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SALARIO MÍNIMO

La polémica marca el inicio de las negociaciones del salario mínimo

Dos semanas antes de que se instale la mesa tripartita de negociación que debería definir en cuánto se incrementará el salario mínimo para el 2018, las peticiones de los sindicatos y los cuestionamientos a la productividad encienden el debate.

24 de noviembre de 2017

El próximo cinco de diciembre se instalará en Bogotá la mesa de la Comisión Permanente de Negociación del Salario Mínimo, que como es usual contará en su primera jornada con las presentaciones del Banco de la República, el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio de Hacienda.

Mientras las tres entidades preparan sus informes sobre la situación económica del país durante el 2017, caracterizado por la desaceleración en su primera mitad y un tímido repunte en el segundo semestre, los sindicatos empiezan a destapar sus cartas y piden incrementos salariales de entre el 9% y el 12%.

Es el caso de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que pidió un incremento salarial para 2018 que triplicaría el registro de inflación para el cierre de este año, calculado en 4% por el Banco de la República.

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Mario Valencia, director de Cedetrabajo, señaló que acompañarán la propuesta de la CUT pues “hay un problema estructural en la definición del incremento del salario mínimo” ya que si este se aumenta teniendo en cuenta solo el crecimiento de la inflación, “no habrá capacidad real de adquisición de los hogares y esto lesiona el consumo” que en el 2017 se vio afectado por la aplicación de la reforma tributaria, el efecto rezagado de las tasas de interés y los Tratados de Libre Comercio que disminuyeron la capacidad exportadora y productora del país.

Sin embargo, el incremento salarial que solicitan Cedetrabajo y la CUT tiene varios cuestionamientos. El salario es uno de los mayores factores de indexación de la inflación, lo que quiere decir que un aumento del 12% llevaría nuevamente al alza al Índice de Precios al Consumidor y sus expectativas.

A esto debe sumarse que “las empresas, que son quienes pagan los salarios, no van a incrementar sus ingresos mucho más de la inflación, por lo que podrían terminar en dificultades para pagar la nómina”, explicó el analista Luis Alberto Rodríguez.

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Al respecto Valencia califica a la situación como un “círculo vicioso del consumo” que debe romperse, entre otras cosas, incrementando los ingresos de los hogares para que estos a su vez tengan más recursos disponibles para el gasto, tal como lo han propuesto recientemente México, Estados Unidos y la Unión Europea.

Otros de los factores polémicos en la decisión sobre el salario mínimo es la productividad. Durante los últimos años en promedio esta se ha calculado en entre 1% y 0,7%, un nivel bajo para las características económicas del país y que le han llevado a ubicarse en los puestos bajos de rankings internacionales, mientras que el sector privado ruega por iniciativas públicas y empresariales que lleven al repunte de dicho índice.

Según Rodríguez “en Colombia tenemos un rezago importante, no hay un crecimientos significativos de la productividad y por lo tanto uno pensaría que el primer elemento pesa más en el incremento del salario mínimo”.

Mientras una subcomisión de la mesa del salario mínimo calcula el índice de productividad de este año, Gobierno; sindicatos y empresarios preparan sus peticiones, argumentos y ofertas para la negociación del salario mínimo, el debate toma fuerza en el país.

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