| Foto: Publicaciones Semana. Mauricio Florez. Semana / Dinero

TRABAJO

El debate de la jornada laboral también debe evaluar la productividad

El proyecto de ley que busca reducir la jornada laboral de Colombia a 45 horas semanales pasará en marzo a debate en la Cámara de Representantes. Sin embargo, sus defensores poco han hablado sobre la productividad laboral del país.

16 de diciembre de 2020

De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane)en 2020 la productividad de Colombia habría presentado una variación del -0,60% según una revisión preliminar que esa entidad entregó para las negociaciones del salario mínimo del próximo año, y las horas de la jornada laboral del país son similares a las que presentan países con productividades parecidas.

Sin embargo, el autor del proyecto de ley que busca rebajar de 48 horas a 45 horas semanales la jornada laboral en el país, recientemente comparó esta medida temporal con la de otros países, con el argumento de que menores horas de trabajo impulsan la productividad.

A pesar de ello, en realidad, los países que han reducido su jornada laboral lo han hecho después de elevar su productividad, de modo que los ingresos de sus trabajadores y de la sociedad en general aumentaron y, por lo tanto, demandaron más tiempo de ocio, lo cual llevó a recortar las horas de trabajo.

PIB vs productividad laboral

Otros estudios sobre el efecto contrario, es decir sobre una mayor productividad como consecuencia de una reducción en la jornada laboral, no resultaron concluyentes.

Javier Mejía, profesor e investigador asociado en la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi, explicó que “incluso mejoras en la productividad que no ahorran trabajo aumentan los ingresos de las personas. Ahora, esas son las horas de trabajo efectivo, no las horas de trabajo en la ley”.

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Agregó que “la relación, en la mayor parte de los casos, es de productividad frente a horas de trabajo (…) Sociedades más prósperas pueden trabajar menos y, en esa medida, si una sociedad decide por decreto hacer más difícil que la gente trabaje las horas óptimas, pues no debería generar mayor productividad. De hecho, seguramente lo que eso genere son sobrecostos que la reduzcan”.

En ese sentido, el economista Sergio Peláez destacó que "para el caso colombiano, lo que esta propuesta ocasionaría es un aumento del 25% en el costo de contratación, asumiendo que las empresas mantienen sus horas de trabajo constantes, la productividad no cambia y la producción se mantiene".

Además, "si la productividad disminuye por la caída en las horas trabajadas, el aumento en los costos se mitigaría, pero la magnitud de este último efecto (si es que hay alguno) es muy incierta. Implicaría aumentar la productividad en cerca del 20% en un país en el que la productividad total de los factores ha tenido en crecimiento negativo del -1% en las últimas dos décadas", destacó.

Es decir, la reducción de la jornada terminaría elevando los costos de contratación laboral para las empresas, lo que podría llevar a un recorte de los empleos formales en un país que, por cuenta de la pandemia, tendría un promedio de desempleo del 15% para el final de 2020 y tiene una informalidad laboral cercana a la mitad de sus trabajadores.

Al respecto, el Ministerio de Hacienda emitió en agosto de 2019 un concepto desfavorable sobre el mencionado proyecto de ley, en el que advirtió que el costo para la economía en general por la reducción de horas laborales en el país sería de $72 billones al año, teniendo en cuenta que los dos días de descanso en Semana Santa han demostrado que el PIB del país pierde cerca de $2 billones por cada 16 horas menos de trabajo.

El exsenador Álvaro Uribe respondió recientemente a este cálculo del Ministerio, señalando que dichos costos se verían mitigados dado que la aplicación de la ley tardaría tres años, dándoles a las empresas el tiempo suficiente para hacer el ajuste necesario.

Complementó que la ley se debe aprobar de la mano de su proyecto de incentivos, para que las empresas contraten “aprendices” menores a 30 años por hasta dos años, siempre que sea su primera contratación formal.

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Sin embargo, nuevamente, el argumento ignora que el ejemplo de los países con los que compara a Colombia (Perú, Canadá, Estados Unidos, Alemania, Brasil, Argentina, Francia, Chile y España) tienen una productividad más alta que la colombiana y que la alcanzaron antes de reducir la jornada laboral.

Productividad por hora trabajada

Además, los datos demuestran que comparar a Colombia con otros países de Latinoamérica genera un paralelo entre naciones que, como medida general, tienen una productividad inferior frente al número de horas trabajadas.

En el caso de los países que aumentaron su productividad, este incremento llegó de la mano de otras medidas, como cambios en la educación para permitir una mejor preparación de los trabajadores y la optimización de tiempos en transporte y trámites.

Peláez señaló que el país también necesita "mejorar el funcionamiento del mercado, promover la internacionalización de las empresas y apoyar a las empresas con potencial de crecimiento".

Sobre la internacionalización de las empresas, destacó que "hay evidencia que muestra que la inserción de las empresas en las cadenas globales de valor genera un aumento de la productividad por dos vías: porque las empresas se emparejan en productividad con sus competidoras en mercados internacionales y porque los recursos productivos de la economía se concentran en estas empresas, y por lo tanto se mueven desde empresas de baja productividad (más que nada en la informalidad en Colombia) hacia empresas de mayor productividad".

Es decir, para evitar un riesgo de aumento del desempleo en un momento en el que este indicador sintió todo el rigor de la pandemia y apenas empieza a recuperarse, Colombia necesita primero mejorar su productividad para, de paso, mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

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