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POLÍTICA FISCAL

Las cinco características de la política fiscal inteligente según el FMI

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la coyuntura actual exige soluciones nuevas y más innovadoras. Inclusión y capacidad tributaria están entre las características.

3 de julio de 2017

El Fondo Monetario Internacional explicó las cinco características que debería tener la política fiscal de cada país para ser “inteligente” y hacerle frente a la reciente desaceleración global, al tiempo que garantiza nuevamente el crecimiento de cada país.

La primera característica es que debe ser contracíclica. El director del Departamento de Finanzas del FMI, Vitor Gaspar, “en los tiempos difíciles, se reducen los impuestos y se incrementa el gasto para poner más dinero en los bolsillos de las empresas y los consumidores” y en las bonanzas el Gobierno debe hacer lo contrario.

Además señaló que, en condiciones relativamente normales, una política fiscal contracíclica debería utilizar “estabilizadores automáticos”. Lo que significa que los niveles de gasto y los ingresos deben adaptarse a los altibajos que sufra la economía nacional.

“En el otro extremo del espectro, las economías con una limitada capacidad económica ociosa deben, en general, retirar el apoyo fiscal”, advierte Gaspar.

Y en ese sentido, el FMI señala que es posible que algunos países deban concentrarse en reducir sus déficits públicos, sin importar que en ese momento las condiciones sean cíclicas, y agregó que por ejemplo los países con caídas en sus ingresos por la disminución del precio del petróleo deberían reducir su déficit presupuestario en cerca de US$150.000 millones entre 2017 y 2018.

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Otra característica de una política fiscal inteligente es su esfuerzo por fomentar la inclusión.

De acuerdo con el FMI, “los impuestos y el gasto público son instrumentos muy poderosos para garantizar que los países repartan el dividendo de crecimiento entre la población”.

Además, la política fiscal también debería ayudar a la población de cada país a participar de una economía dinámica.

Y en ese sentido, Gaspar señaló que “un mejor acceso a servicios de educación, capacitación y salud, así como al seguro social, puede ayudar a los trabajadores a recuperarse más fácilmente de una pérdida del empleo o de una enfermedad”.

En tercer lugar, la política fiscal debe impulsar el crecimiento del país.

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Para eso, las medidas tributarias y de gasto que el Gobierno adopte se podrían utilizar también para apoyar los que el FMI califica como motores del crecimiento a largo plazo que son: capital (como maquinaria, carreteras y computadoras), mano de obra y productividad (cuánto produce cada trabajador por hora).

La cuarta característica es que la política fiscal debe ser prudente pues “la crisis financiera mundial demostró que las finanzas públicas están expuestas a importantes riesgos que a menudo se subestiman”, destacó el director.

Esto significa que los Gobiernos deben entender sus riesgos y adoptar medidas de prevención.

“En general, a la política fiscal se le está exigiendo que con menos produzca más. En el informe Fiscal Monitor se proponen cinco principios para orientar la conducción de la política en este complicado entorno. Aún hay margen para adoptar políticas más contracíclicas, favorables al crecimiento, inclusivas, sólidas y prudentes en todo el mundo”, agregó Gaspar.

Por último, la política fiscal debe apoyarse en una buena capacidad tributaria pues los Gobiernos necesitan los ingresos suficientes para garantizar el desarrollo de políticas que permitan el cumplimiento de las otras cuatro características.

“En los países de bajo ingreso, desarrollar la capacidad tributaria es una prioridad clave para el desarrollo sostenible”, concluyó Gaspar.

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