El estudio también muestra que incluso cuando se suben los impuestos, los gobiernos latinoamericanos son espcielamente tímidos a ajustar el impuesto sobre la renta.

Economía

¿Cuál es el impacto de las elecciones en el aumento de los impuestos?

Un nuevo estudio del BID explica que aunque las fiananzas públicas estén necesitando urgentemente de ingresos, la época electoral puede aplazar los aumentos impositivos.

23 de octubre de 2015

En un momento de desaceleración económica y bajos precios de las materias primas, en especial del petróleo, la mayoría de los países de América Latina se enfrentan a procesos de ajuste fiscal y menor gasto público como consecuencia de unos ingresos fuertemente diezmados.

Sin embargo, como explica el nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) “Explaining Changes in Tax Burdens in Latin America: Does Politics Trump Economics?” la mayoría de los países de la región tienen más que suficientes necesidades de infraestructura y servicios sociales para justificar un aumento de impuestos.

Aunque, en promedio, los ingresos tributarios en América Latina están por debajo de su potencial, los problemas fiscales no son exclusivos de la región.

Estados Unidos también comparte la necesidad de inversión en infraestructura y servicios sociales, pero en su caso la amenaza de otro cierre del gobierno (la incapacidad del estado de asumir sus gastos) tiene al Congreso de Estados Unidos en una fuerte disyuntiva.

El rol de las elecciones

Sin embargo, aun cuando la economía esté en una situación desesperada, la presencia de elecciones en el horizonte puede posponer la posibilidad de un aumento tributario, que es justamente la situación actual de los Estados Unidos.

La investigación sugiere que entre más próximas sean las elecciones, más lejana la posibilidad de que eso ocurra, incluso cuando las finanzas del país se estén hundiendo. Esto sucede por que los candidatos no quieren cargar fiscalmente a los votantes durante el primer año de posible mandato, explica el informe.

Sin embargo, indica que en particular las crisis bancarias a menudo impulsan la voluntad política para una reforma fiscal (como la ocurrida durante la creación del impuesto del 4 X 1000 a finales de los 90) siempre cuando la crisis se produzca en periodo de elecciones.

De lo contrario, las divisiones políticas hacen que esta actitud de unidad sea escasa en tiempos de estabilidad económica. Además, se resalta que la ideología política muchas veces dificulta saber exactamente quien deberá llevar la nueva carga fiscal.

El estudio también muestra que incluso cuando se suben los impuestos, los gobiernos latinoamericanos son especialmente tímidos a ajustar el impuesto sobre la renta, a pesar de que los analistas justifican que los impuestos progresivos son de las herramientas más efectivas para disminuir la desigualdad en el ingreso.

¿Cómo recaudar más?

Estudios recientes del Banco Mundial afirman que en la desaceleración, muchos de los países que por un lado dependen en gran medida de sus ingresos por materias primas, pero que llevan un ajuste fiscal efectivo en tiempos de austeridad tienen todavía un buen margen de maniobra antes de reducir su gasto público y ejecutar una nueva reforma tributaria.

El aumento al impuesto al valor agregado (IVA) sobre bienes y servicios, pagado en su mayoría por el consumidor, es mucho más popular entre los gobiernos de América Latina ya que el IVA es más fácil de recoger y tiene un efecto más inmediato en la economía.

Como explica el economista jefe del Departamento de Investigación del BID, Carlos Scartascini “Sólo los ingresos del IVA de América Latina están en línea con los de los países desarrollados.”

En toda América Latina, la recaudación de impuestos como porcentaje del PIB son más de dos puntos porcentuales por debajo de lo que deberían ser de acuerdo a su nivel de desarrollo. Brasil es una excepción, recaudando un porcentaje mucho mayor de su PIB que la mayoría, mientras que México, famoso por impuestos decrecientes, tiene una de las tarifas más bajas de impuestos de la región.

“Los patrones descubiertos en este estudio no sólo proporcionan lecciones para los políticos reformistas, sino también para las agencias donantes y las instituciones financieras internacionales” afirma Scartascini. Las crisis bancarias por lo general conducen a las reformas fiscales, pero los años de elecciones no son un buen momento para invertir capital político y físico en el aumento de los impuestos.

De lo contrario, las divisiones políticas hacen que esta actitud de unidad sea escasa en tiempos de estabilidad económica. Además, se resalta que la ideología política muchas veces dificulta saber exactamente quien deberá llevar la nueva carga fiscal.