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Venezuela: fin de la crisis

Más consumo privado, menos inflación, un bolívar que se aprecia y crédito disponible. Las cosas se arreglaron.

1 de diciembre de 1997

A medida que se acercan las elecciones de diciembre de 1998, al presidente Caldera se le agota el tiempo para hacer las reformas contempladas en la Agenda Venezuela. La presión en contra de las reformas de los partidos políticos es cada día mayor. Ningún partido está dispuesto a asumir este costo en vísperas de elecciones.



En materia fiscal, el gobierno ha avanzado poco este año. Medidas como la creación del Fondo de Estabilización Macroeconómica que permitiría el manejo prudente de los ingresos del petróleo y del Fondo para la redención de la deuda no han tenido eco en el Congreso. En cambio, el gobierno logró que el Congreso aprobara la Reforma Laboral que aumentará la productividad y el empleo al reducir los costos de contratación y despido.



Esto implica un gran costo para el gobierno que debe sanear sus obligaciones con los empleados públicos. Estos compromisos y la presión para subir los salarios antes de las elecciones dificultarán el manejo fiscal.



Si en 1998 sube el déficit, la presión para devaluar la moneda será grande pues la mayor parte de los ingresos del gobierno venezolano es en dólares.



Los efectos sobre la inflación de los aumentos salariales a comienzos de año se han contrarrestado con la revaluación del bolívar. El gobierno ha utilizado el tipo de cambio como ancla para la inflación. La devaluación nominal será de 8% en 1997 frente a una inflación estimada de 37%.



A pesar de los desequilibrios cambiario y fiscal que llevarán a un ajuste en 1999, Venezuela saldrá de la recesión en 1997 y mantendrá esa tendencia en 1998. Se estima que la economía crecerá alrededor de 4,1% en 1997 y de 4,7% en 1998. La recuperación se está dando en el consumo privado, que crece por los aumentos salariales, la reducción de la inflación anual, la apreciación real del bolívar y el alto crecimiento del crédito. En 1997 se detuvo la caída de la inversión privada gracias a que las inversiones en petróleo han estimulado la construcción.



La inflación en 1997 será de 37%, superior a la meta del gobierno de entre 30% y 35%, pero muy inferior al 103,3% de 1996. Este índice podría reducirse en 1998 a 20%, si el gobierno no aumenta los salarios por encima de lo presupuestado y el banco central aplica una política monetaria restrictiva. Hasta ahora, la entrada de dólares de las exportaciones del petróleo, sin una política monetaria que evite su monetización, lleva a un exceso de liquidez que se traduce en tasas de interés absurdamente bajas.



Para 1998 se proyecta un deterioro de la cuenta corriente porque se esperan menores precios externos del petróleo y mayores importaciones por la recuperación de la economía.



La suerte de Venezuela ha sido siempre la de tener una bonanza petrolera cada vez que tiene crisis económica. Así, ha logrado salir de los baches coyunturales sin solucionar los problemas de fondo. Venezuela depende del precio del petróleo en el mercado internacional. Si éste llega a caer, podría tener que hacer una devaluación forzosa.

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