Paro de los corteros, no hay fin a la vista

Aunque ya hay un grupo de corteros que quiere levantar el paro, no parece haber solución aún. Por lo menos en esta semana. ¿Qué ocurre en este sector?

16 de octubre de 2008

José Valencia es un cortero de caña del Valle del Cauca. Desde Bogotá, donde se reunió con otros compañeros que mantienen un cese de actividades que detuvo la actividad de ocho ingenios azucareros, le pidió a los líderes del paro que lo suspendan y permitan que todos se reintegren al trabajo. “Un día más de paro es un día más de problemas”, dijo.

“Tienen que entender que hay gente que tiene hambre, que esta cansada, que espera que el paro finalice. Es un buen momento para tomar una mejor salida a este problema, acabar el paro y negociar”, afirma.

Pero al lado de la posición de personas como José Valencia, que ha sido amenazado por expresar su opinión sobre el movimiento, hay otro grupo que quiere mantener el paro a toda costa.

De hecho difícilmente habrá arreglos en lo que resta de la semana, porque algunos de los promotores ya tienen eventos programados para negociar o para apoyar la huelga. El viernes está prevista una reunión de los corteros con el gobernador del Valle, con los Representantes del departamento y con los alcaldes de los pueblos afectados, señaló Boris Montes, Tesorero de la CUT en Bogotá.

Además hoy jueves habrá una movilización de apoyo al movimiento y el 23 octubre, cuando comience el paro nacional indefinido del magisterio agremiado en Fecode, de nuevo recibirán el respaldado de la CUT.

En qué van
El pleito se ha movido muy poco desde que comenzó el 15 de septiembre. Los trabajadores y los ingenios se han mantenido bastante inmóviles, atrincherados en sus posiciones.

Los corteros insisten en discutir un pliego de peticiones de veinte puntos en una mesa de negociaciones conjunta, en la que participen todas las cooperativas, explica Boris Montes. Mientras tanto, los ingenios mantienen su posición de que antes de discutir esos temas se levante el bloqueo a los ingenios y que las negociaciones se hagan directamente con los trabajadores sin que hay mediadores ajenos a las cooperativas.

Tampoco están de acuerdo con hacer una sola mesa conjunta porque opinan que cada uno de los ingenios tiene una situación diferente. Por su parte, los corteros dicen que aceptarían la negociación en mesa separadas, pero con base en un acuerdo inicial sobre las reglas de esa negociación, que se haría en la mesa conjunta.

Las dos peticiones fundamentales de los huelguistas están en que los ingenios contrate directamente a los corteros, sin que medien las cooperativas de trabajo que los agrupan actualmente, y que se les mejore el precio por tonelada cortada.

Los ingenios a su turno, recuerdan que las cooperativas se crearon para que el margen de intermediación que se ganaban los contratistas de corte, se pudiera distribuir entre los miembros de las cerca de 112 cooperativas que operan en el sector.

Los corteros a su vez, se quejan de que los ingenios les han impuesto condiciones financieras que hacen imposible prosperar. “Hace diez años arrancó en un nivel aceptable”, afirma Silvio Cadena, presidente de la cooperativa La Nueva Sociedad, que agrupa 27 corteros. Sin embargo, con el tiempo se han deteriorado. Dice que hoy las cooperativas reciben un precio por tonelada de caña recogida que es la mitad del que reciben los corteros que trabajan directamente con las azucareras.

Pero no todos piensan igual. “No estamos de acuerdo con la contratación directa”, dice Tomás Ahumada, gerente de la cooperativa Porvenir Unido. “Desaparece la cooperativa. La autonomía, la libertad que tenemos, se pierde”, dice. A pesar de eso, su cooperativa está en paro, pero admite que no ha recibido presiones para que lo haga.

Para la mayoría de los observadores, los corteros intentan convertir en un problema laboral un asunto que debería tratarse como diferencias entre empresas de proveedores y sus contratantes. Pero para hacerlo argumentan una razón legal.“El sistema de cooperativas vulnera convenios internacionales y ley colombiana”, dice Boris Montes.

Personas en riesgo
Mientras los argumentos van y vienen en una discusión que parece circular al menos por ahora, el riesgo para las personas de la industria aumenta.

“Se han presentado una serie de acontecimientos que ponen el peligro la vida de los protestantes y trabajadores”, dice José Valencia. Recuerda que ya ha habido quema de buses, heridos y manifestantes apuñalados. “De no poner fin al paro, esto podría empeorar”, afirma.

Por lo pronto este paro parece no tener fin.