Europa se prepara para una reestructuración de la deuda griega de un 50%.

Economía Mundial

Las tres estrategias del contraataque de Europa contra la crisis

El encuentro anual del FMI en Washington terminó el fin de semana sin que se hiciera público ningún acuerdo concreto para afrontar la que es sin duda la principal fuente de preocupación en los foros económicos mundiales: la crisis de Europa.

Alianza BBC
26 de septiembre de 2011

Lo que sí se escenificó públicamente fue la creciente presión tanto desde el FMI como Estados Unidos y China para que Europa actúe de forma rápida y enérgica para evitar que una hipotética bancarrota de Grecia se extienda y degenere en una nueva recesión mundial.

"La amenaza de una suspensión de pagos en cadena, pánico bancario y riesgos catastróficos deben ser retirados de la mesa, o de otra manera eso minará todos los esfuerzos, tanto europeos como globlales", dijo en Washington el secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner.

El domingo, la presión se incrementó con la declaración de Antonio Borges, jefe del departamento europeo del FMI: "El Banco Central Europeo es el único agente que puede realmente dar un escarmiento a los mercados".

De momento, las discrepancias en el seno de la Unión Europea sobre la estrategia a adoptar y cómo implementarla han impedido que se materialice un plan de actuación.

Pero fuentes de la reunión del FMI confirmaron a la BBC que sí se trazaron los tres pilares de la que será la estrategia del contraataque: una reestructuración de la deuda griega de hasta un 50%, la recapitalización del sector bancario y una notable inyección para el Fondo de Estabilización Financiera.
Y además existe de facto un plazo para poner en marcha esta triple estrategia de respuesta ante la crisis económica de la Eurozona: la reunión del Consejo Europeo de finales de octubre y la del G-20 de principios de noviembre.

El gran problema es que necesitarían un cambio de leyes generalizado o, como apunta la editora de Economía de la BBC Stephanie Flanders, que en Alemania podría ser anticonstitucional.

Grecia: restructuración del 50%
Fue a finales de la semana pasada que la prensa griega atribuyó al ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, un discurso en el que habló de tres posibles escenarios para resolver la crisis, incluido una reestructuración de la deuda que implicara una rebaja del 50% de su valor.

Según el diario Ta Nea, ante diputados del gobernante Partido Socialista, Venizelos habló de las tres alternativas que tiene por delante su país: bancarrota descontrolada, la liberación de los US$146.000 millones del segundo tramo del plan de rescate del FMI y la UE, o lo que consideró mejor opción, la reestructuración de un 50%.

La información fue posteriormente desmentida por fuentes del gobierno, que insistieron en que Atenas se atendrá a los planes de austeridad pactados con el FMI y la UE. También diputados socialistas que estuvieron en la reunión negaron que Venizelos hubiera hablado de la reestructuración de la deuda hasta la mitad de su valor nominal. Sin embargo, no es eso lo que fuentes de la UE le han revelado al editor de Negocios de la BBC Robert Peston, quien reveló que tal reestructuración es efectivamente uno de los elementos con los que trabajan las autoridades según fue acordado "en los pasillos" de la reunión del FMI.

Los grandes perjudicados de tal medida serían los grandes tenedores de deuda griega: los bancos de la Eurozona, sobre todo de Alemania y Francia.

Reformular el fondo de rescate
El siguiente elemento del plan es el refuerzo del fondo de rescate de la UE, que podría multiplicar su capacidad desde los 440.000 millones de euros de la actualidad (casi US$600.000 millones). La fórmula no sería simplemente incrementar su capital, algo que parece imposible en lo político y en la práctica, ya que requeriría la aprobación de diferentes parlamentos de la Eurozona, incluidos algunos que ya se han mostrado reticentes.

Al contrario, las autoridades buscan reformular el Fondo de Rescate de la Eurozona para que asuma el riesgo de ofrecer créditos a países que luchan por obtener financiación en los mercados, como Italia.

Los analistas consideran que el fondo de rescate requiere un mínimo de US$2 billones para ser creíble.

De esta forma, el fondo permitiría que tal riesgo no fuera asumido por el Banco Central Europeo (BCE).
Así, el fondo podría recibir una inyección de hasta US$2 billones, con lo que dispondría de US$2,26 billones para ofrecer créditos a los gobiernos de la Eurozona con problemas para acudir a los mercados. Numerosos analistas consideran que esa es la cifra mínima que necesita el fondo para disponer de credibilidad debido a la enorme necesidad de refinanciación que necesitarán países como Italia en los próximos tres años.

Pero como apunta Peston, aunque parece "inteligente", entraña un riesgo cierto: "tendrá que ser cargado a los contribuyentes europeos de forma que los parlamentarios de la Eurozona se pongan como fieras si son privados de la posibilidad de votar sobre la reforma".

Recapitalizar bancos
Finalmente, los ministros de finanzas de la Eurozona y los presidentes de los bancos centrales aceptaron la necesidad de recapitalización y fortalecimiento de acelerar los bancos de la Eurozona. Con todo, como las autoridades se enfrentan a enormes problemas técnicos y políticos en la forma en que se inyecta suficiente capital a los bancos europeos para que puedan absorber las pérdidas por la hipotética reestructuración griega.

Flanders apunta que el estado de necesidad en que se encuentran los bancos europeos es algo ya "ampliamente aceptado por Alemania y casi todos los demás". "Los detalles de cómo hacerlo son complejos y las cantidades están en disputa", señala Flanders, quien recuerda que si bien las entidades financieras han perdido al comprar bonos griegos también han ganado con la revalorización de los alemanes y británicos. Según Hugo Dixon, columnista de la agencia Reuters, los bancos de la zona euro necesitan unos US$230 millones para poder asumir el embate de una suspensión de pagos griega.

Una triple estrategia llena de dificultades, pero como apunta Peston, de no materializarse, "la crisis financiera podría pasar de crecimiento anémico a una recaída en la recesión, o algo peor".