Petróleo e inflación

4 de agosto de 2008

Una de las grandes preocupaciones de la economía mundial es el alza generalizada de los precios de los bienes y servicios que se producen, como consecuencia de los altos precios del petróleo. Como se sabe, el petróleo no solamente sirve como fuente energética sino que de él se derivan más de 3.200 subproductos, cuyos costos de producción se incrementarán en la medida que suban los precios del crudo. Entre ellos se pueden mencionar los fungicidas, herbicidas, insecticidas, acetonas, plaguicidas, abonos agrícolas, derivados del carbono, gasolina para aviones, etc.

Los productos agrícolas que son la base de la canasta familiar y de la industria, requieren insumos derivados del petróleo o lo que alguien llamó el alimento de nuestros alimentos. Y en la medida que los precios del petróleo se incrementen, esta alza de precios se transfiere a los subproductos y a los productos agrícolas, haciéndolos más costosos.

 

Esto hace que producirlos y transformarlos, sea cada vez más oneroso. Y si a ello le sumamos el hecho de que una parte importante de la producción de maíz se transfiere a la fabricación de biocombustibles para uso energético, pues la oferta se reduce y los precios de los alimentos se van a incrementar, toda vez que los productos sustitutos del maíz van a aumentar su demanda, y van a tener mayores precios. Y el problema es que este efecto se transfiere al consumidor final, quien es finalmente el que percibe de manera directa los altos precios del petróleo, es decir la inflación importada.

De esta manera la espiral inflacionaria en el ámbito mundial, va en camino de producir una crisis generalizada, aunque no tan pronunciada como lo vaticina Joseph Stiglitz, premio Nóbel en economía (2001), de que el precio del petróleo en peligroso ascenso conducirá a una recesión económica que podrá ser peor que la Gran Depresión del año 29.

 

Estamos en un escenario diferente al de esa época, y hoy es más fácil regular el comportamiento de las variables macroeconómicas, con el uso de los avances tecnológicos. Hoy se pueden suavizar los efectos perversos del precio del petróleo y minimizar los impactos que éste pueda producir en la canasta de bienes y servicios de las unidades familiares, con el uso de la biotecnología.

Hay que entender que ésta es la consecuencia del post bipolarismo. Los países comenzaron a soltar sus amarres y dieron rienda suelta a sus ansias de futuro. Comenzaron a desarrollar actividades productivas de manera más eficiente y a demandar mayores cantidades de petróleo, Aumentando su demanda agregada.

 

Tres ejemplos claros de este despertar son la China, que al salir del letargo de la economía planificada y abrir su economía a un modelo mixto, está dando paso al mejoramiento de la productividad y de los ingresos de sus unidades familiares, que hoy están demandando mayor cantidad de materias primas y productos del mercado mundial.

 

India, cuya población está entrando con fuerza en el mercado mundial, con la producción de carros y los portales de Internet y la Unión Europea, que en su proceso de convertirse en un solo Estado, en un solo país, ha organizado mejor su producción y se perfila como líder regional del desarrollo mundial.

Pero esto no debe ser un análisis más, ni un diagnóstico más, ni una queja más que se queda en el escrito y que corresponde a la realidad imperante. Esto debe conducir a que el Estado mire en éste nuevo escenario, una oportunidad de desarrollo y lidere un proceso productivo sostenible, donde el sector agropecuario se convierta en el jalonador de la economía nacional. Y antes que sentarnos a esperar, como en el cuento de Gabriel García Márquez de que “algo va a suceder”, se de una solución de estado.

Noticias Destacadas