Crisis y pobreza

Eliana Valencia Medina explica que para luchar contra la pobreza es necesario mantener una alto ritmo de crecimiento económico e invertir en educación.

28 de abril de 2006

En Colombia, al tiempo de la crisis económica de 1998 y 1999, el aumento del bienestar que la población había registrado durante los siete primeros años de la década se frenó en seco. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) creció un 9,1% entre 1990 y 1997. Luego retrocedió un 2,2% en los dos años más agudos de la crisis, con lo cual cayó casi al nivel de 1994. Aunque hubo un modesto repunte, el grado de desarrollo y bienestar colectivo de la población pierde terreno por dos efectos combinados: la reducción del ingreso y la reacción de los hogares de clase media que frente a la crisis económica retiran a sus hijos del sistema educativo siendo el gasto social en salud y educación el único instrumento contracíclico, lo que profundiza el retroceso en el grado de desarrollo del país.

El crecimiento y la pobreza están relacionados inversamente. El ciclo económico se ve afectado negativamente cuando la curva de la pobreza crece. Las crisis económicas tienen un fuerte impacto en el incremento de la pobreza, como ocurrió en Colombia en la segunda mitad de la década de los noventa. La tasa de pobreza, que venía reduciéndose, pasó de 60% en 1995 a 64% en 1999, según cifras del Banco Mundial.

Adicionalmente, las cifras muestran que en el periodo que va del nuevo milenio el porcentaje de la población que vive con menos de US$2 diarios aumentó a un 23% del total de los habitantes en las principales ciudades del país. La bomba de tiempo creada por la desigualdad sigue allí y cada vez tiene más fuerza.

La desigualdad es, precisamente, un factor que se incrementó peligrosamente. El coeficiente Gini es un índice que implica mayor desigualdad en la medida en que su valor se acerca a 1. El coeficiente Ginie para el país, apunta a que hubo un incremento de la desigualdad en la década anterior. Los estudios recientes estiman el coeficiente Gini de Colombia por encima de 0,59, lo cual nos coloca entre los países más desiguales del mundo.

En septiembre del año 2000, en la Cumbre del Milenio, los gobiernos y Estados de 189 países, entre ellos Colombia, firmaron la Declaración del Milenio de Naciones Unidas donde se comprometieron a cumplir ocho objetivos, siendo el primero erradicar la pobreza extrema y el hambre. En primer lugar, es indispensable un crecimiento económico sostenido a tasas que superen en varios puntos el crecimiento poblacional. Se requiere una tasa de crecimiento de por lo menos 6% anual o superior durante décadas, lo que a su vez supone un crecimiento drástico de la inversión. Para lograr lo anterior se necesitan políticas macroeconómicas sanas y estables, una estrategia de largo plazo de seguridad, y estabilidad jurídica. En segundo lugar, es necesario mejorar el cubrimiento y la calidad de la educación. Una educación de mayor calidad y cuyo acceso sea igualitario contribuye al crecimiento, ya que crea una fuerza de trabajo más productiva. Reduce la pobreza, porque genera mejores rentas para el trabajo. Y, además, es el instrumento más efectivo para reducir la desigualdad, porque permite que personas que nacen en familias pobres alcancen niveles de ingresos elevados y saquen a sus familias de la trampa histórica de la pobreza.

Si la pobreza no se reduce, el mercado seguirá siendo pequeño y las empresas no podrán crecer, por lo tanto no se generarán nuevos empleos, sin posibilidades económicas Colombia quedaría reducida a vivir en una permanente inestabilidad política y social. Es necesario, que el país crezca a tasas sostenidas de mínimo 6% anual para duplicar en 18 años el ingreso per cápita de la población.

Este crecimiento requeriría niveles de inversión anual superiores a 23% del PIB. Si se logra este ritmo de crecimiento sostenido, para el año 2023 el ingreso per cápita de los colombianos sería de US$4.400. Este sería un logro significativo, si bien aún estaríamos lejos de resolver el problema, pues se trataría apenas el mismo nivel de ingresos que tiene Venezuela actualmente y el que tuvo Chile en 1995.

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