María Mercedes Cuéllar, presidenta de Asobancaria. | Foto: Semana

Economía

Tributaria pronunciaría desaceleración económica

Así lo resaltó Asobancaria en su informe sobre las perspectivas, desafíos y preocupaciones para este año.

21 de enero de 2013

Según la entidad, dado que las amenazas externas persisten, para prevenir una recesión en el país se debe considerar la conveniencia de relajar las medidas que adoptaron con excesivo rigor las autoridades, para evitar un recalentamiento de la economía y un desborde del crédito.

“También resulta pertinente tener en cuenta que la reforma tributaria, que acaba de entrar en vigencia, podría pronunciar la desaceleración de la actividad económica, a menos que sea compensada por una expansión eficiente del gasto público”, sugiere el documento.

Al tiempo, Asobancaria señala que para lograr el repunte requerido de la formación bruta de capital en obras civiles, edificaciones y minería, es apremiante superar los cuellos de botella que resultaron de la puesta en marcha de los nuevos esquemas institucionales para la administración y ejecución de las regalías, para la planeación y la realización de las obras públicas y las concesiones, para la minería y para la preservación del medio ambiente.

“Aquí hay una demora que entorpece el flujo de la inversión en esos sectores. Si no se quiebran esos cuellos de botella, no solo se resentirá la actividad económica en el corto plazo, sino que además no mejorará la capacidad de crecimiento de la economía en el largo plazo”, reitera.


Minimizar el riesgo de que se prolongue la desaceleración de la actividad económica doméstica requiere, por una parte, superar los obstáculos institucionales que frenan la inversión. Y por otra, que las políticas monetaria y financiera promuevan un flujo de crédito abundante y barato al sector privado.

Entre tanto, Asobancaria prevé también una discreta aceleración del crecimiento de la economía colombiana de 3,7% en 2012 a 4% en 2013, con base en un repunte de la demanda interna y de las exportaciones.


El primero se lograría por la vía del efecto positivo del estímulo monetario que comenzó a implementar el Banco de la República el año pasado, de una ejecución más eficiente de la inversión pública, y de la estabilidad de los términos de intercambio y el segundo sería el resultado de una demanda externa más dinámica, como consecuencia del mayor crecimiento mundial y de la expansión del comercio internacional.