Santiago Carbonell, socio de McKinsey & Company. | Foto: McKinsey & Company

ANÁLISIS

La lucha de nuestras vidas: el camino hacia 1,5 grados

La descarbonización requerida en nuestros hábitos diarios es abrumadora, pero sí se puede lograr.

Santiago Carbonell*
5 de julio de 2020

Durante los últimos meses, el mundo ha estado enfocado en mitigar los efectos de la covid-19 en la salud y la economía. Para muchos, esta coyuntura ha sido un despertar a lo que será la lucha mundial contra el cambio climático, pues ha mostrado el impacto que tiene una disrupción total al modelo económico al que estábamos acostumbrados y las implicaciones en nuestro día a día.

El McKinsey Global Institute (MGI) recientemente publicó un reporte que demuestra que con un mayor calentamiento durante la próxima década, el riesgo de eventos peligrosos (inundaciones, olas de calor) y sacudidas socioeconómicas aumentará. El imperativo entonces es trabajar para mantener el planeta bajo 1,5 grados de incremento en temperatura, el punto que el consenso científico afirma es el indicado para evitar los desastres que el cambio climático puede desencadenar. Es difícil de lograr, pero la buena noticia es que aún existe un camino. Para alcanzarlo es necesario hacer cambios verdaderamente disruptivos en todos los ámbitos.

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1. Reformar nuestra cadena alimenticia y forestal

La cadena alimenticia global es tremendamente productiva, pero también una importante fuente de gases invernadero como CO2 y metano. El gran dilema es el consumo de proteína animal, en particular carne de res y cordero. Si todas las vacas del mundo fueran un país, serían el segundo emisor de gases invernadero en el mundo, solo por detrás de China. También será vital cambiar algunas metodologías de cultivo: por ejemplo el arroz genera el 14 por ciento% del total de las emisiones de la agricultura mundial, dada su metodología de cultivo basada en inundaciones. También es necesario frenar la deforestación, pues genera 15% de las emisiones de CO2.

No hay forma de mantenernos por debajo de 1,5 grados sin un importante cambio en la dieta. Tendremos que reducir el consumo de carne proveniente de animales rumiantes en un 50%: de un 9% proyectado para 2050 a 4 un por ciento. Y aún si logramos reducir las emisiones de gases fósiles, la deforestación mundial tendría que bajar en un 75 por ciento o 100 por ciento para 2030 según se reduzcan otras fuentes de gases.

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2. Electrificar nuestras vidas

El transporte es responsable por 15% de las emisiones de CO2, por lo que la descarbonización del transporte requiere la adopción de vehículos eléctricos. Para lograr reducir estas emisiones a niveles necesarios, la venta de vehículos de combustión interna se debe reducir en 50% para el año 2030 y desaparecer del todo para el 2050. Si no llegamos a esos niveles de electrificación en la flota de transporte, medidas de reducción de carbono atmosférico serán necesarias para mantener la meta de 1,5 grados.

3. Adaptar los procesos industriales

La industria va a requerir importantes cambios en sus operaciones para reducir emisiones. Desde mayor uso de material reciclado (uso de chatarra y plástico reciclado) hasta electrificación de operaciones y reducción de fugas de gases invernadero (como el metano en los campos petroleros.)

4. Descarbonizar fuentes de energía

La electrificación requerida necesita fuentes de energía limpias para reducir emisiones. Por ejemplo, se estima que la demanda de electricidad en escenarios de amplia descarbonización se triplicaría. Acá tendrán que jugar un papel importante las energías renovables, la bioenergía y el hidrógeno. Para reducir emisiones al nivel necesario, el carbón debería reducirse en 80% como fuente de energía para el año 2030. Esto es un cambio sísmico, pues hoy representa el 40 por ciento de la generación de electricidad.

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5. Apostarle a la captura de carbono

No es posible pensar en un camino hacia los 1,5 grados sin remover carbono de la atmósfera. Las medidas anteriores de descarbonización no son suficientes para mitigar las emisiones pasadas ni las proyectadas en los próximos años. La captura de carbono tiene 2 ejes principales: 1) La reforestación masiva: los escenarios y modelos muestran que se debe reforestar un área del tamaño de Islandia cada año entre ahora y el 2030, y para el año 2050 debemos haber eliminado la deforestación casi del todo y haber reforestado un área equivalente al 35% de Estados Unidos. 2) Fomentar la innovación en la industria de captura, uso y almacenamiento de carbono.

El panorama no es alentador ni la tarea fácil, pero la crisis de la covid-19 nos ha hecho reflexionar en la capacidad que tenemos como especie para reaccionar rápidamente ante las amenazas inminentes. Y el cambio climático es sin duda la mayor amenaza que afrontamos. Debemos tomar nuestra realidad actual como lección e imaginar un mundo en disrupción total, pues así es el panorama de los escenarios de cambio climático.

*Socio de McKinsey & Company.