Partenón en Atenas, Grecia.

La tragedia griega: sólo hemos visto el principio

Lo que se ha hecho resuelve el problema de iliquidez de Grecia pero empeora en de su solvencia. Amenazas para los bancos alemanes y franceses. Cómo vendrá la próxima crisis española. Entrevista con Jorge Suárez, economista de la firma SP Family Office. Una visión sorprendente.

19 de mayo de 2010

“Ya vimos la primera etapa de la crisis a fines de 2008 con un problema crediticio. Teníamos familias endeudadas y dificultades con la deuda de las instituciones financieras. En ese momento los gobiernos rescataron a las entidades. Ahora el problema es de deuda soberana y los gobiernos rescatan países. Pero la griega es solo el principio”. Así ve el devenir mundial Jorge Suárez, socio de la firma SP Family Office y uno de los analistas económicos más consultados en América Latina. Está en Colombia, invitado por Corficolombiana al Simposio sobre Mercado de Capitales de Asobancaria.

El asunto griego, dice el experto, tiene dos ingredientes. De un lado, el país tenía problemas de liquidez por el vencimiento de deudas, pero de otro, tenía dificultades de solvencia. Las acciones de los bancos multilaterales y de los demás países de la Eurozona, resuelven el problema de liquidez de corto plazo, pero empeoran el de solvencia. “Como no pueden pagar, les exigen mejorar su situación fiscal bajando el gasto. Así la economía se encoge y la deuda se vuelve más grande y así es menos probable que se pague”, sostiene.

Opina que Grecia solo tiene tres opciones: proponer una moratoria de su deuda, entrar en cesación de pagos o salir de la Eurozona. Piensa que lo que debería ocurrir es que, en lugar de un “megarescate”, se debería planear una moratoria ordenada, en la que se extendieran los plazos de los pagos y se cambiaran las condiciones de los pagos.

“Los acreedores tratan de que se pague toda deuda al 100%, sin cambiar las condiciones. Eso es un mito”, afirma. Le parece que la contracción que se le pide al gobierno griego es imposible de cumplir. “Sería de maravilla si convencen al pueblo griego de no comer un par de años”.

El ajuste fiscal, dice, pretendía evitar un contagio hacia Portugal y España y ganar tiempo, pero le parece que el optimismo de los arquitectos de esa estrategia es excesivo. Piensa que los europeos tendrán que sortear antes de lo esperado un problema con sus bancos. “De los US$40.000 millones de deuda, entre la mitad y tres cuartas partes está en bancos de Alemania y Francia. Pretendían esperar para tener bancos más sólidos para resistir el embate”.

En esas condiciones parece irremediable que Europa entre en una situación parecida a la japonesa de los noventa, “con países que no crecen y bancos que no van a salir de lío”.

Presión social, el problema que viene en España
España no tiene una deuda pública alta, pero sí el sector privado, explica. “El desplome del mercado inmobiliario produjo un inventario descomunal de propiedades”, dice. Vaticina que el verdadero tamaño del problema se verá cuando se observe la caída en los precios de los inmuebles que están en manos de los bancos. Hasta ahora esas entidades han conseguido vender algunos inmuebles con fórmulas que ocultan contablemente el lío. “Los bancos no pedían nada de enganche, nada por adelantado, ofrecían garantía de recompra, pero la transacción se debía hacer al valor en libros”, explica Jorge Suárez. Esto retrasa contablemente el problema, pero no lo desaparece. La deuda de constructores con los bancos vale US$400.000 millones, dice.

Una caída en los precios del inventario, se sumaría a la baja en los salarios nominales y a que las redes de apoyo del gobierno a los más pobres se han ido retirando por falta de recursos. Entonces habría una presión social fuerte, que se va convirtiendo en el mayor problema.

Los gobiernos socialistas aumentaron los salarios sin que hubiera aumentos en la productividad. “Con esos salarios no podían competir para exportar. El crédito lo usaron en España para hacer condominios y no para aumentar la productividad”. Ahora están en la necesidad de reducir los salarios. Un euro más débil le da oxígeno a la economía, pero el problema actual está en la presión social.

Lo peor, es que se avecinan dos años críticos. En 2011 y 2012 hay vencimientos grandes de deuda europea y los países tienen que salir al mercado a renovar su abastecimiento de fondos de crédito. El peligro está entonces en que aumenten las tasas de interés para la nueva deuda y que venga una segunda fase de la crisis del mercado inmobiliario producido por la consecuente alza de intereses de las hipotecas.

En este escenario, la encrucijada política es particular. “Los gobiernos de Europa están forzados a hacer lo que haya que hacer, a sabiendas de que la gente los va a sacar del poder”