Colombia sería el segundo país de mayor crecimiento entre las grandes economías latinoamericanas en 2019, solo superado por Perú. | Foto: Getty Images

CRECIMIENTO

El Fondo Monetario le sigue teniendo fe a la economía colombiana

Se espera una mejora de la demanda que servirá de motor para la economía, aunque se advierte que la reducción de impuestos a las empresas podría reducir ingresos fiscales. Venezolanos, obras 4G y tributaria impulsarán el PIB de 2019.

30 de julio de 2019

Luego de crecer 2,6% en 2018, en 2019 Colombia crecerá 3,4% y ese dato será el resultado de una política monetaria acomodaticia (tasas de interés estables del Banco de la República), el gasto efectuado por los gobiernos subnacionales en un año de elecciones, la migración desde Venezuela, la ejecución de los proyectos de infraestructura 4G y el efecto positivo de las recientes reformas tributarias.

Este pronóstico es del Fondo Monetario Internacional (FMI), que en su más reciente reporte de proyecciones sobre América Latina, región a la que denomina Hemisferio Occidental, mantiene casi inalteradas sus estimaciones sobre Colombia, al tiempo que sostiene que la región crecerá 0,6% este año—la tasa más baja desde 2016—, aunque tendrá un repunte a 2,3% en 2020.

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El pasado abril los técnicos del FMI habían estimado que América Latina y el Caribe crecería 1,4% este año y 2,4% el entrante, lo que implica una desmejora en el cálculo actual. En el caso de Colombia, el pronóstico anterior implica una baja de 0,1 puntos porcentuales este año, pero un aumento de la misma proporción para 2020, cuando el país crecería 3,7%.

Así las cosas, Colombia sería el segundo país de mayor crecimiento entre las grandes economías latinoamericanas en 2019, solo superado por Perú, que avanzaría 3,7% este año.

Pese al ambiente adverso

En el FMI consideran que la recuperación de Colombia seguirá en 2019 a pesar del adverso ambiente externo. También pronostican que la inflación debería permanecer cerca de la meta (que está en un rango de entre 2% y 4%) a pesar de los shocks transitorios en la oferta.

Esperan además que el Gobierno alcance su recientemente anunciada meta de déficit fiscal para 2019. Un reporte de Emilio Fernández-Corugedo, economista Principal en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI y actualmente a cargo de Colombia, sostiene que el país tiene un desafío fiscal de larga data, que incluye una desigualdad de ingresos relativamente alta, dependencia de los ingresos relacionados con el petróleo y necesidades considerables de inversión en infraestructura. A eso hay que sumarle ahora las presiones de gasto a raíz de los grandes flujos migratorios desde Venezuela.

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“Si bien el compromiso de Colombia de brindar apoyo humanitario a los migrantes, como atención médica y educación, es encomiable, este apoyo se ha sumado a las presiones de gasto fiscal ya existentes. Proyectamos que los costos fiscales netos asociados con la crisis migratoria alcancen un máximo de 0,4% del PIB en 2020 antes de disminuir gradualmente en los próximos cinco años, a medida que los migrantes se integren en la economía”, señala el reporte de Fernández-Corugedo.

Agrega que para atender esa situación se flexibilizó la regla fiscal, la cual exige una reducción considerable del déficit estructural hasta 1% del PIB para 2022. Considera que para lograr este ajuste fiscal será necesario movilizar ingresos adicionales, pues es difícil hacer más recortes del gasto público.

Precisa que hasta ahora las reformas tributarias no han aumentado significativamente los ingresos fiscales como proporción de la economía. Es más, en el FMI indican que si bien la reducción de los impuestos corporativos a partir de 2020, establecida en la pasada Ley de financiamiento, podrá estimular la inversión y el crecimiento, también puede reducir los ingresos fiscales.

Por eso, consideran que para cumplir con las metas fiscales hay que aumentar los ingresos tributarios entre 2% y 3% del PIB en el mediano plazo. Para lograrlo recomiendan eliminar los regímenes preferenciales para las empresas, ampliar la base de los impuestos sobre la renta a personas naturales y aumentar la base del Impuesto al Valor Agregado (IVA), para incluir todos los productos que están exentos y gravados a tasa cero.

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