| Foto: Mauricio Florez

VISIÓN

¿Cómo hacer que los procesos educativos continúen durante la cuarentena?

En el país existe más presupuesto para el sector educativo, pero la cuarentena evidencia sus grandes deficiencias digitales. Es hora de unir proyectos e innovar. Por Andrea Escobar, directora de la Fundación Empresarios por la Educación.

Andrea Escobar
2 de abril de 2020

En su perfil de Twitter, Julio César, docente en Ecuador, resume la situación que se vive a diario no solo en su país sino en toda Latinoamérica desde que se tomaron medidas por el estado de alarma frente al Covid-19: “Hoy hice clase virtual con mis alumnos: colegio rural, estudiantes campesinos, hogares pobres, se conectaron 6 de 39 estudiantes”.

La situación es crítica, pues pensar la educación virtual como única solución es hoy una utopía para muchos países. ¿Por qué? Las facilidades tecnológicas en los hogares latinoamericanos son muy disímiles: nada más en Colombia, cerca de 21,7 millones de personas tienen acceso a internet, eso significa que los casi 23,8 millones de colombianos restantes, no cuentan con la posibilidad de conectarse. Eso hace que la educación recorra hoy el terreno desconocido de una cuarentena impuesta por la crisis del coronavirus, para la que ninguno de nosotros estaba preparado y que, además, ha dejado en sus casas a más de 11 millones de alumnos –1.200 millones en todo el mundo, según el último recuento de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)–.

Ese cambio de las dinámicas familiares y económicas lo estamos empezando a visualizar en los hogares de menor nivel socioeconómico, donde se recrudecen las brechas de acceso a tecnologías, que pareciera hoy es el imperante para superar un momento en que no podemos poner “pausa” a la vida y pretender que estamos en vacaciones cuando, aun así, se debe garantizar el derecho a la educación de los niños, niñas y jóvenes.

Más de 160 países han implementado cierres a nivel nacional, impactando más de 87% de la población estudiantil mundial.

El efecto que tendrá esta situación –parar los procesos de enseñanza y de aprendizaje– implicará, probablemente, una reestructuración en el modelo de operación de las instituciones educativas.

¿Qué pasará con ellas una vez termine la cuarentena? ¿Se volverá a los procesos tradicionales? o ¿será esta la oportunidad para fortalecer un sistema que pide reformas que le permita ser más flexible y que se reinvente constantemente para responder a las necesidades de los estudiantes y que, además, fortalezca el liderazgo de los docentes y directivos docentes quienes son la base de operación de la actividad educativa?

La situación actual ha demostrado cómo se puede transformar la forma de enseñar de manera acelerada con sus aciertos y desaciertos, y ante esto, la solidaridad se ha apoderado de la educación. Colegios, empresas, secretarías de educación y el Ministerio de Educación han abierto sus portales y diferentes organizaciones buscan aunar esfuerzos para que no aumente la desescolarización en el país.

Una noticia que llena de esperanza y que nos obliga a repensar y a apostar por medios y recursos que nos faciliten la vida y, sobre todo, que se la faciliten a nuestros estudiantes. Es una oportunidad para salir de la rutina y romper los límites tradicionales de la clase.

Instrucciones por videos enviados a grupos de WhatsApp o de Facebook, espacios que pueden despertar el interés de los estudiantes y que, además, son las plataformas a las que pueden acceder con mayor facilidad. Los canales tradicionales que, aunque se pensaron obsoletos han recobrado su valor: informar, educar y entretener en las zonas más vulnerables del país.

La situación invita a que pongamos al servicio del país los recursos que cada uno de nosotros como organización dispone para vencer los desafíos que nos impone la crisis: estrés, padres de familia que por primera vez tienen que teletrabajar y hacer al mismo tiempo las labores del hogar, intolerancia, barreras de la pedagogía a distancia, entre otros.

Unamos nuestras iniciativas, nuestros proyectos y juntos propongamos herramientas que puedan facilitarles a los maestros y familias los días en casa, sus rutinas de aprendizaje y de trabajo. Hagamos de la cuarentena un tiempo para mirar hacia adentro, revisarse, en un acto de esperanza, para divagar sobre lo que viene, un agazaparse para saltar, un imaginar nuevas formas de vivir, de estar juntos, de crecer, de amar.

Es momento de que expresemos y manifestemos nuestro compromiso con la educación del país. Los colombianos estamos hechos de una humanidad que entiende el valor del esfuerzo, pero sobre todo el valor de la comunidad.

En palabras del rector Luis Iván Caipe Quenan en Cumbal, Nariño, “esto amainará cuando escuchemos el silencio de la tierra” una tierra que nos pide solidaridad, compromiso y entendimiento con los otros. Vienen tiempos difíciles, es cierto, pero ahora más que nunca es el trabajo en equipo lo que nos hará salir adelante.