En 2013, según la Contraloría General de la República la corrupción le costó al país el 1,6 % del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, cerca de $14 billones.

Economía

La lucha contra la corrupción no reducirá la pobreza

Si bien luchar contra la corrupción beneficia el buen manejo de los recursos para combatir la pobreza, los pobres no dejaran de serlo sin corrupción. Lo más efectivo es la eficiencia gubernamental.

18 de agosto de 2015

La corrupción es una piedra en el camino hacia el desarrollo. Para el economista venezolano Ricardo Hausmann “un estado capaz es una burocracia que puede proteger al país y a su pueblo, mantener la paz, hacer cumplir reglas y contratos, proporcionar infraestructura y servicios sociales (…). La falta de un estado capaz es lo que causa tanto la pobreza y el retraso como la corrupción: la incapacidad de evitar que los funcionarios públicos, a menudo en colusión con otros miembros de la sociedad, subviertan la toma de decisiones para obtener beneficio personal”.

En 2013, según la Contraloría General de la República la corrupción le costó al país el 1,6 % del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, cerca de $14 billones.

Para medir el nivel de corrupción, una de las mejores maneras para hacerlo es según Hausmann, el Indicador de Control de la Corrupción del Banco Mundial. Este indicador se mide en un intervalo de -2,5 a 2,5 y entre mayor sea, el país tendrá relativamente mejor controlada la corrupción.

La relación entre corrupción y crecimiento económico – variable que no explica por sí sola la reducción de la pobreza, pero es un bien indicador para comparar resultados en la mejora del bienestar - según el Banco Mundial, demuestra que cuando un país tiene menor incidencia de corrupción (índice mayor) no necesariamente significa que le va mejor que a los países con alta corrupción (la comparación más evidente es la de Dinamarca vs Brasil).


Fuente Banco Mundial – Cálculos Dinero

Si bien no es una tendencia que se aplique a todos los países, las diferencias explican que aunque un amplio control gubernamental para mitigar los efectos de la corrupción ayuda a reducir la desigualdad y la pobreza, no es suficiente para poder hablar de cambios significativos.


No a la corrupción, si a la eficiencia gubernamental


Como afirma Hausmann “los países que, dado su nivel de desarrollo, tienen gobiernos relativamente efectivos o mejoran sus resultados, tienden a crecer de manera más rápida”.

El Indicador de Efectividad Gubernamental mide la eficacia de los gobiernos en la prestación de servicios. La medición va de 1 a 100 siendo 100 la “efectividad absoluta”. Según los datos del Banco mundial, los países emergentes que tienen mayor eficiencia en sus gobiernos son los que tienden a crecer más aun en términos similares de desarrollo.


Fuente Banco Mundial – Cálculos Dinero

Después de todo, combatir la corrupción reduce el problema ético, sin embargo no por no tener funcionarios corruptos los pobres dejaran de serlo. Hay que enfocarse más en políticas efectivas contra la pobreza y combinarlos con proyectos políticas anticorrupción para que los recursos realmente beneficien a quien lo necesita.

También, según el boletín “Corrupción, ayuda al desarrollo, pobreza y desarrollo humano” de José María Larrú, de la Universidad CEU San Pablo en España, establece que la corrupción afecta muy especialmente a la población más pobre. No por nada algunas instituciones como el PNUD incorporan la lucha contra la corrupción como parte de su estrategia de lucha contra la pobreza.

Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), combina el apoyo a reformas que reduzcan la corrupción con planes de inversión para modernizar la educación y la salud pública, ya que se considera que la corrupción afecta negativamente a los mecanismos de suministro de bienes y servicios públicos.