La dificultad que encuentran estos fondos es que las inversiones que demanda este tipo de compras es muy grande.

Inventar un sitio nuevo

La Corporación Colombia Internacional, CCI ha creado nuevas zonas de exportación. Actualmente, comercializa los productos antes de sembrarlos. La historia de los frutos del desierto.

6 de agosto de 2009

A veces hay que pensar en crear zonas exportadoras completamente nuevas, desde cero. Ese es una tarea en la que está, por ejemplo, la Corporación Colombia Internacional, CCI.

Para establecer áreas de producción de frutas, la entidad comenzó por identificar las características de las explotaciones frutícolas más exitosas de Sur América. Encontró que todas ellas estaban en zonas secas, incluso desérticas, donde se podía llevar agua. Así ocurre por ejemplo, en la costa peruana.

Por eso ahora en Colombia, las tierras de La Guajira, cerca del distrito de riego del Río Ranchería parecen ser el lugar perfecto para desarrollar siembras de frutas de exportación. Allí, según lo señalan los expertos de la CCI, se podrían cosechar melones, papayas, piñas, cítricos y mangos.

Las tareas para exportar desde la nueva zona ya empezaron y en este momento la CCI está convirtiendo pastores de cabras en cultivadores de melón, una labor que no es necesariamente sencilla.

Pero además, el problema para que prosperen zonas de ese estilo está en que no se tienen mercados claros para lo que se produce allí. Esto lo experimentaron en pellejo propio quienes sembraron cítricos en los programas de diversificación de la Federación de Cafeteros en los setenta, o mangos en el Tolima en los ochenta, o pitahaya en el Valle en los noventa. Por eso, siempre los agricultores están dispuestos a embarcarse en proyectos nuevos.

Para que no se repita la historia, la CCI comercializó los productos antes de sembrarlos. De hecho ya tiene pedidos por varios contenedores de melón, que entrarían a Europa en las épocas en las que hay ‘ventanas de mercado’. Las frutas europeas se producen en buena medida en España entre mayo y agosto. Pero entre septiembre y enero la producción colombiana podría llegar a ese país a competir con la brasilera.

Y en este caso, los colombianos podrían tener algunas ventajas. “Estamos más cerca. Apenas a diez días en barco de España”, explica José Fernando Camero, de la Corporación.