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La economía tocó fondo y está ad portas de iniciar un lento proceso de recuperación, con un gobierno que va en contravía del sector privado.

1 de junio de 1997

Antecedentes



- Aunque lo más seguro es que Samper termine su gobierno, lo está haciendo en el marco de una extrema debilidad que se traduce en concesiones excesivas a sindicatos, guerrilla e intereses económicos que lo han venido apoyando.



- La debilidad del gobierno también se ha reflejado en un déficit fiscal creciente por concesiones desorbitadas a la clase política que lo apoya en materia de gasto y burocracia. Al mismo tiempo, el gobierno ha perdido su escaso capital político en reformas tributarias inocuas que no han producido recaudos adicionales.



- Los empresarios están confundidos con la inestabilidad en las reglas de juego, en campos cruciales como el de los impuestos, los aranceles y las regulaciones al crédito externo.



- También hay incertidumbre por los eventuales resultados de las elecciones presidenciales de 1998. La perspectiva de un continuismo en cabeza de Serpa, aunque lejana, constituye un nubarrón adicional en el horizonte.



- Durante el primer trimestre de 1996, para sorpresa de los analistas, se acentuó la recesión. La industria, el comercio y la construcción tuvieron desempeños altamente negativos. El desempleo va en aumento. El pesimismo se ha generalizado y los nuevos proyectos de inversión están paralizados. La pregunta es si ya la economía tocó fondo o si las condiciones están dadas para una lenta recuperación a partir del segundo semestre de 1997.



- Hay signos positivos que permiten abrigar un cierto optimismo con respecto al futuro de la economía. La caída de la inflación es uno de ellos. La disminución de las tasas de interés como resultado de una política monetaria más expansiva por parte de la Junta Directiva del Banco de la República puede contribuir al proceso de reactivación. Los altos precios internacionales del café y las mayores exportaciones de Cusiana constituyen igualmente signos alentadores. Y el ingreso de inversión extranjera para comprar empresas existentes tanto públicas como privadas y para proyectos en infraestructura y telecomunicaciones, también es un elemento positivo.



Sector externo



- Para 1997 se pronostica un cierre de la brecha comercial debido especialmente al aumento de las exportaciones de café, de las de petróleo y carbón, y por el estancamiento de las importaciones de bienes debido a la recesión.



- También se proyectan altos ingresos de capital externo en 1997, aunque menores a los de 1996. Sin embargo, parte de esos ingresos se refieren a la colocación de bonos en el exterior por parte del gobierno nacional, cerca de US$1.300 millones, para financiar su creciente déficit.



- Se prevé un aumento en las reservas internacionales durante el segundo semestre de 1997. El incremento al finalizar el año se estima en US$1.045 millones, con el cual las reservas se situarían en un nivel cercano a los US$11.000 millones en diciembre 31, o sea seis meses de importaciones de bienes y servicios.



- Habrá una disminución del déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos de 5,8% del PIB en 1996 a 3,8% en 1997. Hacia adelante este déficit oscilaría alrededor de 4% del PIB, lo cual es sostenible en el caso de un país como Colombia siempre y cuando haya ingresos significativos de inversión extranjera.



- De todas maneras se presentará un aumento en la carga de la deuda externa. El coeficiente de servicio de la deuda pasará de 32% en 1995 a cerca de 38% en 1997 y puede llegar a 45% en el 2000.



- El elevado incremento hasta hace poco de la deuda externa del sector privado se frenará debido a la aceleración proyectada de la devaluación y al encarecimiento artificial que la Junta del Banco de la República le ha impuesto a esta fuente de financiación. El gobierno nacional y empresas públicas como Ecopetrol seguirán financiándose con la colocación de bonos en el exterior.



- El gobierno se ha comprometido a frenar la revaluación del peso y ahora que la inflación está cayendo le puede quedar más fácil hacerlo. Una política «activa» para defender la actual banda cambiaria llevaría a devaluaciones del 14% en éste y en el próximo año, con lo que dejaría de deteriorarse la competitividad del peso.



- Sin embargo, el freno a la revaluación dependerá del control del déficit fiscal. La manipulación de la tasa de cambio en condiciones de un creciente déficit fiscal puede traducirse en un resurgimiento de las presiones inflacionarias (lo que se trataría de hacer con la mano se borraría con el codo).



Situación fiscal



- Uno de los principales problemas que enfrenta el país es el deterioro generalizado de la situación de las finanzas públicas. No solamente es creciente el déficit, sino que ha aumentado la corrupción y el despilfarro en el gasto.



- Las cifras del déficit total consolidado del sector público esconden la gravedad de la situación. Por ejemplo, el déficit del gobierno nacional cercano al 4% del PIB es el más alto desde comienzos de los años ochenta. En las cifras del consolidado este déficit del gobierno nacional se compensa parcialmente con excedentes de caja de 2,5% del PIB en la seguridad social. Pero dichos excedentes no pueden utilizarse como recursos propios para cubrir el déficit de la nación.



- No se le ve a este gobierno capacidad o voluntad alguna para aumentar recaudos e imponer austeridad en el gasto público, más aún en un año electoral.



- La "papa caliente" le tocará al próximo gobierno. El ajuste del cinturón sería especialmente fuerte durante 1999, lo que implicaría un menor crecimiento en ese año con respecto a 1998.



- Para mantener la viabilidad de una economía creciendo sostenidamente a tasas cercanas al 5%, sin revaluaciones adicionales que induzcan aumentos significativos de los desequilibrios externos (en la balanza de pagos), se requiere una reducción del déficit fiscal de por lo menos tres o cuatro puntos del PIB.



- Con equilibrio o superávit fiscal, el sector privado recuperaría su campo de influencia como fuente principal de crecimiento y de generación de empleo. Sin solución al problema fiscal volverían las altas tasas reales de interés y se reforzarían las presiones revaluacionistas, con su impacto negativo sobre la actividad económica.



Moneda e inflación



- Después de año y medio de restricción monetaria (medios de pago creciendo por debajo de la inflación), la economía empieza a tener el "respiro" de una política más expansiva.



- El descenso de la inflación y una cierta laxitud por parte de las autoridades monetarias han llevado a una mayor liquidez y a una caída en las tasas reales de interés.



- Aunque la baja en las tasas de interés tiene un impacto reactivador a corto plazo, y más ahora con expectativas inflacionarias favorables, si no hay una salida al problema fiscal cualquier recuperación sería de corta duración (limitada al último trimestre de 1997 y parte de 1998).



- Subsiste el peligro de que la Junta Directiva del Banco de la República ceda ante las presiones del gobierno y que la mayor expansión monetaria resultante se traduzca en una reversión de la actual tendencia de caída en la inflación. En otras palabras, que se sacrifique el crecimiento a más largo plazo por una reactivación pasajera a corto plazo.



- De todas maneras, el encareciemiento «artificial» del crédito externo y la baja de las tasas de interés aliviarán en algo las presiones revaluacionistas.



- Con la entrada de inversión extranjera al sector financiero habrá más competencia y una tendencia a largo plazo de disminución en los márgenes de intermediación. Sin embargo, por ahora el sector financiero deberá absorber el costo de la recesión, reflejada en un creciente deterioro de su cartera. La recuperación del sector financiero será lenta y requerirá de capitalizaciones y reestructuraciones significativas. Mientras no se dé esta recuperación no se deben esperar milagros en materia de márgenes.



Crecimiento económico y empleo



- La economía colombiana tocó fondo. El crecimiento estimado para 1996 de 2,8% es el más bajo desde 1991. Si se excluyera al sector gobierno y a la minería, el crecimiento hubiera sido o nulo o negativo. Indicadores parciales muestran que la situación económica continuó deteriorándose durante el primer trimestre de 1997.



- Sin embargo, la economía podría estar a las puertas de una lenta recuperación, especialmente a partir del segundo semestre de este año. La caída de la inflación, la mayor liquidez, la disminución en las tasas reales de interés, el freno a la revaluación, la bonanza cafetera, la entrada de la producción plena de Cusiana, la reactivación de la economía venezolana y los altos flujos de inversión extranjera, son factores que estimularán la actividad económica.



- La rapidez o lentitud de la recuperación dependerá en parte de las expectativas empresariales. Con la fallida emergencia económica, con un permanente cambio en las reglas de juego y con su falta de credibilidad el gobierno ha propiciado la consolidación de un entorno de expectativas altamente pesimistas. Si ellas perduran la recuperación será muy lenta.



- La otra sombra que se cierne sobre el panorama económico es el problema fiscal y en general la crisis de gobernabilidad de la actual administración. Las próximas elecciones podrían llegar a ser un elemento positivo en cuanto a expectativas se refiere si llegare a vislumbrarse la elección de un candidato serio y no continuista.



- Los sectores líderes en la recuperación serán el café, los hidrocarburos, la minería, las telecomunicaciones, algunos sectores industriales y comerciales en el área de los bienes de consumo durable y algunos servicios.



- La construcción privada demorará por lo menos un año en reiniciar un ciclo ascendente debido al exceso de oferta tanto en vivienda de estratos medios y altos, como en oficinas y en locales comerciales. Lo anterior significa que en esta área se justifica invertir selectivamente, ante todo en proyectos con buena perspectiva en cuanto a valorización de sitio y con expectativas de retorno a mediano plazo (tres años como mínimo).



- Sí se consolida el final del proceso de revaluación mejorarían las perspectivas tanto para los exportadores como para los productores agropecuarios.



- Existe un rezago entre el inicio de la recuperación y la caída del desempleo que puede ser de uno a dos años. Se proyecta que la tasa promedio anual de desempleo será superior en 1997 con respecto a 1996 (11,7% versus 11,3%, respectivamente). Las reestructuraciones laborales estarán a la orden del día.



Implicaciones empresariales



- La recuperación será muy lenta debido a las expectativas pesimistas prevalecientes, a la inestabilidad en las reglas de juego, al déficit fiscal y a la incertidumbre electoral.



- Con un gobierno errático como el actual, los empresarios deben actuar con la máxima cautela. No hay especial afán para iniciar nuevos proyectos. La coyuntura es aprovechable tanto en términos de agresividad comercial como de racionalización de costos y de procesos productivos.



- Es aconsejable concentrarse en las actividades básicas. No es época propicia para expansiones hacia áreas periféricas. Sigue siendo buen momento para embarcarse en alianzas estratégicas con empresas extranjeras. La consigna es la de fortalecer el tronco y esperar épocas más favorables para extender las ramas.

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