Michael Kremer, premio Nobel de economía 2019 - Este experto espera que el Banco Mundial o el BID presten a los países para hacer pactos con las farmacéuticas. | Foto: fotografía_ © Nobel Media. Foto: Alexander Mahmoud

REACTIVACIÓN

Las propuestas del nobel Michael Kremer para salir de la crisis

Digitalizar la agricultura y hacer acuerdos con los laboratorios para tener acceso a la vacuna contra la covid-19, algunas de las ideas de Michael Kremer.

27 de junio de 2020

El año pasado, Esther Duflo, Abhijit Banerjee y Michael Kremer ganaron el Nobel de Economía tras desarrollar un método experimental que sirve para probar la efectividad de diversas medidas que ayudan a combatir la pobreza.

Kremer ha estudiado también la pobreza rural y con ella los temas agrícolas. Es cofundador de Precision Agriculture for Development, una organización sin fines de lucro que aprovecha la tecnología, la ciencia de datos y la economía del comportamiento para proporcionar información a agricultores de países en desarrollo para mejorar sus vidas.

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Este conocimiento lo acercó al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (Iica), organismo a través del cual Dinero pudo contactar a Kremer, una voz relevante no solo en la lucha contra la pobreza, sino entre los académicos que están haciendo propuestas para superar la crisis generada por el coronavirus. Esta es su visión del momento actual.

Dinero: Recientemente pidió digitalizar la agricultura latinoamericana para superar el impacto de la covid-19 y aliviar la pobreza, ¿cómo se puede hacer eso?

Michael Kremer: Las prácticas agrícolas, como la aplicación correcta de fertilizantes y pesticidas, el uso de semillas de mayor calidad o la aplicación de la cantidad correcta de agua, pueden mejorar si los agricultores reciben información. Hoy esa información la brindan los esquemas tradicionales de extensión agrícola, que son personas que van a las fincas y asesoran a los productores, pero enfrentan múltiples desafíos. A nivel mundial, hay unos 450 millones de pequeños agricultores y 1 millón de extensionistas. Por ende, son pocos los agricultores que interactúan con ellos y su asesoramiento a menudo es demasiado general o a destiempo. Sin embargo, por primera vez en la historia, la mayoría de los pequeños agricultores pobres pueden recibir asesoramiento en la palma de su mano. Con sus celulares pueden preguntar y participar en el intercambio de información en tiempo real.

Dinero: ¿Cómo implementar esa estrategia en plena época de pandemia?

MK: La extensión digital capacita a los agricultores a través de los celulares. Se puede escalar de manera rápida y relativamente económica para llegar a poblaciones muy pobres, vulnerables y afectadas por conflictos. En el contexto de la pandemia actual, muchos servicios de extensión en persona han tenido que limitar su funcionalidad o cesar su actividad por completo, mientras que los digitales continúan atendiendo a los agricultores y, por su carácter bidireccional implícito, estos sistemas se está aprovechando para obtener información en tiempo real sobre los impactos sociales y económicos de la crisis en los productores, las cadenas de suministro agrícolas y la seguridad alimentaria.

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Dinero: Dado que su trabajo es con métodos experimentales, ¿ya ha probado la efectividad de la extensión digital?

MK: En un artículo que coautoré recientemente en Science, con mis colegas Raissa Fabregas y Frank Schillbach, evaluamos la evidencia existente y encontramos que la extensión digital puede mejorar significativamente el conocimiento del agricultor, así como sus rendimientos. En África Oriental, por ejemplo, la acidez del suelo es un desafío que inhibe la productividad hortícola. Esto se puede solucionar aplicando cal. Sin embargo, solo entre 3% y 10% de los productores africanos usaban la cal, pero aquellos que recibieron mensajes de texto de asesoramiento tenían 22% más de probabilidades de adoptar la información recomendada. Además, nuestro análisis sugirió un aumento promedio de 4% en los rendimientos, tanto de quienes recibieron asesoría digital como en persona, pero el costo del primer servicio es mucho menor que el del segundo.

Dinero: En Colombia, la baja productividad también se relaciona con insuficiente infraestructura. Según su experiencia, ¿hay algo que pueda hacerse más rápido?

MK: Solo 16% de los agricultores en Colombia tiene acceso a asistencia técnica a través del sistema tradicional de extensión agrícola en persona. Por eso la opción digital es una alternativa rápida y rentable para abordar dichos desafíos. Otra área en la que la digitalización hace la diferencia es la educación. Estoy involucrado en una iniciativa digital con el Icfes, que se llama IcfesBot. Esta busca proporcionar información personalizada a estudiantes de secundaria sobre oportunidades de educación terciaria a través de una interfaz digital interactiva. El sector educativo colombiano tiene datos administrativos muy ricos. La tecnología en sí es de bajo costo, fácilmente escalable, y los estudiantes no tienen que pagar para usarla. Hasta el momento se ha llegado a más de 1 millón de estudiantes en todo el país.

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Dinero: ¿Tiene alguna recomendación para que el Gobierno reduzca el impacto del coronavirus en su población pobre?

MK: La economía colombiana está incurriendo en pérdidas del orden de US$1.500 millones cada mes por la covid-19. El impacto económico de la crisis recae desproporcionadamente sobre los pobres y el acceso a una vacuna es la mejor solución a largo plazo. Su producción requerirá de una capacidad de fabricación a gran escala, que debe estar lista antes que la vacunaCon un equipo de economistas con los que estamos trabajando propuestas para superar estos desafíos, creemos que, dadas las circunstancias inusuales asociadas con la pandemia, los gobiernos deberían comenzar a contratar a las farmacéuticas para que desarrollen desde ya su capacidad de producción. Como es poco probable que laboratorios individuales desarrollen una vacuna eficaz, los gobiernos deberían contratar a un gran número de ellos para tener mayor probabilidad de éxito. Esta es una inversión arriesgada y costosa, pero los beneficios son tan grandes que superan ampliamente los costos. Estados Unidos y una alianza de países europeos ya han comenzado este tipo de arreglos. Lo mismo deberían hacer los países latinoamericanos. En Colombia, específicamente, creemos que el Gobierno debe firmar contratos con unas 12 compañías diferentes y garantizar a cada una un contrato para suministrar aproximadamente 5 millones de vacunas por mes, una vez que se apruebe una alternativa efectiva. El costo total de esta inversión sería de US$1.000 millones, pero los beneficios económicos y de salud serían mucho mayores, equivalentes a unos US$4.000 millones. Incluso si el gobierno colombiano solo puede invertir US$500 millones, puede generar más del 80% de los beneficios.