Presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke.

Continúan riesgos de deflación en EU

El leve aumento en los precios al consumidor y la caída de la confianza del consumidor a mínimos de un año en Estados Unidos son indicadores que alimentan la idea de que la economía americana puede caer en un proceso deflacionario.

17 de septiembre de 2010

El Departamento de Trabajo informó el viernes que los precios al consumidor subieron 0,3% en agosto, un incremento igual al de julio. La inflación básica anual, que no incluye los precios de alimentos y energía, en agosto fue 0,9%, el nivel más bajos desde 1966. La inflación básica mensual fue de 0%.

La inflación anual en agosto se ubicó en 1,1%, disminuyó 0,1% con respecto al reporte de julio, 1,2%. Este resultado, que se mantiene muy cerca del límite inferior del rango meta de la Reserva Federal (1.0% - 2.0%).

 

Además del dato de inflación, el viernes la confianza del consumidor estadounidense empeoró inesperadamente a principios de septiembre a su nivel más bajo en más de un año, debido a que los temores sobre el empleo y las finanzas familiares se intensificaron, según un sondeo divulgado el viernes.


La recesión y la recuperación débil desde que aquélla ocurrió han frenado la inflación en los últimos meses. El lento regreso de la demanda evita que la mayoría de las empresas puedan subir sus precios y el alto desempleo impide incrementos salariales.

Un escenario deflacionario no es conveniente porque envía un estímulo negativo al consumo, dado que las personas perciben que los precios están cayendo y lo seguirán haciendo, por lo que la decisión más racional que pueden tomar es posponer sus compras, una reacción que retroalimenta el problema, pone en dificultades a las empresas y destruye más empleo.

Adicionalmente, la deflación perjudica a quienes tienen deudas contraídas. Por otro lado, las herramientas que tienen a su disposición los bancos centrales para luchar contra la deflación son menos efectivas que las empleadas para derrotar la inflación.

La encrucijada para la FED es evidente: en primer lugar debe volver a estimular la economía para que la desaceleración económica no se profundice en una nueva recesión, la segunda en tres años. Y, en segundo lugar, no tiene mayores herramientas para estimular una economía que al parecer, por sí sola, no parece retomar la senda de crecimiento de años anteriores.

 

(AP y Dinero.com)