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Señoras y señores...

El arte de hablar en público, preparar una presentación y ser convincente.

1 de julio de 1995

La presencia de un micrófono puede hacer temblar a los hombres más valientes. ¿Qué es lo que hace que, frente a un micrófono, los hombres más seguros de sí mismos se conviertan en una vasija temblorosa de gelatina, con voz chillona y manos sudorosas?

Es una reacción común, grabada en nuestra genética por miles de años: tememos las cosas en las que no tenemos experiencia o las que no podemos controlar. Los cavernícolas temían a las bestias feroces, el hombre moderno teme a una audiencia implacable.

Pero hablar en público por primera vez no tiene que ser una experiencia totalmente desagradable, especialmente si se siguen ciertas reglas que pueden facilitar esta primera experiencia de hablar en público. El conocimiento, la práctica, la preparación y una o dos experiencias positivas suavizarán los temores.

El consejo más importante para ayudar a controlar el miedo es qué esperar y saber de antemano cómo controlarlo. Estar consciente de antemano que usted estará nervioso y saber cómo neutralizar esto, saber que su voz puede flaquear y cómo controlarla, saber cómo escribir una buena presentación y cómo mantener a la gente interesada en lo que usted tiene que decir.



EL PÚBLICO

Antes de sentarse a escribir, debe saber qué tipo de público tendrá y qué es lo que usted le quiere decir.

¿A quiénes les está hablando y cuánto quieren saber sobre el tema? No servirá de nada hablar sobre la teoría macroeconómica a un grupo de colegiales. ¿Cómo se siente el público acerca del tema? ¿Serán hostiles o receptivos a sus ideas?

¿Cuánto quiere saber el público acerca de usted? ¿Qué expectativas tiene? ¿Por qué lo invitaron a usted y no a otra persona? ¿Hay entre el público expertos en el tema sobre el cual usted quiere hablar?

¿Ha ocurrido algo recientemente que afectó al grupo? ¿Un secuestro, una sacudida en el liderazgo? ¿Críticas del gobierno? Todo esto puede afectar la manera como interpreten su discurso.



CÓMO ESCRIBIR UN DISCURSO

Lo más importante es tener algo concreto qué decir. No hay nada peor que escuchar a un orador prolongarse tediosamente por una hora y no salir con nada nuevo.

Decida lo que usted quiere que el público aprenda de usted. Al escribir el discurso, hágase esta reflexión: "Cuando termine de hablar, mi audiencia sabrá..." y mantenga presente su objetivo en todo momento.

No le tema a emplear el humor. Esta es una de las maneras más útiles de crear una conexión positiva con el público y una de las menos usadas porque a la gente le gusta que la tomen en serio.

Debe inventarse un título que interese a la gente en su discurso, aun antes de usted haber abierto la boca. ¿Qué le parece más interesante, un discurso titulado "Técnicas de venta", u otro que diga "Diez maneras de mejorar sus ventas"? Otra idea es poner el título en forma de pregunta. Imagínese un discurso con el título "¿Quién está ganando la guerra contra la droga?". La gente que oye el título inmediatamente empezará a preparar su propia respuesta y esperará ansiosamente escuchar su punto de vista.

Utilice en su presentación palabras fuertes, de acción, y conserve un vocabulario de uso común. Escribir un discurso que sólo impacte a su profesor universitario de filosofía no le hará ganarse al público. La expresión aburrida de sus rostros destruirá su confianza. Escoja palabras sencillas para expresar sus ideas, en lugar de palabras largas. Use ejemplos concretos siempre que pueda, especialmente sacados de experiencias de su trabajo o de su vida. El citar a personas famosas dará la impresión de que ellas están de acuerdo con usted.

Escriba su discurso como usted habla, no como usted lee. Este es el principal problema de hablar en público: la gente predica y habla a la audiencia en Tono Superior, no De Igual a Igual. Una charla informal también lo hará sentir más cómodo, porque usted no estará tratando de fingir ser alguien que no es. Hablar en un tono natural, relajado, mantendrá por más tiempo la atención del público que un discurso formal y pomposo. Piense en algunos de sus mejores profesores en el colegio. ¿No eran precisamente los más interesantes aquellos que hablaban en forma relajada? ¿Y no aprendió usted más de ellos que de los profesores cuyas clases se prolongaban aburridamente, como el discurso de un político en la Plaza de Bolívar?

Escriba párrafos cortos, de no más de cinco frases. Le ayudarán a seguir el hilo mejor que si trata de leer largos párrafos, y también es más fácil respirar y mantener contacto visual con el público.

Deje márgenes amplios en los que pueda hacer anotaciones de último momento o escribir sus propias notas. Subraye las palabras o frases que quiera destacar. El escribir sus propias notas le recordará lo que salió bien cuando ensayó y le dará confianza. Por ejemplo, escriba la palabra "pausa" donde quiere darle importancia a un punto, o antes de cambiar de tema. Escriba en el margen en qué punto se deben insertar las ayudas visuales.

El manuscrito debe ser escrito a máquina en letras grandes o en tipo de letra grande en el computador. No debe forzar la vista para ver las palabras cuando está de pie. Deje doble espacio entre los párrafos.



LOS NERVIOS

Una vez que tenga el discurso en sus manos (trate de tenerlo siquiera dos días antes de la fecha de presentación), llega el momento de hacer lo que usted puede considerar como la parte más importante de la preparación: practicar, practicar.

Al aproximarse el momento de hablar, o incluso durante muchas noches antes del discurso, usted sentirá que aumenta la tensión. Quizá sus noches se verán interrumpidas por pesadillas sobre lo que puede andar mal. Quizás usted no piense en la oficina porque se está imaginando todas las cosas que pueden ocurrir durante su presentación. Quizá su esposa deje de hablarle porque usted sólo puede hablar de todo lo que va a salir mal. Esto es en realidad muy bueno. Imaginarse lo que va a salir mal le permitirá anticipar los problemas y resolverlos antes de que ocurran.

Primero, sus reacciones físicas a la tensión pueden ser controladas. Es de esperar que sienta los hombros tensos, aleteos en el estómago y/o pérdida de apetito, boca reseca y respiración agitada. Los latidos rápidos del corazón no significan que tendrá un ataque al corazón, son una reacción a la ansiedad.

No se le vaya a ocurrir el día de su presentación tomarse unos tragos para calmarse. Los nervios combinados con el alcohol pondrán más tensión en su pobre boca y cerebro y probablemente le harán pronunciar mal las palabras. Imagínense entonces cómo se sentiría.

Cuídese mucho unos días antes de la presentación, de manera que no coja un resfriado. Use un humectador por la noche mientras duerme. El masticar chicle le ayudará a relajar la quijada. Deje descansar la voz si le es posible. Ronald Reagan siempre mantenía un vaso de agua tibia (no fría) en la mesa de noche a su lado cuando iba a hablar en público.

Haga ejercicios de respiración, tratando de imaginar que la tensión sale de su cuerpo con cada respiración. Suba corriendo un piso por las escaleras para eliminar la ansiedad en exceso. Estire todos los músculos como si se estuviera despertando por la mañana. Duerma bien la víspera (si puede), pero no tome píldoras para dormir porque lo pueden hacer sentir somnoliento al día siguiente.



LA PRESENTACIÓN

Durante la presentación, mueva sus manos de una manera natural como en la conversación, en lugar de aferrarse fuertemente a los lados del podio. Si se siente cómodo, puede sostener el micrófono entre sus manos, pero esto generalmente requiere algo de práctica previamente. Es mejor dejarlo en su sitio.

Su presentación inicial es muy importante. Establece el tono para el resto de su discurso y la gente generalmente decide en los primeros dos minutos si usted le va a gustar o no. Los primeros 30 segundos son los más difíciles y los más críticos.

A menos que el presidente del país esté sentado entre el público, trate de evitar esos largos saludos a toda la gente que está en el escenario o en el salón. Tampoco tiene que agradecer al público la oportunidad de hablar, a no ser que usted haya solicitado ser invitado. Es muy aburrido para los que están sentados escuchando y cuyos nombres no están en la lista.

Emplee una cita sorprendente o importante, un hecho o estadística, para obtener la atención inmediata del público ("¿Saben ustedes que cada segundo nacen tres bebés en el mundo?").

Los chistes son buenos para empezar, pero utilícelos sólo si usted es bueno para contarlos y esté seguro de que el chiste es gracioso, además debe estar relacionado con el tema del discurso.

Tómese su tiempo. No empiece a hablar sino cuando esté listo. No emplee ayudas visuales ni reparta papeles durante el primer minuto de su discurso. Usted quiere que el público se concentre en usted. No trate de inventar un comienzo cuando ya está frente al micrófono. Sólo toma un minuto practicar un comienzo, y podría significar la diferencia entre un buen comienzo y uno malo.

Además, es buena idea escribir una breve biografía (en lugar de una hoja de vida) para la persona que lo presentará a la audiencia. De esta manera, usted estará seguro de que tendrá la información correcta y que lo presentará de una manera favorable.



Contacto visual

REGLA No. 1 N ada puede hacer perder el interés de un público más pronto que mirar la parte superior de la cabeza del orador, mientras éste lee el discurso palabra por palabra. No empiece a hablar inmediatamente. Busque una cara amiga que le inspire confianza. A medida que habla, cambie el peso de su cuerpo de un pie al otro, lo que le obligará a cambiar de dirección y buscar otra cara amiga. Algunas personas prefieren hablar a la gente que conoce, mientras que otros se ponen nerviosos cuando tienen que hablar a una cara conocida porque temen desilusionar a esa persona. Los políticos tienden a concentrarse en una cara femenina, porque la mujer reacciona más que el hombre con expresiones faciales.

Si usted se da cuenta de que las caras se están aburriendo un poco, quizás esté hablando demasiado largo. La mayoría de los expertos están de acuerdo en que el lapso de atención de una persona promedio es de cerca de 20 minutos. Si no puede decirlo en 20 o 30 minutos, entonces su tema puede ser demasiado amplio. Mida el tiempo de su discurso y, si es de más de 20 minutos, piense en recortarlo para que no tenga que mirar a un mar de caras aburridas.



REGLA No. 2

Ensaye, ensaye, ensaye... preferiblemente en el salón don de va a decir el discurso. Recuerde que para su primera presentación

en público usted quiere que todo salga lo mejor posible, de manera que es mejor estar demasiado preparado que poco preparado.

Practique su discurso frente a un espejo, de manera que pueda ver cuántas veces usted mira al público. Practique tantas veces que si usted se pierde, ya tiene el discurso medio aprendido en la cabeza, y no perderá el contacto visual.



REGLA No. 3

Lo que usted lleve puesto dice mucho de usted si tiene dudas, sea conservador. Frente a una audiencia en vivo, use traje oscuro, camisa de color claro y corbata de pintas pequeñas. Una corbata de color fuerte o recargada distraerá al público de su cara y, como la gente tiene gustos tan variados, algunos pasarán más tiempo examinando su corbata y no sus palabras.

Para las damas, los vestidos y los sastres no tienen que ser oscuros. Hace años a la mujer profesional se le dijo que debería vestirse en estilo masculino, y las rayas finas y el gris eran la norma. Pero especialmente en Colombia, en donde las mujeres se distinguen por su feminidad, la ropa colorida es aceptada por todos. No use pintas grandes ni flores porque tienden a distraer al público. Las mujeres deben usar joyas sencillas y aretes pequeños. Las perlas están bien porque son clásicas y el color blanco tiende a iluminar la cara.



REGLA No. 4 Contestar preguntas

A algunos oradores se les pide que conteste preguntas del público después de terminada la presentación. Las sesiones de preguntas y respuestas son las pesadillas de los ejecutivos. Algunos temen no tener la respuesta a alguna pregunta, otros temen que se les ponga la mente en blanco. Pero existen algunas reglas sencillas para manejar las sesiones de preguntas: 1. Escuche la pregunta y no trate de responder antes de que ésta termine. Esto también le da más tiempo para formular su respuesta. 2. Responda brevemente, mientras menos diga, habrá menos posibilidades de tener problemas al responder. 3. Trate de mantenerse dentro del tema, no se deje llevar a otro tema que usted no está preparado para discutir. 4. No se involucre en un debate con una persona que pregunte. Si alguien ataca y empieza a decir su propio discurso al hacer una pregunta, simplemente diga: "Se nos está acabando el tiempo. ¿Cuál es la pregunta?". 5. Si usted no sabe la respuesta, dígalo. Una respuesta como "tendré que responderle más adelante", le hará ganar credibilidad ante la audiencia.



REGLA No. 5 Ayudas visuales

Si usted va a hacer hincapié en más de tres puntos en una presentación, las ayudas visuales pueden contribuir a hacer llegar su mensaje más efectivamente y mantener interesada a la audiencia. Además, cuando usted tiene tantas miradas encima y está tan nervioso, será bueno que esos ojos se fijen en algo distinto durante algunos minutos.

Puede usar filminas, retroproyectores, cuadros en cartulina o distribuir copias para que el público se lleve. Es mejor no emplear las ayudas ni distribuir copias durante el primer minuto de su presentación, porque el público se concentraría en la ayuda visual en lugar de la introducción. Cuando use ayudas, que sean lo más sencillas posible. Sólo una idea o estadística por página, en el puro centro de ésta. Y que sean fáciles de leer, preferiblemente en color, para leerse de izquierda a derecha como se lee un libro. La regla es una ayuda visual por idea, así que no trate de ahogar a la audiencia en ayudas visuales.

Cuando use ayudas visuales, no las mire, excepto cuando esté señalando algo. Hable al público y no al proyector o al cuadro. Si su público puede leer, lo que suponemos que sí, no hay razón para que usted les lea los cuadros. La gente puede escuchar su voz y leer al mismo tiempo. Usted puede practicar en la casa con su familia y parecer un verdadero profesional cuando llegue al auditorio.

Asegúrese, y verifique una y otra vez, que las filminas no estén al revés o en orden equivocado. Si tiene alguna duda sobre el equipo, lleve el suyo porque ya usted sabe cómo hacerlo funcionar.

na vez que haya hecho algunos discursos exitosos, se dará cuenta de que será más fácil. Seguro. Además, los buenos oradores no nacen, se hacen, y aun el orador más fascinante tuvo que practicar al principio. Si usted es un buen orador, se hallará en demanda. Y las técnicas que aprenda le servirán en su trabajo diario. Una comunicación exitosa es importante en todo lo que haga. Ahora aplique estas reglas al hablar con su esposa.

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