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Las cuentas claras

Tener un buen presupuesto personal nos evita gastar hoy lo que podemos guardar para mañana.

1 de junio de 2000

Tener un buen presupuesto personal nos evita gastar hoy lo que podemos guardar para mañana.

Yo no sé a mí en qué se me va la plata", es una frase célebre y muy común en nuestro medio. Y es cierta. Muchas veces, el sueldo se cuela por entre pequeñas rendijas que nunca se tienen en cuenta a la hora de programar las entradas y salidas del dinero. Muy pocos, poquísimos en realidad, tienen claros esos pequeños gastos que siempre están y nunca se suman, como la cuota de manejo de las tarjetas de crédito, el IVA, las propinas, los parqueaderos, los domicilios, los servicios bancarios y la gasolina, entre otros. Ni qué decir de los gastos grandes como el arriendo, el mercado y las cuotas del préstamo para el carro.

¿Cómo se controla ese chorro de plata que a veces tiramos por un sifón sin saber a qué horas? Pues manejando un presupuesto. Pero no se trata de volverse un adicto a las cuentas y andar anotando hasta la gaseosa. El gran objetivo de hacer este ejercicio es identificar cuánta plata en realidad llega y de qué manera se distribuye en nuestros gastos diarios. Es probable que después de hacer el primer presupuesto nos demos cuenta de que algo no anda bien con nuestros recibos de servicios públicos, por ejemplo, o con otros gastos que se realizan sin que sean necesarios ni urgentes. Pero lo más importante es que por fin se podrá entender que para ahorrar se necesitan cuentas bien hechas, porque los billetes no estiran y las monedas no se multiplican.

Para organizarse se puede comenzar con un cronograma con las fechas en que se recibe el salario y en que se deben pagar las cuentas. Este consejo, aunque parece elemental, no se suele seguir o no se hace del todo bien. Al registrar los ingresos se deben incluir el sueldo, los dividendos de las acciones, la renta de algún bien inmueble o los intereses por un CDT, pero no se puede olvidar que por algunos de ellos se pagan impuestos, retención en la fuente, servicios de salud y fondo de pensiones. Por tanto, el ingreso real es el que resulta después de cancelar todos estos gastos. Y no espere que el ahorro sea la plata que le queda al final del mes después de pagar los gastos, el ahorro es la suma que usted se ha propuesto guardar juiciosamente pensando en el futuro. Así, apenas reciba el ingreso mensual, disponga de lo que va a ahorrar en otra cuenta, y ahí sí, comience a pagar. De esta forma, muy seguramente en su casa siempre tendrán las cuentas claras y, como dicen, el chocolate espeso.



Una buena contabilidad

Al llevar las cuentas de la casa y los gastos personales lo más importante es ordenar cada una de las cuentas y especificar algunas como el mercado, pues ciertas cosas se compran en distintos lugares, como el grano, los jabones y los productos de aseo, las carnes, las verduras y las frutas. Los gastos fijos incluyen aquellas que usted puede pagar en cualquier momento o que cancela durante todo el mes, como citas médicas y servicios bancarios, la gasolina y el taller.



ALGUNAS CLAVES



Cuando vaya a seleccionar un banco para abrir su cuento corriente o su cuenta de ahorros, infórmese sobre los costos de los  servicios financieros. No todos cobran lo mismo, ya sea por utilizar cajeros automáticos, por solicitar un préstamo, un cheque de gerencia, una chequera o un traslado.

Tenga la chequera al día y revise sus extractos bancarios. Muchas veces, las personas no saben si efectivamente realizaron algunas transacciones, porque las olvidan y creen firmemente en los presupuestos de los bancos. Ellos también se equivocan.

Si es asalariado, no olvide que al presentar el certificado de pagos de educación, vivienda y seguro de salud, reducirá la base para pagar la retención en la fuente, y también por el aporte voluntario al fondo de pensiones.

El manejo del tiempo es definitivo. Recuerde que unas cuentas siempre se pagan en los primeros cinco días, otras en las quincenas, algunas empresas pagan sueldos los días 20, otras el primer día de cada mes... Con las fechas claras, puede organizar la manera de no pagar todas las cuentas al mismo tiempo y ganar así algunos días de rentabilidad. Por ejemplo, los servicios. Si los paga el último día no le generan ningún cargo extra y sí le permiten tener liquidez y generar algún rendimiento en otras inversiones.

Si tiene medicina prepagada, averigüe qué tipo de descuento le ofrece su entidad por afiliarse al POS. Es probable que de esa manera pueda economizar dinero en los medicinas y en otros servicios, como terapias, anteojos, lentes de contacto y otros. También podrá tener el beneficio de cirugías o tratamientos que la salud prepagada no le cubre.

Si tiene hijos, acuerde con ellos la plata que les va a asignar mensualmente, cómo se las va a pagar y en qué la pueden gastar. Ese es un mecanismo útil para que todos los miembros de la familia sepan las prioridades económicas que se tienen y las limitaciones para hacer algunos gastos innecesarios.

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