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SALUD PÚBLICA

La economía entró en pánico por el coronavirus: ¿estamos preparados?

La inminente llegada del coronavirus al país tiene las alarmas encendidas para enfrentarlo. En el mundo los pronósticos de crecimiento están a la baja, mientras los bancos centrales toman medidas para evitar que el contagio enferme la economía.

5 de marzo de 2020

La epidemia de coronavirus que arrancó en China a comienzos de año tiene a la salud pública y a la economía mundial al borde de un ataque de nervios. Los pronósticos sobre el impacto de esta epidemia han levantado una alerta mundial. Tanto, que al cierre de esta edición la FED bajó sorpresivamente su tasa de intervención 50 puntos básicos para "responder a los riesgos" que plantea esta epidemia.

En el plano de la salud, se trata de un virus altamente contagioso que en solo dos meses se ha extendido a más de 77 países, ha afectado más de 93.000 personas y ha matado a cerca de 3.100 de ellas. El denominado covid-19 tiene una tasa de mortalidad baja, estimada en 2%. Pero se propaga con facilidad y no es claro cuánto tiempo durará su impacto. En Colombia el Gobierno elevó en los primeros días de marzo la alerta de moderada a alta y ya algunas empresas prohiben a sus directivos viajar o participar en eventos de más de 20 personas.

En el frente económico ha causado efectos desastrosos. En la última semana de febrero las bolsas de valores del mundo cayeron 11%, de acuerdo con el Financial Times, en jornadas que recordaron la crisis financiera de 2008. Sin embargo, las bolsas comenzaron a reaccionar al alza ante el anuncio de medidas de política económica de los ministros de finanzas del G-7 –el grupo de países más desarrollados–. Pero la volatilidad volvió ante la falta de decisiones concretas y solo se calmó cuando, en una jugada sorpresiva, la FED bajó a un rango entre 1 y 1,25% su tasa, mientras que Australia la recortó 0,25% y la llevó a 0,5%. Se trata de medidas de choque que buscan tranquilizar los mercados, pero nadie sabe cuánto durará esta calma.

También los precios del petróleo han resultado afectados por el miedo al virus. En las últimas semanas cayeron cerca de 20%, mientras otras materias primas también sufrían bajas. Las cadenas globales de valor quedaron atrapadas por la lentitud con la que China vuelve a producir, mientras que el suministro de bienes de consumo, interrumpido por un atropellado inicio del año nuevo lunar, apenas retoma su marcha. En el mejor escenario el efecto de este virus se concentraría en el primer trimestre. Pero no hay garantías y podría extenderse.

Por eso no faltan quienes advierten que el covid-19 podría ser el ‘cisne negro‘ de la economía en 2020. Se trata de un fenómeno raro y de consecuencias todavía imprevisibles, capaz de precipitar una recesión, luego de casi 10 años en los que la economía global se ha expandido.

En Colombia el sistema de salud está alerta ante la inminente llegada del virus. El Ministerio de Hacienda aprobó una partida para prevención por $15.000 millones, mientras el ministro de Salud, Fernando Ruiz, coordina las labores para hacerle frente a la nueva epidemia. Eso sí, anticipa que el país está preparado porque ya ha atendido con éxito emergencias sanitarias como el zika y el chicunguña. Pero nadie sabe a ciencia cierta cuánto le costará al país enfrentar este desafío. Eso sí, la prioridad es proteger a las personas.

En el ámbito económico a Colombia le preocupan en particular una caída persistente del petróleo y de otras materias primas; la fuerte volatilidad de la tasa de cambio y un eventual deterioro de la inflación. La semana pasada el dólar alcanzó niveles históricos de $3.550. Esto puso los pelos de punta a quienes tienen deudas en la divisa, a importadores y al Gobierno, que espera mitigar el impacto en la inflación. El dólar bajó esta semana, pero sigue la incertidumbre.

A paso lento

En un escenario global marcado por el nerviosismo, las multilaterales recortaron en los últimos días las perspectivas de crecimiento del año completo. Los pronósticos del FMI, el Banco Mundial y de la Ocde no son alentadores. Las dos primeras entidades advierten que el mundo sentirá el impacto en el primer trimestre y por eso rebajaron la perspectiva para el año completo del 3,5% al 3,4%. La Ocde, más pesimista, acaba de recortar 0,5% y prevé que este año la economía global crecerá 2,4%, si el impacto solo se siente en el primer trimestre. Pero si se prolonga, el mundo solo crecería la mitad. Según le dijo a Business Insider la economista jefe de la Ocde. Laurence Boone, en caso que estallen epidemias en otros países, la desaceleración podría ser más aguda y prolongada.

Se estima que la economía china podría recibir un golpe de 1,5% en el primer trimestre, lo que equivale a que en vez de crecer al 6%, como esperaba, lo hará al 4,5%. Esto impactará el crecimiento del año completo, que podría llegar al 5,6%.

En este escenario marcado por el pesimismo, los bancos centrales del G-7 –que reúne a los países más desarrollados– coordinaron esta semana acciones para estimular la economía y evitar mayores riesgos, entre ellas más recortes de tasas y más liquidez. En Viena los países de la Opep esperan recortar más la producción para que el precio del petróleo rebote. La pregunta es si será suficiente. Por ahora, el mercado está en alerta: la Agencia Internacional de Energía prevé que, por primera vez en más de una década, podría caer la demanda de petróleo en este trimestre.

¿Qué motiva el pesimismo? El resfriado que afecta a China, la ‘fábrica‘ del mundo y una gran locomotora. En 2019 su PIB alcanzó los US$13,6 billones, por debajo de Estados Unidos, con US$20,5 billones.

La economía china es más del doble del tamaño de la tercera potencia, Japón, con US$5 billones, mientras que Alemania, la locomotora europea, alcanzó ese año los US$ 3,9 billones, según The Guardian.

Además, responde por casi 18% de la producción mundial y está muy vinculada a las cadenas globales de valor.

En las últimas dos décadas este país se ha convertido en el gran comprador de materias primas al punto que consume casi 40% de los metales producidos en el mundo; 14% del petróleo mundial; 53,3% del cobre y 64,3% de hierro.

Pero el cierre de fábricas chinas, que se ha prolongado más allá del año nuevo por el covid-19, ha retrasado la actividad industrial del planeta.

Las fábricas debían volver a la normalidad laboral al finalizar la primera semana de febrero, pero han tardado varias semanas más. Algunas incluso no han podido retomar labores o están a media marcha debido a la cuarentena impuesta por el gobierno de Xi Jinping para controlar el virus. La Organización Mundial de la Salud ha puesto como ejemplo esta medida por su efectividad.

China también es el mayor vendedor de bienes de consumo del planeta. Por esa razón varios sectores se han visto afectados por el corte en el suministro de bienes intermedios o finales. Los fabricantes de teléfonos inteligentes, como Apple, han advertido que quizás no cumplirán sus metas de ventas. Otras empresas que dependen de los componentes electrónicos fabricados en China también se han visto afectadas. Ni qué decir de Huawei y Xiaomi, dos gigantes de telefonía que verán en sus balances el impacto del virus. También las grandes marcas de ropa están preocupadas por el desabastecimiento.

El sector automotor también pierde. Compañías como Hyundai, Kia, Honda, Nissan y Toyota han tenido que cerrar temporalmente algunas plantas debido a la falta de suministros de piezas y partes fabricadas en la nación asiática.

Coletazo sectorial

La cuarentena ha ralentizado principalmente la actividad productiva. Pero otros sectores de servicios, turismo, transporte y comercio exterior también sienten el rigor del covid-19.

La movilización de pasajeros del transporte público se ha afectado en algunas de las principales ciudades de China, Corea e Italia. También la industria de viajes y turismo ha recibido duros golpes por las cancelaciones de vuelos, cruceros, excursiones y eventos.

Las alarmas por el contagio en el Diamond Princess llevó a que otros países decidieran prohibir el desembarco de turistas de cruceros para evitar contagios. El cierre por un par de días del Museo Louvre, en París, da buena cuenta de la paranoia desatada.

Gloria Guevara, presidente del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por su sigla en inglés), calcula que los ingresos del turismo mundial podrían reducirse al menos US$22.000 millones por el menor flujo de turistas chinos, que han dejado de viajar en estas semanas.

Las cuentas preliminares se basan en la menor afluencia de estos viajeros a comienzos de este año hacia Europa y otros destinos de Asia. Sobre todo porque que para el sector de lujo el turista chino hace el mayor gasto en sus viajes.

La industria de eventos sufre su peor año. Se han cancelado eventos deportivos como la Fórmula 1 en Shanghái, la Liga de Fútbol de Japón y el Tour de Emiratos Árabes. Y otros como el Carnaval de Venecia, el Mobile World Congress de Barcelona, el Salón de turismo de Berlín y la Cofnerencia Anual de Facebook, entre otros. Muchas empresas limitan los viajes de sus ejecutivos y cada día crece el temor frente a los grandes eventos feriales, congresos y reuniones con presencia masiva de personas.

El sector de transporte aéreo también ha recibido duros golpes. Según Iata, los ingresos podrían caer US$29.300 millones por la suspensión o cancelación de vuelos, ante el nerviosismo de los viajeros por contraer este virus. Desde finales de enero unas 70 aerolíneas suspendieron sus vuelos a ciudades de China. Y en este momento más de 50 han anunciado restricciones a ciudades donde el covid-19 ha tenido fuerte incidencia.

Algunas aerolíneas resienten el tema en sus estados financieros y en sus plantas de personal. Esta semana, por ejemplo, la aerolínea israelí El Al anunció que podría recortar 1.000 de sus 6.000 empleos debido a las cancelaciones de vuelos en las últimas semanas.

Ni qué decir de las compañías de transporte de carga marítima. La inactividad en varios puertos de China se ha prolongado por varias semanas, lo que provoca millonarias pérdidas al sector.

¿Un asunto pasajero?

Algunos analistas creen que el coronavirus podría precipitar la próxima recesión de la economía mundial. Pero otros son más optimistas y estiman que solo impactará básicamente el primer trimestre del año, pero que luego la economía retomará su ritmo.

El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, muestra optimismo. “Nuestro pronóstico es que eso no va a tener impactos permanentes a lo largo de este año”, asegura. Y recuerda lo ocurrido con epidemias anteriores como el Sars, en 2003, o el H1N1 en 2011.

En el primer caso, el Sars tumbó la tasa de crecimiento de China en casi dos puntos porcentuales. Pero eso ocurrió solo en el primer trimestre, pues en el siguiente semestre la economía rebotó. Esta vez, estima el director de Fedesarrollo, podría presentarse una situación similar y del 6% al que creció China en el último trimestre del año pasado podría pasar a un rango entre 4% y 4,5%. Pero luego podría retomar su ritmo.

En Colombia el coronavirus podría impactar la economía por dos canales: el financiero y el real. El financiero se refleja en el nerviosismo de los inversionistas, que buscan refugio en activos más seguros como oro, dólar y bonos del tesoro de Estados Unidos. El impacto de este tipo de decisiones desvaloriza los mercados emergentes. Por eso Mejía asegura que “no nos debería sorprender lo que ha venido pasando, desvalorizaciones de los mercados financieros y cambiarios en los emergentes”. Anticipa un dólar caro y unas tasas de interés un poco más altas.

La epidemia también genera impacto por el canal real. En este caso se sentirá en un menor ritmo en el crecimiento global, lo que podría afectar las exportaciones colombianas y limitar la capacidad del país para reactivar su comercio internacional. “Ahí –dice– podríamos tener un riesgo a la baja desde el punto de vista de crecimiento económico vía exportaciones”.

Colombia también sentirá el impacto en sus cuentas externas si el petróleo sigue cayendo. De seguir con precios alrededor o por debajo de los US$50, esto representaría menores ingresos para el fisco colombiano provenientes del principal producto de exportación.

También las empresas de servicios están preocupadas. La presidente de Anato, Paula Calle, hizo un llamado a la calma. “Esta coyuntura no puede traducirse en alerta para que los turistas dejen de viajar. Debemos estar pendientes de esta situación, pero esta problemática no debe ser impedimento para la industria de los viajes", dijo.

Y el presidente de Cotelco, Gustavo Toro, cree que la actividad hotelera no debería afectarse, porque en Colombia no se han presentado casos. Pero advierte que esta misma semana definirán con el Ministerio de Salud los protocolos a adoptar para identificar a tiempo los casos y evitar el contagio.

La epidemia del covid-19 sin duda afectará las actividades productivas y de servicios en Colombia y en el mundo. Su aparición plantea varios desafíos para la economía mundial, entre ellos el prepararse mejor en el tema de salud, controlar los contagios y evitar la fuerte dependencia de un solo gran proveedor global.

Sin embargo, más allá de los efectos reales, algunos actores económicos están sobredimensionado el impacto del covid-19. El miedo podría llevarlos a tomar decisiones equivocadas y, de paso, afectar la economía. Por eso hay que tener calma, estar bien informado, tomar decisiones racionales y no dejarse llevar por el miedo, muchas veces el peor consejero.

Reacción en cadena