Aprenda a decir no y a renunciar a lo que lo desvía de su meta.
No pierda el foco de lo que realmente genera valor a su compañía.
Siempre que vaya a emprender un nuevo proyecto evalúelo como si fuera el primero. El éxito de un proyecto no asegura el éxito en el otro.
Escoja muy bien a sus inversionistas, estos no solo deben aportar dinero sino también conocimiento, experiencia y contactos.
Realice un muy buen plan de su negocio para prever al máximo las dificultades que puedan presentarse para sobrellevarlas de manera activa.
Piense en grande.
Conozca sus fortalezas y debilidades para encontrar oportunidades de fortalecimiento para su negocio.
Esté siempre alerta a las oportunidades del mercado para aprovecharlas en el momento oportuno y poder crecer rápidamente.
No solo piense en los costos directos para obtener su producto, piense cómo los va a trasladar y qué otros costos indirectos existen.
No deje de innovar.
Conforme un buen equipo de trabajo, sea muy crítico en el momento de elegir a sus socios. Estos deben ser emprendedores y compartir una filosofía de vida.
Analice muy bien los mercados que quiere atacar y hágalo de manera coherente.
No descuide la estructura comercial y administrativa del negocio pensando que el problema más relevante es la falta de capital pues este, sin direccionamiento estratégico, no genera valor.