Las tarjetas inteligentes son ‘pequeños computadores’ que están en capacidad de gestionar aplicaciones y almacenar datos que se relacionen con servicios independientes. Esta característica les permite prestar servicios de valor agregado independientes a la actividad bancaria.

Finanzas

Plásticos de lujo

Atrás quedaron las tarjetas oro o platino, hoy se imponen las de color blanco o negro, que además de servir como medio de pago, tienen servicios adicionales como descuentos en productos de lujo o incluso acceso ilimitado a las salas VIP de los aeropuertos.

4 de octubre de 2011

Los 2 millones de trabajadores que en Colombia devengan más de $5 millones mensuales son uno de los mercados por los que hoy se están peleando los bancos para entregarles sus tarjetas de crédito de alta gama, pues son un público que además de manejar más de un plástico (en promedio cuentan con 6), tiene la posibilidad de pagar a una cuota con mucha frecuencia, lo que reduce drásticamente su morosidad.

El Banco de Bogotá y el Santander han estado activos recientemente en el lanzamiento de estas tarjetas premium, las cuales se venden al mismo ritmo que crece el empleo y la economía. Otra ventaja que tienen es el ascenso de la clase media, que cada vez pesa más como grupo de consumo.

De hecho Chile, que es un país más próspero económicamente que Colombia, tan solo tiene 1 millón de asalariados que se clasifican en el rango de ingresos altos y, precisamente, la cantidad de gente es otro de los atractivos del mercado nacional para la industria de tarjetas y para la del lujo, que cada vez tiene mayor presencia en el país.

Marcela Carrasco, presidente de Mastercard Colombia, explica que mientras en Brasil y México, el llamado segmento ‘afluente’, representa un 15% de la población y responde por el 45% del consumo, en Colombia son el 7% de la población y el 30% del consumo, lo que implica que queda espacio para crecer más entre este grupo de tarjetahabientes.

Sin embargo, a diferencia de los colombianos que se están estrenando en el mundo de las tarjetas y que son los responsables de que actualmente en el país haya 8,8 millones de plásticos vigentes, los de altos ingresos ya están bancarizados y, por ende, implican un esfuerzo adicional de los bancos para poderlos conquistar y contarlos como sus clientes.
Buenos viajeros
“Este grupo aprecia mucho las asistencia que le ofrezca la tarjeta, por ejemplo para viajes al exterior, también les interesa la seguridad, las innovaciones y los programas de lealtad”, explica Carrasco.
Los nuevos plásticos del Santander, que llevan el nombre de Preferente, ofrecen un seguro que cubre ante cualquier fraude que se haga con la tarjeta (incluido el paseo millonario) y los consumos realizados de forma irregular se abonan a la cuenta del tarjetahabiente.

Los cupos para este grupo de personas son generalmente del doble de sus ingresos y se estima que quienes devengan entre $5 y $25 millones realizan compras promedio con tarjeta de $250.000, mientras que los que ganan más de $25 millones, gastan $500.000 en cada compra.

Sin embargo, en lo que no compiten las tarjetas para ricos es en la cuota de manejo, pues mientras con una ordinaria se cancelan $36.587 trimestrales por este concepto, por una gold son $50.000 y las nuevas blancas o negras cuestan $90.000 cada tres meses.

Pero al parecer el costo no es un impedimento para seguir explorando este nicho, que según Visa, es cada vez más estratégico en América Latina debido al crecimiento regional. Esta franquicia, por su parte, quiere aprovechar el gusto que tiene el segmento afluente por los viajes y lanzó el programa Luxury Hotel Collection, que permite a los usuarios hacer reservaciones, sin tener que realizar un pago previo, en 800 hoteles de lujo.

Mientras bancos y franquicias siguen sonsacándose los clientes, estos aprovechan y siguen gastando, pues tan solo en julio pasado con tarjetas de crédito emitidas en Colombia se realizaron compras en el exterior por $295.000 millones, 41% más que un año atrás.