La segunda industria más contaminante del mundo, después de la petrolera, es la textil. Se calcula que este sector produce 20% de las aguas residuales y 10% de las emisiones de carbono en el mundo. Con estas cifras y con una idea de cambio, las primas Juliana y Manuela Trujillo se dieron a la tarea de crear una marca que ayudara a reducir estos índices y hacer más sostenible esta industria.

La idea estaba en pie desde hace nueve años, cuando en la empresa familiar Pizantex, el papá de Manuela se puso como meta sacar una línea de telas que fuera sostenible y amigable con el medio ambiente. Sin embargo, sus planes se vieron interrumpidos por la falta de tecnología y desarrollo de técnicas que permitieran producir este tipo de telas en el país.

Así, desde hace un año, las dos jóvenes retomaron los planes de su familiar dando vida a Madre Tierra. “Madre Tierra es un intraemprendimiento donde desarrollamos una línea sostenible de telas en algodón recuperado, orgánico y poliéster que provienen del reciclaje de botellas PET post-consumo”, explicó Manuela.

Actualmente, Madre Tierra cuenta con siete categorías de telas que producen aquí en Colombia y que comercializan de manera directa. En 2019 sus ventas empezaron a crecer y esperan para 2020 alcanzar $2.000 millones.

El impacto ambiental alcanzado por Madre Tierra es impresionante. Por metro de tela han logrado ahorrar, en promedio, 3.750 gramos de CO2, 6 botellas y 2.464 litros de agua, haciendo evidente la huella de este tipo de telas sostenibles en el medio ambiente.

“Nosotras queremos que Madre Tierra llegue a todas las marcas de textiles en Colombia y hacer la industria mucho más sostenible”, afirmó la empresaria.

El top 1 para el Sena

Diego y Alejandra esperan seguir aportando a la construcción de una sociedad ecoamigable.

Imaginarse una madera que no proviene de los árboles y que está fabricada con productos reciclables es de no creer. Sin embargo, dos opitas encontraron la forma de hacerlo. Se trata de Diego Rodríguez y Alejandra Salazar, quienes desde 2015 lanzaron la startup Madera Plástica de Colombia.

Según cuenta Rodríguez, la compañía inició con el objetivo de crear un modelo de negocio socialmente responsable. Así, optaron por crear un sustituto de la madera a partir del reciclaje de diferentes desechos domiciliarios e industriales con el cual han desarrollado productos para mobiliario urbano, el agro y la construcción. “Hemos creado parques infantiles, estanterías, cercamientos y hasta aulas escolares modulares que se pueden llevar con gran facilidad a zonas muy apartadas”, contó Rodríguez.

El producto final es 100% elaborado con plástico reciclable, es bastante resistente, no es necesario reemplazarlo y su instalación es mucho más fácil que la madera convencional.

Actualmente la compañía tiene una planta propia en Neiva (Huila) que tiene la capacidad de transformar unas 2 toneladas diarias de residuos plásticos. Adicional a esto, según contó Rodríguez, en 2019 facturaron $2.500 millones y esperan llegar en el 2020 a $8.000 millones.

Uno de los aspectos que resalta esta pareja de emprendedores es que gracias a su trabajo también han brindado oportunidades a poblaciones vulnerables y han logrado que los mismos ciudadanos tomen la iniciativa de reciclar. De igual manera, parte de su labor en responsabilidad social es potenciar el trabajo de las cooperativas de recicladores, dignificando y mostrando el valor de su actividad.

“Siempre llegamos felices de nuestro trabajo porque, aunque no sea fácil, estamos aportando; estamos generando empleo y dando un paso para mejorar nuestro mundo. Eso es realmente satisfactorio”, afirmó Rodríguez.

A futuro, una gran empresa

Lynks fue premiado gracias a su perfil, que da señales de que llegará a ser una gran empresa.

Alejandro Pustowka es un caleño de 38 años que, tras terminar su pregrado, decidió que su vida no estaría destinada a estar en una oficina ocupando un cargo operativo. Con ese propósito, se lanzó a emprender con un pequeño fracaso en su primer intento, pero que le dio las herramientas para tocar el éxito, en compañía de su socio Jonathan Hernández.

Lynks busca mejorar la conexión entre el ser humano con el medio ambiente a través de tecnología. Para ello han creado una serie de soluciones, como Lynks Cold, con la que pretenden disminuir el impacto ambiental de los activos de refrigeración en el sector salud y de alimentos; o Lynks Agro que se enfoca en el sector agrícola y cómo mejorar el impacto de esta industria en el medio ambiente.

Con este tipo de herramientas, Lynks brinda tres beneficios: el uso sostenible de recursos como agua, energía y ACPM maximiza la eficiencia de la maquinaria involucrada y permite llevar un control efectivo de personal, a través de indicadores de desempeño que permiten implementar metodologías de mejora continua.

Lynks ha crecido en ventas desde sus inicios a doble dígito, con ventas acumuladas de más de $2.500 millones. Y su futuro se ve bastante prometedor. Su proyección internacional los ha llevado a tener presencia en Centroamérica y a tener algunas experiencias en países como Panamá, Nicaragua, México, Ecuador y Perú. Incluso, tienen planes de llegar al sudeste asiático.

“Gracias a nuestros desarrollos, el sector agrícola cuenta ahora con una herramienta que le permite ser sostenible en el uso y preservación del recurso vital”, aseguró Pustowka.

Hacia la inclusión financiera

Los emprendedores han apostado por una serie de proyectos que se basan en tecnología.

Uno de los grandes retos que hay en el país es lograr resolver el estancamiento económico de las comunidades vulnerables y de bajos ingresos.

Y Juan Constaín, en compañía de sus socios Mercedes Bidart, Gonzalo Ortega y Francisco Susmel, se dieron a la tarea de construir una herramienta que permitiera alcanzar este objetivo con tecnología.

Así, desde el MIT, estos jóvenes emprendedores, de Colombia y Argentina, crearon Quipu una plataforma que crea mercados digitales locales y que permite el comercio a través de un sistema de crédito mutuo. Según explica Constaín la idea en un principio era crear una moneda comunitaria que fuera solo de intercambio y no de acumulación, y que ayudara a las comunidades a dinamizar su economía.

La idea la presentamos en el proyecto Villas de San Pablo, un barrio de viviendas de interés social en Barranquilla que tiene aproximadamente 10.000 habitantes. Evidenciamos que tenían una serie de problemas de desarrollo económico, comenzando porque el barrio lo hicieron netamente para vivienda y los negocios de los habitantes se quedaban en las casas”, contó.

Así, a solicitud de los habitantes, Quipu desarrolló un tipo de marketplace en el que todos podrían consultar los negocios que había, su oferta y hacer intercambios de servicios y productos con ‘quipus’, la moneda local.

Además de visibilizar sus negocios y facilitar el intercambio, Quipu tiene en mente desarrollar otras funciones. Según resalta el cofundador, gracias a la capacidad de recoger datos sobre una economía popular que nadie tiene, en un futuro podrán utilizarse para la toma de decisiones de política pública que dinamice y formalice estas actividades.

Por otro lado, Constaín aseguró que en un futuro esperan crear una nueva forma de medir el historial crediticio de estos habitantes con el fin de abrirles campo a una verdadera inclusión financiera. La plataforma está en pruebas piloto.

Consolidando y escalando

El mundo tecnológico atrajo a Jesús David Meneses, un emprendedor payanés que, siendo ingeniero electrónico, siempre buscó crear empresa en su ciudad natal, rompiendo con todos los mitos de que para alcanzar el éxito se debe ir a Bogotá.

Meneses, junto con su socio Ricardo River, en 2015 crearon Buxtar, una empresa de tecnología con dos líneas de negocio: una de marketing y otra de desarrollo de tecnología. La primera trabaja en estrategias de publicidad para empresas de diferentes sectores que les han permitido optimizar recursos y ser eficientes con los resultados. La segunda línea está enfocada en el desarrollo de aplicativos móviles propios y para terceros.

Según contó Meneses, en esta línea uno de los proyectos más destacados es Agenda Cafetera, una solución tecnológica que ayuda a los caficultores a llevar el control total de sus cultivos. “En esta aplicación ellos podrán gestionar todo lo relacionado con su cultivo desde la floración hasta la cosecha. También cuentan con asistencia técnica de profesionales y en un futuro esperamos implementar sensores para tomar datos del clima”, afirmó.

La aplicación cuenta con 1.500 usuarios caficultores en Nariño, Valle del Cauca, Eje Cafetero y Antioquia. Adicional a esto ha logrado llegar a Perú y Vietnam, donde adelantan pilotos con 20 y 300 caficultores, respectivamente.

De acuerdo con el cofundador, desde 2016, cuando la compañía comenzó en firme, ha presentado un crecimiento anual entre 20% y 25%, y ha logrado sostenerse de manera orgánica y con recursos propios.

Con actividades como Agenda Cafetera la compañía ha logrado cambiar la vida de caficultores jóvenes, mostrándoles las grandes oportunidades de progreso y calidad de vida que puede brindarles el campo.