Intervención del estado en el margen de utilidad de las empresas ¿sí o no?

En esta colaboración, Oscar Andres Lopierre expone por qué un Estado intervensionista hace más mal que bien al país.

16 de septiembre de 2005

"El conocimiento no es un recurso, es el recurso". Cita de Peter Druker.



En días recientes sostuve una entretenida discusión con mi profesor de Relaciones Industriales en la que él sostenía que el gobierno central debería intervenir en el margen de utilidad de las empresas para que estas a su vez redujeren el precio de venta final y así beneficiar al mercado con precios más bajos. Por mi parte, sostuve que el estado no debería intervenir en los precios o márgenes de utilidad de las empresas y que por el contrario, es el mercado el que debería estipular un precio siguiendo las leyes naturales de la economía de la oferta y demanda.



El profesor se apoyó para argumentar su tesis en el caso del mercado del cemento, específicamente  la bolsa de cemento de 50Kg. Adujó que hace no más de 1 año costaba en  Barranquilla alrededor de $20.000 (oscilaba entre $19.000 y $ 22.000), y que hoy en día, producto de la entrada en escena de una nueva empresa cementera, el precio oscila entre $8.000 y $10.000. Una importante reducción en el precio de venta final, aproximadamente un 50%. El profesor argumentó que es un margen de utilidad grandísimo el que permitió esa rebaja, pues la empresa puede realmente vender esa bolsa de cemento de 50Kg en $10.000 mientras que la estaba vendiendo a $20.000.



Sustentó el profesor que mientras el país vivió la crisis de 1999 y 2000, la cementera en mensión (Cementos del Caribe) no redujo el precio de venta como lo hace hoy día, que hace una reducción reaccionando ante la fuerte competencia. Por lo que en esos tiempos de crisis económica el gobierno ha debido intervenir en el precio, según él, reduciendo el margen de utilidad de esta empresa, que a su vez reduciría el precio de venta final para así motivar a la economía a salir de su estancamiento a través de la construcción.



Por mi lado, creo que es evidente que el estancamiento de la economía colombiana en ese periodo, si bien se vio influido por el sector de la construcción, este no es el factor determinante en una crisis económica nacional, pues influyen otros muchos factores para que se configure. Es más, me atrevo a decir que es la situación económica y social de un país la que influye negativa o positivamente en el sector de la construcción y no lo contrario.



Mi posición es que un gobierno interviniendo en el margen de utilidad de las empresas solo generaría fuga de capitales (tanto monetarios como fuga de cerebros) y ahuyentaría la inversión extranjera provocando así una crisis de proporciones titánicas, pues el país dejaría de ser atractivo para la inversión (incluyendo la interna). Sería preferible invertir en otro país donde el mercado permitiera establecer precios sin la intervención del estado.



Si esta cementera en tiempos de crisis nacional mantuvo su precio en $19.000 por bolsa de cemento de 50Kg de cemento, es precisamente porque el mercado así se lo permitió, de lo contrario podemos tener la plena seguridad que lo hubieran bajado mucho más hasta donde el mercado les hubiese dictado ó hasta donde su punto de equilibrio se los permitiese.



Estamos de acuerdo en que las empresas deben tener responsabilidad social y es eso exactamente a lo que el profesor se refiere, y pues como la empresa no redujo (aun pudiendo) su precio de venta, él insinúa que el gobierno debería intervenir en el margen de utilidad.



Como estudiante de administración de empresas y sus ramificaciones tengo claro que el objetivo de todo negocio es ofrecer a sus propietarios el máximo margen de utilidad posible (cash cow) y que a partir de ahí la responsabilidad social es cuestión de educación y cultura que no es uniforme en nosotros los colombianos.



Mi posición es de no intervención. Aunque hay sectores de la economía que aún están intervenidos, la tendencia en el mundo y aún aquí en Colombia -en el sector de la leche- es de no intervenir y así enmarcar una política de libres precios definidos por la ley de la oferta y la demanda -como el caso de los minutos de llamadas nacionales e internacionales entre los distintos operadores-.



La posición del profesor, que respeto pero definitivamente no comparto, es la de intervenir en los precios a través de los márgenes de utilidad en las empresas para ofrecer productos más baratos al comprador y consumidor final y así ser solidarios con el pueblo, lo cual según él, de haberse hecho en 1999 y 2000, el país estuviera mucho mejor a nivel socioeconómico.



Muchas gracias a quienes se tomaron el tiempo para leer este artículo netamente personal y agradecería muchísimo sus críticas, opiniones y/o comentarios, ya sea en el tema o en la estructura que le di.

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