Los servicios de protección médica subieron 11% en 2010.

Inflación

Los villanos de la inflación

Los precios del combustible, de la energía eléctrica, del transporte público y la salud influyeron fuertemente en el comportamiento de la inflación en 2010.

7 de enero de 2011

Los precios de los alimentos, de algunos renglones de consumo en salud transporte y vivienda tuvieron aumentos verdaderamente inusitados en 2010.

Los resultados que acaba de divulgar el Dane sobre la inflación en el país muestran que los precios de la cebolla aumentaron 75% en el año, las hortalizas y legumbres el 56%, la arveja el 30%, la panela el 22% y el azúcar el 21%. Todos estos incrementos son enormes si se comparan con el del crecimiento del IPC que estuvo en 3,17%.

En el renglón de alimentos es claro que hubo un efecto muy marcado del invierno, que desaparecerá con la llegada de nuevas cosechas o de producción importada de alimentos.

La discusión interesante está más bien en si los canales de distribución de alimentos son eficientes o tienen un comportamiento de oligopolio. Los agricultores se quejan de que los aumentos en los precios no les llegaron a los productores y se quedaron en la cadena de intermediación que especuló con las condiciones de lluvia.

En cambio hay otros aumentos más permanentes, que sí tienden a reflejarse en niveles crecientes de inflación para el país. Es el caso del combustible, de la energía eléctrica, del gas, del valor de las consultas médicas y de las tarifas de las aseguradoras privadas en salud, lo mismo que las tarifas de servicios bancarios.

En estos quizás haya que poner más atención porque sus aumentos van entre 6% y 11%, de nuevo muy por encima de los niveles de la inflación.

En cuanto al combustible y a la energía eléctrica, también hay que notar que tienen un peso tan grande en la canasta típica de consumo de los colombianos, que fueron dos de los rubros que más afectaron la inflación en el año.


También hay otros renglones, que aunque tuvieron variaciones menos importantes en sus precios durante el año, pesan tanto en la canasta de consumo típica de los colombianos, que acabaron afectando de manera muy fuerte la inflación.

Es el caso de las tarifas de los buses, busetas y taxis, de las matrículas en educación superior y no formal, de las tarifas de acueducto y alcantarillado y el precio de las medicinas.