En la actualidad existen casi 2000 especies de estos animales que son consumidos.

Economía

¿Comería insectos para evitar el cambio climático?

Con las tendencias actuales, la producción de alimentos alcanzará e incluso superará las metas mundiales de emisión de gases de efecto invernadero en 2050. ¿Podrían los insectos ayudar?

2 de agosto de 2015

Un estudio de la Universidad de Camrbidge, publicado en «Nature Climate Change», concluye que todos debemos pensar cuidadosamente en la comida que elegimos y su impacto ambiental.

Especialmente a la hora de elegir carne.

A medida que la población del mundo crece, cambian los gustos hacia las dietas cárnicas, y el aumento de la producción agrícola no satisface las demandas de alimentos, se hace necesario buscar nuevos métodos y productos para diversificar la alimentación de 9.600 millones de personas en 2050.

De seguir así, al alcanzar la mitad del siglo, las tierras de cultivo se habrán ampliado en un 42%, pero con un aumento en el uso de fertilizantes de hasta un 45% respecto a los niveles presentados en 2009. De cumplirse, la décima parte de los bosques tropicales del mundo rápidamente desaparecería en los próximos 35 años.

¿Cómo puede la carne hacer tanto daño con su producción?

La razón principal es debido a que los gases que emiten el ganado y otros animales de crianza -metano y óxido nitroso- son mucho más dañinos que el CO2.

Según la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el mundo se estima que para 2014 había casi 150 billones de cabezas de ganado, es decir, por cada ser humano hay aproximadamente 3 vacas. Cada una con la capacidad de emitir hasta 300 litros de metano al día.

Los autores del estudio escriben que reducir a la mitad la cantidad de residuos de alimentos y la gestión de la demanda de productos alimenticios en particular con el medio ambiente que dañan cambiando las dietas globales deben ser metas clave que, de lograrse, podrían mitigar algunos de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático.

La investigadora principal del departamento de Ingeniería de Cambridge, Bojana Bajzelj afirma que “como los seres humanos en todo el mundo comen más y más carne, la conversión de las plantas a la alimentación es cada vez menos eficiente. Es imperativo encontrar maneras de lograr la seguridad alimentaria mundial sin necesidad de expandir los cultivos o pastos”, argumenta la experta.

Insectos: Un consumo milenario y saludable


El consumo de insectos se conoce como Entomófagia. Históricamente los insectos han hecho parte de nuestra gastronomía desde los comienzos de la humanidad. Sin embargo, conforme las técnicas agrícolas evolucionaban, se comenzó a ver a los insectos como plagas para cultivos y molestias en los nuevos asentamientos.

En la actualidad existen casi 2000 especies de estos animales que son consumidos
. Los países de los trópicos tienen una mayor facilidad tanto para su recolección como para su consumo. Por un lado, los insectos de los trópicos son más abundantes y fáciles de encontrar ya que suelen agruparse en grandes cantidades. Por otra parte, en estos países el consumo de insectos es social y culturalmente más aceptado.

Además, son sanos. Según la FAO, los insectos pueden contener hasta un 80% de proteína. Presentan también, altos contenido de grasas ricas en energía y micronutrientes. Inclusive, pueden contener igual o mayor cantidad de hierro que una cantidad equivalente de carne de vaca.

Esto es un factor importante, ya que según Naciones Unidas, la deficiencia de hierro es en la actualidad un problema que afecta a más de 2000 millones de personas en el mundo.

Posible motor de desarrollo

La producción de insectos puede tener varias vertientes. Pueden dedicarse exclusivamente al consumo humano, servir de alimento más sustentable para el ganado y como materia prima para diversas creaciones tanto gastronómicas como de fertilizantes.

A su vez, su producción reduce en gran medida el impacto ambiental. Según, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) los insectos necesitan mucho menos espacio, agua y alimento que el ganado, además de poder cultivarse en desperdicios de alimentos volviendo útiles este tipo de basuras.

Su crianza a pequeña escala puede dar sustento a millones de familias en los países en desarrollo, especialmente en los trópicos donde es más endémico el problema de la pobreza., según BID.

A fin de cuentas, la langosta en su momento llego a ser considerada un alimento repulsivo y hoy en día es de los manjares más apetecidos.