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Calificación de Colombia va más allá de la tributaria

Expertos de la agencia Standard & Poor’s están a la expectativa de los cambios fiscales que finalmente sean aprobados en el Congreso. No les preocupa tanto si frenan el crecimiento en el corto plazo, como que haya impactos de largo plazo.

30 de octubre de 2018

Además del hueco de $14 billones que tienen las finanzas públicas para el próximo año y de las promesas de campaña para volver más competitivo el esquema tributario del país, una de las razones que se esgrime para tramitar una reforma impositiva, bajo la figura de ley financiamiento, es que de no hacerse se corre el riesgo de una rebaja en la calificación soberana de Colombia.

Dicha calificación, que es emitida principalmente por tres agencias internacionales (Moody’s, Fitch y Stantard & Poor’s –S&P-) es determinante para mantener abiertos cupos de crédito y de inversión hacia el país.

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Los analistas de las mencionadas firmas vienen con frecuencia a Colombia para tomarle el pulso a la economía y a las finanzas públicas y la más reciente visita corrió por cuenta de los expertos de S&P, quienes en una reunión con la prensa, manifestaron que ellos no dan recomendaciones con respecto a los cambios tributarios que se deben hacer, pues para emitir su calificación evalúan un conjunto de factores y no uno solo un elemento.

Manuel Orozco, director de Sovereign & International Public Finance Ratings de S&P para América Latina, explicó que la no aprobación de la reforma fiscal no implica per se que vayan a bajar la calificación, pues eso no solo depende de lo que suceda al interior del país, sino también de cómo se compara frente a naciones que tienen la misma nota. (En diciembre pasado S&P bajó la calificación del país de BBB a BBB-).  

Señaló que el incremento en el precio del petróleo (ha subido 13% en lo corrido de este año) indudablemente les ayuda a las perspectivas fiscales, aunque también refuerza la vulnerabilidad del país ante una nueva caída en la cotización del crudo.

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Los analistas de S&P no aclararon cuándo volverán a emitir su juicio frente a la calificación soberana de Colombia, aunque dijeron que tienen un período de hasta 12 meses para pronunciarse.

Con respecto al cambio de gobierno en el país, dicen que aún es temprano para emitir una opinión, aunque admiten que la expectativa generalizada era de una recuperación más rápida del crecimiento, pero esta no se ha dado pues se pasó del nerviosismo electoral al nerviosismo por los cambios en el frente fiscal.

Su estimación de crecimiento para este año es de 2,5% y de 2,8% para 2019, con probabilidades de un ajuste al alza, gracias a los precios del petróleo.

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No obstante, advierten que un mayor precio del barril de crudo es un incentivo para no hacer un ajuste fiscal profundo, “pero eso lo evaluaremos una vez sepamos qué fue lo que se aprobó finalmente en el Congreso. Aún es pronto para saber si la reforma fiscal va a ser restrictiva del consumo y del crecimiento o si va a ser un estímulo para la economía. Nosotros hacemos análisis de largo plazo, pues la calificación no solo incorpora el resultado para 2019, sino también el impacto de los próximos 4 años”, precisó Orozco, al tiempo que agregó que para ellos la reforma pensional también es importante, pero entienden que la prioridad es la ley de financiamiento.

Sin usar la capacidad instalada

En lo que respecta a la calificación que hacen en S&P de empresas colombianas, los analistas explicaron que la expectativa con respecto a la construcción de las obras de infraestructura de cuarta generación (4G) hizo que se generara un exceso de capacidad instalada, en especial en el frente de cemento, donde las empresas pueden producir 20 millones de toneladas al año y solo están fabricando 5 millones de toneladas. Eso implica un impacto sobre su rentabilidad.

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Luis Manuel Martínez, director de Corporate Ratings de S&P Global Ratings, señaló sin embargo, que en otros sectores como el de comercio, las expectativas son mejores gracias a la menor inflación y la caída de las tasas de interés. Agregó que en lo que respecta al endeudamiento de las empresas nacionales, este es inferior al de sus pares de otros países, al ubicarse en promedio en 3 veces Ebitda, frente a 4 o 5 veces Ebitda en Estados Unidos o Europa. “Esto les da flexibilidad en caso de necesitar financiamiento externo”, precisó.

Otra característica del endeudamiento corporativo colombiano es que tiene pocos vencimientos el año entrante, lo que implica un bajo riesgo de refinanciamiento. Si se excluyen los bonos de Ecopetrol y de EPM, solo 5% de la deuda corporativa debe ser pagada en 2019. En el caso de la petrolera los vencimientos son por US$1.500 millones y EPM por US$500 millones.