Bruce Mac Master, presidente de la Andi.

ECONOMÍA

El impacto de la pandemia aún no va ni por la mitad: Bruce Mac Master

Para el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, el país debe mirar todas las opciones para obtener recursos. Pide una visión más estratégica para la internacionalización de la economía.

12 de noviembre de 2020

Bruce Mac Master, presidente de la Andi, cree que los efectos de la pandemia se verán durante cuatro a ocho años. Según él, el país va a quedar con una economía que, por su tamaño, es “modelo 2017”. “Y no vamos ni por la mitad de lo que tenemos que enfrentar”, dijo en una entrevista con Dinero. Estas son sus respuestas.

Dinero: ¿Cuál es el escenario pospandemia?

Bruce Mac Master: Hay tres facetas distintas de la crisis que requieren de instrumentos distintos. La primera, la etapa de salvamento de compañías y del empleo. Luego, otra que tiene que ver con reactivación, no solo de la oferta sino de demanda. La tercera es el reperfilamiento de la economía. Esta crisis ha desnudado una gran cantidad de falencias, una de ellas es precisamente esta: qué vamos a ser en el futuro, cuál es nuestro sueño dentro de cinco o diez años.

D: ¿Y de dónde saldrán los recursos para impulsar el aparato productivo?

BMM: El Gobierno sacó hace poco 12 medidas que encuentro muy valiosas, pero es muy probable que el aparato productivo termine necesitando más cosas. Por ejemplo, los créditos directos y cómo va a actuar el Fondo Nacional de Garantías. Necesitamos una gran proveeduría de liquidez que nos saque del problema. 

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D: ¿Cómo se paga eso? ¿Es suficiente?

BMM: Se paga con una fuente importante de recursos para el país que nos permita meterle energía a la economía. Pero necesitamos tener un impulso muy fuerte de recursos y por eso he hablado del Banco de la República y también del crédito del FMI. Es más, no importa si el Gobierno consigue la plata en los mercados internacionales. Ahora bien, si no lo logra, imaginemos las otras dos soluciones: el crédito contingente del FMI o, si no, inclusive, pensar en una alternativa que no es la emisión típica y corriente, no: es una emisión inteligente, pensando en cómo se hace y sin afectar los mercados. Recursos que den liquidez y tranquilidad para poder actuar y compensar el daño que han tenido las empresas. No vamos ni por la mitad del camino que nos toca enfrentar. Perdimos el 8% de la economía, unos $80 billones. Estamos en el PIB de 2017: $920 billones. 

D: ¿Ha sido suficiente el esfuerzo del Gobierno?

BMM: Evidentemente, el Gobierno, dentro de sus posibilidades fiscales actuales, ha hecho lo que más podía. El tema es si nos tenemos que quedar con la idea de que eso fue lo que pudimos hacer y hasta ahí nos llegó el oxígeno fiscal, o si efectivamente tenemos que pensar en otras alternativas. Por ejemplo, la gracia de lo del FMI es que se amplió la facilidad a US$17.000 millones. Si Colombia utilizara una parte importante, unos US$10.000 millones, cerca de $38 billones, por ejemplo, ¿qué haríamos? Jorge Humberto Botero y Eduardo Lora hicieron una muy interesante propuesta sobre cómo se podían crear unos bonos especiales que permitirían que el Gobierno pudiera trabajar de aquí en adelante. Deberíamos tener un grupo experto para entender qué cosas se pueden hacer y qué cosas no, y mandar unos recursos importantes para poder atender los próximos años, porque el Gobierno con los recursos que tiene ha hecho todo lo que podía hacer. El siguiente paso es imaginar una forma de tener mayores recursos, llegando a consensos con las calificadoras, los mercados y, por supuesto, el Banco de la República. Este va a ser un problema para cuatro, seis u ocho años. ¿Cómo nos estamos preparando?, porque los recursos que tenemos hoy nos dan para atender el Paef hasta marzo o para extender el ingreso solidario hasta junio. Nos dan para hacer pocas cosas realmente. El problema va a ser mayor y va a haber más pobreza. 

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D: Hay tensión social y no solo tendremos que enfrentar la recuperación ante la pandemia, sino darles prioridad a estas necesidades…

BBM: La primera pregunta es si lo que ha habido en Colombia es una tensión social debido a las variables sociales o lo que ha habido es polarización ideológica y política. Me atrevo a decir que, al igual que en otros países, lo que ha habido es un aprovechamiento de una situación por parte de quienes quieren acceder al poder y que se aprovechan irresponsablemente de las necesidades de la población. Dicho esto, no significa que Colombia no tenga necesidades inmensas. Por supuesto, la atención a la población y a esos indicadores de pobreza, de equidad y de empleo, tendrá que estar en las prioridades de la agenda nacional. Sin duda, entre esas prioridades también debe estar la reactivación económica y empresarial, que es la única forma de generar empleo en el largo plazo. Cualquier persona, de cualquier ideología, debería entender que la verdadera gestión tiene que ver con la generación de empleo y de ingresos para el Estado. Y eso solo se logra con actividad económica.

D: Hay preocupación porque las relaciones comerciales en el mundo están complicadas y algunos consideran que estamos entrando en una etapa de proteccionismo. ¿Cuál es la posición de la Andi frente a esa situación y qué debería hacer Colombia?

BMM: Primero definiría proteccionismo. Se entiende como medidas que evitan la competencia internacional y que buscan que los productos nacionales sean vendidos. Esa es la versión más simple. Nosotros no hemos pedido eso. Hemos pedido dos cosas completamente distintas. Primero, solicitamos medidas de defensa comercial: si hay contrabando, no se le puede dejar entrar, igual si hay subfacturación; si hay dumping, el producto puede entrar, pero tiene que hacerlo con la sobretasa que compense el dumping. Eso es lo que nosotros hemos pedido. ¿Eso es proteccionismo? No. Eso se llama dignidad. Hay que decir que este gobierno ha impuesto más medidas de defensa comercial que todos los anteriores juntos. 

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D: ¿Y cuál es el segundo pedido?

BMM: Creemos que Colombia debe actuar estratégicamente en lo internacional. Esto no significa que, por ejemplo, con el TLC con Corea, le abramos a ese país la entrada hacia Colombia de todos sus productos industriales, solo el compromiso de ellos de abrirse a los productos agrícolas nacionales. Los productos agrícolas que vendemos no los produce Corea, para ellos es simplemente recibir productos que necesitan o quieren. Ahora bien, con los productos industriales se produce un evidente daño, en la forma en que fue definido, porque las compañías colombianas no tienen, por ejemplo, los tamaños ni las capacidades de generar la escala que les permitan tener el mejor precio de los mercados internacionales. Los países son grandes unidades de negocio, a uno no se le puede olvidar eso. En Colombia no nos concebimos así. Tenemos que hacerlo, porque de lo contrario no vamos a poder triunfar.