Proyecciones para el mundo en 2030 | Foto: BBC Mundo

Economía

El mundo en el 2030: predicciones y desafíos

A pesar de lo aventurado que es hacer predicciones para el futuro en un mundo que está ante profundos cambios, algunos expertos analizan el escenario económico global en el año 2030.

Alianza DW
18 de junio de 2012

El gurú alemán de la economía Bert Rürup y el editor en jefe de la sección Economía del periódico alemán Handelsblatt, Dirk Heilmann, esbozaron un panorama económico mundial para el año 2030 en su obra conjunta, “Las vacas gordas – Por qué le espera un futuro brillante a Alemania”.

En su libro, afirman que si bien el Producto Interno Bruto de los EE. UU. –de 21,2 billones de dólares- seguirá siendo el más alto del mundo, los chinos les pisarán los talones, ocupando el segundo lugar con 19,4 billones de dólares. Y también el tercer y cuarto puesto estará ocupado por países asiáticos, si bien Japón superará con creces a India. Alemania, la cuarta mayor economía del planeta, descenderá al sexto lugar, directamente detrás de Brasil, auguran los expertos.

“Si se creara un nuevo G7, este estaría formado por los cuatro países BRIC, y solo tres de las naciones del actual G7 estarían representadas allí”, escriben los economistas. Alemania sería, por lo tanto, el único país europeo en el club de las grandes potencias económicas.

El siglo XXI, ¿dominado por los países en desarrollo?

Según Dirk Messner, director del Instituto Alemán de Políticas de Desarrollo, el siglo XXI no será del dominio de las potencias occidentales. Para poder pensar en términos de lo que sucede en un siglo hace falta echar una mirada hacia atrás.

“Entre 1840, al comienzo de la revolución industrial, y 1960, solo dos economías crecieron más que los países industrializados. Eso significa que la revolución industrial fue un proceso que condujo al ascenso de Occidente, al que luego se acopló el resto del mundo. Desde 1960 hasta 1990, unas 25 naciones crecieron más aceleradamente que los países occidentales, es decir que un grupo de economías en desarrollo logró grandes avances. En los últimos 20 años, 75 países en desarrollo crecieron con el doble de la velocidad de las naciones industrializadas”, explica el experto.

Población con más recursos exige más participación

Eso significa que la globalización produjo una equiparación entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y los antiguos países en desarrollo, señala Messner. A pesar de que casi no tiene dudas acerca de que China será la mayor economía mundial en el 2030, Messner dice que aún hay grandes interrogantes, ya que ese país está llegando a una etapa en la que la población cuenta con más recursos y exige que una mayor participación.

“Como fenómeno histórico se observa que, exceptuando a solo unas pocas economías basadas en el petróleo, no hay economías que hayan pasado el límite de 7.000 dólares por cabeza y hayan seguido siendo autocracias”, analiza el economista.

Y Europa también se topa con un factor desconocido: el desenlace de la crisis económica. El escenario de Rürup y Heilmann establece como condición que los países logren tener nuevamente a sus bancos y a todo su sistema financiero bajo control. ¿Y si eso no resultara? ¿Qué pasaría si la eurozona se desmembrara? “Eso representaría una dura caída del rendimiento económico. Sería un retroceso del que Europa necesitaría al menos diez años para recuperarse. Y también afectaría al resto de la economía mundial”, responde Dirk Heilmann.

Situación en África y América Latina

El continente africano no sufrió, hasta ahora, las consecuencias de la crisis de deuda de los países occidentales y registró un crecimiento anual del cinco al siete por ciento. Si bien se

espera una tasa alta de crecimiento para los próximos años, creer que se está produciendo un auge de los países africanos sería un malentendido, opina Heilmann. “El problema en África es que es el continente con el mayor crecimiento poblacional, pero es también el que cuenta con tasas del cuatro y del cinco por ciento anuales. Es decir, que África necesita ese crecimiento sobreproporcional simplemente para seguir manteniendo en el estatus en el que se encuentra”, aclara el autor y jefe de Economía del periódico Handelsblatt.

Y agrega que, en el pasado, también se ha constatado que un auge de recursos e ingresos en una cierta área puede conducir a más corrupción y hasta a conflictos, algo que los economistas llaman “la maldición de los recursos”, dice Dirk Messner, del Instituto Alemán de Políticas de Desarrollo. Según sus estimaciones, América Latina sufre de un problema similar, pero en un nivel más alto. También allí la dinámica económica se basa en un auge de los recursos.

“La cuestión es si América Latina logrará traducir esas fuentes de ingresos, los excedentes de exportación, en un mayor desarrollo social, dado que es la región con el mayor desequilibrio en la distribución de ingresos de todo el mundo”, subraya el especialista.

Brasil seguirá siendo la gran potencia

Y en el 2030, Brasil seguirá siendo la potencia dominante en Latinoamérica, pronostica Dirk Heilmann. “América Latina no se desarrolla tan mal en este escenario a futuro, pero no lo hace con el dinamismo de Asia”, añade. Y aclara que todos esos pronósticos dependen, sin embargo, de otro factor que atraviesa a todas las regiones del planeta: el cambio climático.

“Si esto sigue así, en 2030 nos enfrentaremos a efectos del calentamiento global que afectarán el abastecimiento global de agua, el acceso a los alimentos y veremos fenómenos climáticos tan extremos como la humanidad jamás los vio”, profetiza Dirk Messner. La calidad de vida en el planeta en el año 2030 dependerá también de cómo logran los gobiernos poner coto a los efectos de la globalización a través de la cooperación internacional.

Entre esos efectos, el experto incluye, además de los producidos por el cambio climático, a los que traerán el comercio mundial, los mercados financieros internacionales y los procesos migratorios. Y la crisis económica europea demuestra lo difícil que les resulta a los países hacer concesiones en lo referente a su soberanía para lograr una mayor cooperación.