Los Eurobonos serían una de las salidas de la crisis | Foto: AP

Economía

Pacto de amortización de deuda: ¿la salida de la crisis?

Se calienta el debate sobre el rol del BCE ante la crisis del euro. ¿Debe comprar bonos de deuda o no? Una recomendación de economistas alemanes podría ser la solución.

Alianza DW
27 de agosto de 2012

Si algo no falta en el debate sobre las posibles salidas a la crisis de deuda de Europa son visiones de futuro. Se ha hablado de unos “Estados Unidos de Europa”, de una Europa a imagen y semejanza de la Confederación Suiza. Pero las recomendaciones concretas para salir del embrollo escasean.

Mientras unos claman por el Banco Central Europeo como la última carta de salvación, otros como el presidente del Centro para la Investigación de la Economía Europea (ZEW) y jefe del llamado “Consejo de Sabios” de la economía alemana, Wolfgang Franz, consideran que “el financiamiento de deuda soberana es uno de los pecados capitales de un banco central”.

Los Eurobonos frenarían por un buen tiempo la especulación en torno al euro en los mercados financieros.'Pero la canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado ya que no habrá Eurobonos mientras ella pueda impedirlo. Así que queda sobre el tapete el “Pacto Europeo de Amortización” propuesto por el Consejo Alemán de Expertos para la Evaluación del Desarrollo Macroeconómico, el quinteto de asesores económicos del Gobierno germano.

Este pacto prevería que los Estados con deudas soberanas superiores al 60 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) depositaran su exceso de deuda en un fondo de amortización por el que serían responsables todos los países. El monto ascendería actualmente a unos 2,3 billones de euros, de los cuales la cifra mayor correspondería a Italia, con 950 mil millones, seguida de Alemania, con 580 mil millones.

Cada vez más partidarios

Este pacto contempla una considerable rebaja de intereses para los Estados con mayor grado de endeudamiento. Se trataría de un enorme alivio para los presupuestos de países como España o Italia, que están pagando intereses de entre un seis y siete por ciento por sus bonos a diez años. El atractivo de un mecanismo como este estaría en que tendría sus límites temporales y de volumen, lo que evitaría abusar de la solidaridad de los países más sólidos de la zona euro. Los países en apuros tendrían tiempo para implementar las reformas estructurales necesarias y esperar frutos. Las amortizaciones se completarían en un plazo de 20 a 25 años.

Alemania y otras economías solventes de la eurozona tendrían que aceptar más altos costos de refinanciamiento. Pero ello significaría, finalmente, una vuelta a la normalidad. Con tantas ventajas, no hay que extrañarse de la creciente popularidad de esta propuesta. Los partidos alemanes de oposición, los llamados países del sur, Francia, y hasta el Fondo Monetario Internacional apuestan por ella. Sólo el Gobierno alemán parece poco convencido de aplicar la recomendación de sus propios asesores. El argumento: el pacto compartiría la responsabilidad por viejas deudas y violaría así la prohibición de rescate (‘no bailout clause') del Tratado de Maastricht. Pero esto es algo ya aceptado por Europa con la aprobación de sus fondos de rescate ESM y FEEF.

Para los países afectados, la medida significaría la cesión de su soberanía fiscal. El resto teme a que los más endeudados prometan enmendarse y terminen aprovechándose, sin resultados. Como garantía, los “sabios” alemanes proponen tres mecanismos: “primero, cada país debe incluir un techo de deuda en su Constitución”, explica Wolfgang Franz. Además, el pago de la deuda debe reflejarse en un impuesto nacional que tributaría directamente al fondo de amortización. Por último, quien incumpla, empeñaría sus reservas monetarias y en oro. Esto no garantiza absolutamente que los países cumplan sus promesas, acepta Franz. Pero quien rechace tanto esta propuesta como la intervención del BCE con sus eurobonos, agrega, “tendrá que decirnos entonces cuál es la solución”.