Si no aumentamos significativamente lo que vendemos al mundo y disminuimos el desahorro, ¿cómo vamos a pagar la creciente deuda que estamos contratando? | Foto: Pixabay

Economía mundial

Es inquietante la deuda externa colombiana en un entorno de baja demanda mundial

La deuda externa refleja lo que la cuenta corriente sugiere. Colombia continúa acumulando desahorro externo y por lo mismo aumentado su deuda externa. Si no aumentamos el ingreso por las exportaciones tendremos que disminuir más fuertemente el gasto. ¿Qué significa esto para 2016?

Daniel Niño Tarazona
5 de enero de 2016

Tras conocerse que el déficit de cuenta corriente llegó a 7,7% del PIB, se conocen ahora los datos de deuda externa de Colombia a septiembre de 2015. Como porcentaje del PIB el registro es de 37,1%, el más alto desde el año 2003. En ambos casos existe el efecto de un menor tamaño económico de la economía medido en dólares producto del efecto de la mayor tasa de cambio. Aunque es reconfortante saber que parece ser una cuestión contable la verdad es que es un problema más serio en ambos casos.

La economía pierde tamaño en dólares porque pierde ingresos de sus exportaciones. Lo ideal y convencional es pensar que la mayor tasa de cambio compensa la pérdida de tamaño económico frente al mundo al hacer  más competitivas las exportaciones colombianas, recuperando parte de su ingreso perdido. Es decir, aunque la caída de las ventas externas por los menores precios de los bienes básicos que exporta Colombia es un golpe, estas pueden llegar a ser compensadas por un creciente volumen y valor de las exportaciones de otros bienes, como los industriales.

Pero en Colombia nos resistimos a entender que una parte del problema es más complejo. Es decir, no aumentan las ventas externas de otros bienes como los industriales porque el problema de la economía mundial que aporta China significa no solo un pobre desempeño de la industria mundial (China es la fábrica del mundo de bienes industriales y su industria está en crisis) sino un claro deterioro del comercio internacional a nivel global.

El otro factor que hace complejo el asunto es la escasa y baja productividad y competitividad de la canasta exportadora de Colombia.

Aferrarnos a pensar que el déficit de cuenta corriente es solo explicado por un fuerte movimiento de la tasa de cambio en que los colombianos pierden ingreso frente al mundo y que reduce el tamaño de nuestra economía, que les encarece lo que importan y debilita el poder adquisitivo internacional es cierto pero incompleto. En especial porque deja de lado lo que significa en riesgos la creciente deuda y el enorme déficit. Por lo mismo banaliza lo que implica solucionar el problema.

 


Fuente: Banco de la República, construcción de Dinero

La cuenta corriente sugiere que Colombia gasta más que lo que ingresa, por lo tanto el país adolece de una creciente falta de ahorro. Y cuando una persona, una empresa o un país des ahorran, pues terminan endeudándose. La historia del déficit de cuenta corriente creciente como porcentaje del PIB coincide con el creciente saldo de deuda externa y su progresivo peso en la economía colombiana. Estamos en ambos casos, tanto por cuenta corriente como por deuda externa, indicando una aumentada vulnerabilidad externa de la economía colombiana.

Aunque se debe reconocer que si la tasa de cambio baja, bajarían tanto el déficit de cuenta corriente como la deuda externa como porcentajes del PIB, ese proceso solo puede ser sostenible en el tiempo si mejoran los ingresos por ventas externas o por mayores exportaciones. Si ese factor se mantiene ausente como en 2015 por falta de competitividad local o anemia en la demanda externa, solo queda disminuir el gasto externo y recortar la brecha negativa entre ingresos y gastos externos.

Más claro aún, si no aumentamos significativamente lo que vendemos al mundo y disminuimos el desahorro, ¿cómo vamos a pagar la creciente deuda que estamos contratando?
 


Fuente: Datos Banco de la República, construcción de Dinero

La deuda ha crecido especialmente después de la crisis de 2009. Es decir mientras el mundo sigue en la llamada gran recesión nosotros hemos venido aumentando el endeudamiento externo. Esto hay que subrayarlo porque es peligroso. Aunque frente al tamaño económico la deuda hoy es inferior al 41,2% que registró en abril de 2003, es muy superior al 18,4% de enero de 2008. Más delicado si se observa el promedio de endeudamiento en desembolso por año, casi dos veces lo que en el pasado se contrataba, y en una deuda neta acumulada significativa después de 2009.

El saldo de deuda desde 2008 aumenta de forma importante y acelerada, tanto pública como privada como se observa en las gráficas.
 


  Fuente: Datos Banco de la República, construcción de Dinero


Por lo tanto, la baja demanda externa sugiere que es muy importante disminuir el gasto externo de la economía y posiblemente ello requiera un apretón del crecimiento y el gasto general.

Infortunadamente, en la bonanza el ahorro fue tanto para el gobierno como para el sector privado menor al requerido. Eso mismo sugieren las cifras del sector financiero local, en especial bancario donde los créditos han crecido más que los depósitos.

El asunto no es tan sencillo como decir que es efecto puramente del encarecimiento del dólar.