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Papi, dame plata

Enseñar a los niños a apreciar para qué sirve el dinero sin hacerlos demasiado conscientes de ello no es difícil.

1 de enero de 1995

¿Cuántas veces por semana pasa esto en su casa? Su hijo o hija se le acerca y le pide plata. La razón siempre es diferente. Tal vez el niño esté coleccionando tarjetas de los jugadores de fútbol del Mundial. Quizás su niña esté coleccionando e intercambiando las monas del Rey León. O de pronto su hijo quiere ir al cine, o su hija quiere comprar maquillaje. Cualquiera que sea la razón, están acostumbrados a pedirle plata a mami o papi, porque siempre hay.

En muchas familias, especialmente las adineradas, rara vez se habla de dinero. Algunos padres piensan que si éste se menciona delante de los niños, los hará preocuparse. Otros piensan que es un tema demasiado complejo para ser tratado por ellos. Y otros más creen que es un tema apto sólo para adultos y que no se debe mencionar, especialmente delante de las hijas.

Estas opiniones pueden hacerle daño a sus hijos, ahora y más adelante en la vida. Cuando un niño no aprende temprano en la vida que existe una relación directa entre el trabajo y el dinero, olvida el valor del dinero y con frecuencia es incapaz de manejarlo cuando crece.

En las familias en las que no se da por sentado que hay recursos suficientes para la comida, la ropa y la vivienda, en donde un pequeño juguete se cuida durante meses y no se descarta después de algunos días, con seguridad los niños aprenderán pronto el valor del peso.

Los niños que tienen que trabajar de jóvenes, o cuyos padres tienen que trabajar con las uñas para alimentar a la familia, aprenden muy pronto en la vida que el dinero no se debe dar por sentado, que es algo que se acaba y que se debe cuidar. Aprenden pronto a ganar, ahorrar y gastar con cautela.

De otra parte, algunas de las familias más ricas de la historia como los Vanderbilt, los Morgan y muchos miembros de la realeza, han malgastado la fortuna en dos generaciones porque a los niños nunca se les enseñó que el dinero, como todas las cosas, si no se cuida, tarde o temprano se acaba.

Enseñar a los niños a apreciar para qué sirve el dinero sin hacerlos demasiado conscientes de ello no es tan difícil como usted se imagina. Es mejor empezar pronto, cuando la lección se aprende, y crear una actitud sana hacia lo que con frecuencia se ha llamado "la raíz de todos los males".



PRIMERO EXAMINE SU ACTITUD



El primer paso es examinar su actitud personal hacia el dinero. Cada uno de nosotros ha tenido diferentes experiencias en la infancia, las cuales afectan el modo como se maneja el dinero. Conteste estas preguntas honestamente y pida a su cónyuge que también lo haga:

1.¿Qué actitud tenían sus padres hacia el dinero? ¿Maneja usted el dinero como lo hacían ellos?

2.¿Cuál es el principal valor del dinero? ¿El mayor peligro?

3. Cuando era niño, ¿le permitían sus padres manejar dinero o esto fue un misterio hasta cuando se volvió adulto? ¿Para qué pensaba que servía el dinero en ese entonces?

4.¿Qué aprendió sobre el dinero de sus familiares y amigos? ¿Tenía envidia de los demás o era generoso con lo que tenía?

Ahora usted tiene que analizar lo que quiere enseñarle a sus hijos acerca del dinero. El enviarles mensajes claros sobre este tema y el tomar el tiempo para enseñarles una actitud saludable hacia la plata será una de las más importantes inversiones que usted puede hacer en la felicidad y seguridad de su hijo, en el presente y en el futuro.

Cuando usted se siente a analizar sus actitudes hacia el dinero y cómo usarlo, piense en los mensajes que usted les está enviando a sus hijos. Recuerde que ellos están más influidos por lo que ven hacer a sus padres que por lo que éstos digan. Imagínese si usted le dice a su hijo que no diga palabras feas y luego él lo escucha a usted decirlas cuando habla con sus amigos, ¿qué mensaje va a recordar?



EL DINERO REDUCE LA CULPA



¿Les está enseñando a los niños que un comportamiento inaceptable se puede perdonar con dinero? ¿Utiliza los regalos a manera de excusa? ¿Cree que un regalo arreglará un problema? ¿Cuántas veces ha llegado de un viaje con una maleta cargada de regalos para los niños porque se sintió mal de haber estado ausente tanto tiempo?



EL DINERO ES PODER



¿que enseña a sus hijos, tal vez sin darse cuenta, que el dinero es el máximo instrumento de poder? ¿Lo utiliza para controlar a los otros (familiares o empleados) y para mantener su dependencia hacia usted? ¿Reciben quienes lo rodean recompensa financiera por un buen comportamiento y son castigados por las acciones que usted no aprueba?



EL DINERO TODO LO ARREGLA 



¿Están sus hijos aprendiendo de usted que si tienen problemas, el dinero los soluciona? ¿Si les va mal en el colegio, corre a conseguirles un profesor privado? ¿Si no tienen amigos, compra juguetes costosos para que los otros. niños quieran venir a su casa a jugar? Si su hijo tiene un problema legal, o es reclutado para el servicio militar ¿hace alarde de que puede pagar para que sea eximido? ¿Están sus hijos viendo que en lugar de desarrollar la motivación personal pueden arreglar los problemas pagando?



EL DINERO

LO HACE IMPORTANTE




Les habla a sus hijos sobre los valores personales como la honradez y el trabajo duro, o sobre el carro nuevo que va a comprar, o el televisor grande, o el nuevo equipo de discos compactos que acaban de comprar los vecinos? ¿Le da mayor valor a las posesiones que a los logros? ¿Comenta cuánto dinero están ganando los demás? ¿Les está enseñando a sus hijos que la única clase de éxito es el económico?



EL DINERO ES TEMA DE HOMBRES



¿Están viendo sus hijos que papá maneja todo el dinero y que mamá tiene que pedirle cuando necesita más? ¿Habla acerca del trabajo y de las finanzas sólo con sus hijos y no con sus hijas? ¿Está creando en su hija la fantasía de que "siempre tendrá un hombre a su lado para cuidarla?" Una mujer que no se siente capaz de defenderse sola no podrá funcionar en un sitio de trabajo competitivo.



EL PRIMER PASO: LA MESADA



La mesada es la mejor manera de enseñarle a su hijo a manejar y respetar el dinero. Si se maneja bien, un estipendio semanal puede enseñar disciplina, toma de decisiones y aprecio por el valor de la plata. También enseña la gratificación aplazada, una importante lección que todo niño necesita aprender: que él o ella no puede tener todo lo que quiera inmediatamente, sólo porque lo pide.

Los niños necesitan sentirse útiles. Aunque tenga un hogar lleno de empleados, asígneles ciertas tareas. Sacar al perro a pasear cada día antes o después del colegio. Darle de comer al pájaro y limpiar la jaula. Déjelos lavar el carro los sábados. Pero no les enseñe que la mesada está relacionada con las tareas. Ellos deben entender que ésta es su contribución a la familia. Esto ayudará a la unidad familiar y mejorará el sentido de competencia y autoestima del niño.

Otro factor importante es quitarle el misterio al trabajo de los adultos, Llévelos a su oficina y déjelos ver dónde trabaja. Explíqueles cuántos empleados tiene, o sus responsabilidades en el trabajo, y por qué usted tiene que trabajar tantas horas. Esto les ayudará a entender la conexión entre el trabajo y el pago.



CUÁNDO COMENZAR



La mesada es uno de los primeros y el mejor de los métodos para enseñar a los niños a manejar el dinero. Los padres deben empezar por dar pequeñas sumas a sus hijos cuando tengan tres o cuatro años. Atraque no pueden contar ni sumar, a esa edad empiezan a aprender que el dinero se usa para comprar cosas. Los puede llevar a un almacén y mostrarles cuánto tienen que gastar y cuánto cuestan las cosas. Déjelos decidir sobre lo que quieren comprar y déjelos que lo compren de su propio bolsillo. Si el niño escoge dos artículos debe explicarle que sólo tiene suficiente para comprar uno y que debe escoger. Usted no le enseña disciplina o autocontrol si constantemente cede cuando le piden más de lo que el dinero del niño puede comprar.

Cuando el niño llega a los ocho años de edad, ya él o ella puede aprender el concepto del ahorro y de no gastar más de lo presupuestado. A esta edad ya puede contar, distinguir entre lo necesario y lo que es un lujo y entender el concepto de buscar una ganga. A los trece años, debe enseñar a su hijo a dividir la mesada en tres partes: 1) gastos fijos (almuerzos en el colegio, útiles); 2) dinero para gastos personales por semana y 3) ahorros. Si a esta edad aprenden la diferencia y la importancia de estos tres pilares del manejo del dinero, tendrán los instrumentos para manejarlo más adelante en la vida.

A medida que el niño crece, se le deben dar estipendios para cubrir mayores períodos de tiempo a fin de estimular la planeación a largo plazo. Cuando el niño entre al bachillerato se le debe dar el estipendio una vez al mes y al graduarse, cada tres o cuatro meses. Cuando esté en la universidad se le debe dar una vez por semestre y en el último año, para todo el año escolar. Si se le acaba el dinero antes de terminarse el año, no le dé más ni le ayude. Déjelo que busque trabajo y gane el dinero que necesita para sobrevivir. Aprenderá mucho más así que si le entrega otro cheque.



¿CUÁNTO ES SUFICIENTE?



La respuesta a esta pregunta depende de muchos factores: cuánto dinero tiene para darle a su hija o hijo, qué edad tienen, qué tan responsables son y las costumbres locales. La regla general es que no debe ser tan poco como para frustrar al niño ni tanto que le impida tomar una decisión.

Aun los niños pequeños pueden aprender de este sistema, aunque nunca se les debe permitir que lleven grandes sumas de dinero. Adquiera la costumbre de darle a su hijo el estipendio todos los domingos por la noche, dejando muy en claro que es el dinero para toda la semana.

Con los adolescentes, desde los 13 o 14 años, haga un presupuesto mensual. Siéntese con ellos y repasen sus gastos: diversiones, alimentación, ropa, deportes, lo que sea. Déles suficiente para cubrir los gastos según el estimado de ellos. Esto le dará a su hijo una idea de cuánto gasta al mes. Vaya con él a un banco y abran una cuenta. El primero de cada mes, lo mismo que si él tuviera un trabajo, coloque el dinero en su cuenta y deje que él lo administre.

Si se le acaba el dinero antes de finalizar el mes, repase el presupuesto con él. Tal vez subestimó sus costos mensuales. En ese caso, haga un ajuste razonable, sin darle tanto que no se tenga que preocupar por ahorrar. Pero si se trata de un caso de gastos excesivos, dígale que tiene que aprender a ajustarse al presupuesto, Y punto, No le dé dinero extra para ayudarle el resto del mes. Aprenderá que usted lo rescatará una y otra vez y así no preparará al niño para la independencia ni le enseñará lo costosa que es la vida.

Otra idea es ayudarle a inventar su propio negocio. Puede pensar que su hijo es demasiado joven, o tal vez le aver-güence -que haga algo semejante, pero imagínese la autoestima y el orgullo que puede sentir su hija si usted le compra una caja de lana de colores y ella teje pulseras que tanto les gustan a los muchachos de hoy y las vende en el colegio. O los niños pueden hacer limonada y venderla en su conjunto. Tenga una venta en la acera freríte a su casa para que vendan los juguetes viejos.

Enseñarle a los niños cómo hacer dinero les dará una actitud sana sobre cómo gastarlo. Cuando el niño ve que tiene que trabajar dos horas para ganar suficiente para comprar diez monas, o una semana para poder ir al cine, entonces ve en su debida perspectiva cuánto tiene que trabajar usted para sostener a la familia.



EL COMPORTAMIENTO INACEPTABLE



Los estipendios no deben estar relacionados con el comportamiento de su hijo. ¿Por qué? El comportamiento adecuado es un valor interno y el niño debe desarrollar sus valores personales porque son los correctos, no porque aumentarán o disminuirán sus ingresos. Esto no significa que si, por ejemplo, el niño rompe una mesa porque estaba peleando con su hermana, no se le deba obligar a pagar la reparación, tal como tendría que hacerlo si fuera un adulto en su propia casa. Si su hija no cumple con sus obligaciones como miembro de la familia haciendo las tareas de la casa que le corresponden, dígale que si no las hace habrá que contratar a alguien para que las haga y ella tendrá que pagar las horas de trabajo necesarias para terminar el trabajo que ella ha debido hacer. La pérdida de dinero no debe estar asociada al castigo, sino que debe ser una consecuencia directa de lo que el niño hace o no hace.

Hay que enseñar otra lección importante acerca de los símbolos de estatus. Supongamos que usted lleva a su hijo a comprar tenis. Inmediatamente él quiere Nikes importados de $80.000 (porque todo el mundo los tiene) y usted va por los tenis nacionales, de $25.000. Usted se da cuenta de que él está creciendo tanto que seguramente en dos meses va a necesitar zapatos nuevos y que destruye los zapatos jugando bruscamente. Tiene tres opciones: 1. Darle gusto y comprarle los zapatos caros (¿qué aprende de esto? Que puede convencer a papi de cualquier cosa). 2. Obligarlo a comprar zapatos más baratos y decirle que debe sentirse contento de tener zapatos (lo que lo haría sentir mal porque es la primera vez que usted hace eso). 3. Dígale que le comprará los zapatos más caros, pero que él tiene que pagar la mitad (lo que lo hará respetar el valor de las cosas y tal vez cuidará mejor sus zapatos, ya que tuvo que pagar la mitad).

Sus hijos recordarán estas experiencias con el dinero y la responsabilidad como parte de los valores internos que lo ayudarán a disfrutar de la vida, con o sin riqueza material. El enseñarles que el dinero y las posesiones son una bonificación en la vida es tan necesario y les ayudará tanto como aprender a leer y a escribir.

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