Algunos, incluso, asisten a clases para aprender cómo conseguir los mejores descuentos. | Foto: Efe

Economía

¿Por qué pasar 15 horas a la semana cortando cupones de descuentos?

Solía ser un campo exclusivo para los jubilados con ganas de ahorrar y las familias necesitadas, pero ahora hay una nueva generación de consumidores que descubrieron en los cupones de descuento una alternativa para comprar todo tipo de rebajas.

Alianza BBC
19 de febrero de 2012

Algunos, incluso, asisten a clases para aprender cómo conseguir los mejores descuentos.

"Yo iba a las tiendas en la noche porque antes había un estigma. Eran como los cupones para alimentos (otorgados principalmente a las familias pobres). Las personas detrás, en la fila, solían molestarse".

Eso afirma Kimberly Pepper-Hoctor, quien heredó de su abuela -que vivió en los años de la Gran Depresión- la pasión por buscar cupones.
Ella dice que ahorra unos US$250 cada seis semanas en sus compras, sin gastar en comidas procesadas poco saludables ni en objetos que ella realmente no necesita.

"Para muchos de nosotros en Estados Unidos y más allá, esta economía nos ha golpeado muy duro y si podemos ahorrar cuando hacemos mercado, eso nos permite llevar ese dinero y echar gasolina en el carro, comprar ropa para los niños y tener efectivo para la hipoteca", dice.

"Muchas personas tienen problemas para pagar sus cuentas habituales, así que si se puede ahorrar en un área, eso ayuda en las otras".

Clases de 90 minutos

Recolectar cupones no es la idea que muchos tienen en mente cuando quieren pasar un rato agradable.

Kimberly gasta hasta 15 horas a la semana recortando vales de periódicos y planificando en una computadora sus viajes para ir de compras.

Pero lejos de molestarse por su excéntrico pasatiempo -como hacían en el pasado- un creciente número de estadounidenses con problemas de dinero quiere aprender cómo lo hace.

Más de 60 mujeres de todas las edades y orígenes (y un reportero de la BBC) participaron en la más 
reciente clase de cupones que ofreció Kimberly, en el estado de Maryland, en Estados Unidos.

Tan increíble como puede parecer, para algo tan simple como cortar un cupón hay mucho que aprender.

Durante los siguientes 90 minutos Kimberly nos introduce en el mundo de los ciclos de ventas de seis semanas, el "pague uno, lleve dos", cómo combinar cupones del productor y el vendedor para el mismo producto o por qué es una buena idea comprar en parejas.

Nos enseña dónde encontrar los mejores vales, cuáles tiendas los reciben cuando ya están vencidos y la importancia de hacerse amigos del encargado de la tienda local.

En los últimos meses ella ha estado casi abrumada por la demanda gracias, en parte, a un reality (programa de televisión) llamado Extreme Couponing, que si bien no ha transformado la actividad en algo "cool" (a la moda), por lo menos sí lo ha vuelto "socialmente más aceptable", dice.

"Hay un pequeño porcentaje de coleccionistas extremos de cupones que son casi fanáticos que tratan de conseguir todo gratis y que no comen de manera sana, ellos no están pensando en la realidad diaria de esto".

Incremento

El crecimiento de sitios de descuentos en línea como Groupon y las promociones en las redes sociales han jugado un rol importante en el boom de cupones. Y ha habido una explosión de aplicaciones para los teléfonos inteligentes y páginas de internet para que los amantes de los cupones compartan consejos y experiencias.

La fracción de los cupones que se utilizan en tiendas estadounidenses se incrementó en 22% entre 2006 y 2010, según la compañía de servicios de mercadeo NCH.

Pero expertos de la industria dicen que la amplia mayoría de estadounidenses todavía consiguen sus cupones de descuento de periódicos que, el domingo en particular, están repletos de ellos.

En Reino Unido también se ha producido un gran salto en el número de cupones utilizados y hay reportes que indican que la afición extrema está creciendo, aunque los cupones nunca han sido parte de la vida cotidiana en la misma manera en que lo han sido para los compradores estadounidenses.

Audrey Guskey, experto estadounidense en tendencias de los consumidores, dice: "Estamos influenciados como consumidores para utilizar cupones, casi como los perros de Pavlov. 'No voy a comprar si no tengo un cupón', esa es la mentalidad que tenemos".

"Muchas compañías como Procter and Gamble trataron de eliminar los cupones hace algunos años y los consumidores protestaron: 'queremos nuestros cupones'".

"Así que tuvieron que introducirlos de nuevo. Sería difícil desacostumbrar a los consumidores".

Guskey, profesor de marketing en la universidad Pittsburgh Duquesne, ve la explosión de interesados en los cupones como parte de una tendencia mayor hacia la búsqueda de descuentos, y Estados Unidos todavía está sufriendo los efectos secundarios de un "frenesí de gastos" y baja confianza de los consumidores.

"Las personas están haciendo todo lo que pueden para reducir sus gastos, para que puedan hacer rendir cualquier dólar que creen que tienen tanto como puedan", dice.

Recesión

Amanda Kortie, una madre de seis que tiene 32 años, también cree que la recesión reciente ha hecho que los consumidores estadounidenses sean más exigentes.

"La idea de que 'el consumidor siempre tiene la razón' fue relegada y creo que muchas personas están tratando de revivirla. Creo que las personas están retomando las riendas".

Kortie, quien considera que su nivel en la clase de Kimberly es de "principiante a intermedio", insiste que ella ya está lista para gastar las horas necesarias en la mesa de la cocina con su carpeta de cupones y sus tijeras.

"Requiere mucho esfuerzo pero lo considero mi trabajo. Soy una madre que permanece en casa. Mi único trabajo es proveer para mis niños de forma no financiera, y así es como lo hago".

Su esposo, un ingeniero de tinas, gana suficiente para apoyar a la familia, pero ella afirma que "él bien podría ganar un millón de dólares y yo todavía coleccionaría cupones".

"Mi próxima aventura será almacenar reservas. No tenemos un cuarto en la casa ahora mismo, así que tendré que hablar con mi marido sobre la posibilidad de construir uno o añadir un cobertizo".

Maura Maupin, una madre de tres que tiene 40 años, saca un inmenso recibo de su más reciente compra, cuando entregó 122 cupones a cambio de 346 artículos.

También considera que coleccionar cupones es su trabajo y lo ha convertido en un arte tan preciso, que logró que las tiendas efectivamente terminen pagándole por ir de compras.

Moda pasajera

Pero otros no están tan convencidos de las bondades de esta labor.

Amy Jewell, quien durante la clase estaba tomando todo tipo de notas desde la primera hilera de sillas, decidió que probablemente tiene mejores cosas que hacer con su tiempo.

"Creo que es una moda pasajera. De verdad lo creo", dice.

"Creo que las personas lo ven en la televisión y luego quieren ir a las tiendas con su gran carpeta y hacer alarde de ella".

Y ya hay señales de que la colección de cupones está siendo víctima de su propio éxito.

Algunas cadenas de supermercados empezaron a reforzar sus políticas de recepción de cupones e imponiendo límites al número de vales por cliente. Ha habido incluso informes de clientes con cupones que han sido vetados de algunas tiendas.

Kimberly les aconseja a los miembros de su clase que lleven consigo una copia de las bases y condiciones de la tienda y, si el administrador del almacén todavía se rehúsa a aceptarlos, que llamen a la sede central de la compañía.

O, como última medida, que simplemente se vayan de allí.