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1 de abril de 1994

EL NUEVO presidente de Avianca tiene 35 años, es caleño, casado y tiene cuatro hijos. "Yo todo lo hago rápido", dice Gustavo Alberto Lenis. Y tiene razón. Es un "workaholic" sin remedio, que trasnocha sin problemas hasta las once de la noche y sale de su casa a las siete de la mañana. Lenis estudió administración de empresas en Estados Unidos, después de hacer seis semestres en la Universidad del Valle..

A los 22 años regresó a Cali, a trabajar en los negocios de su familia. Posteriormente fue nombrado, primero vicepresidente financiero de Pastas La Muñeca, y después presidente. Cuatro años estuvo dedicado a este negocio, hasta que recibió una llamada de Augusto López, presidente de Bavaria. López le ofreció la gerencia de la fábrica de alimentos para animales Finca, perteneciente al grupo Santodomingo. Renuente al principio, por su apego a su ciudad natal, finalmente aceptó, ante los argumentos presentados por López, quien viniendo a su vez de Medellín, le aseguró que para ascender tenía que trasladarse a Bogotá.

En la época de Finca, Lenis pertenecía a un grupo de ciclistas que iba todos los días hasta Hato grande y volvía. "Lo único que extraño de esa época es el ciclismo. Me hace mucha falta el deporte". Las exigencias de Avianca no le dejan tiempo ahora para su pasatiempo favorito. "Yo no subía a La Calera, porque el trayecto es muy corto".

Después de estar cinco años en Finca, recibió nuevamente una llamada de Augusto López, en marzo de 1993. Le ofreció la presidencia de SAM. Sin pensarlo dos veces aceptó. Sentía que su ciclo se había cumplido en Finca. Había reorganizado la compañía, resuelto los conflictos laborales y la empresa arrojaba utilidades por $2.000 millones anuales.

Aunque la presidencia de SAM está localizada en Medellín, Lenis no se trasladó de ciudad. Le había calado demasiado hondo el mensaje de Augusto López, sobre la necesidad de vivir en Bogotá. Viajaba los lunes a Medellín, donde se quedaba hasta el miércoles o jueves. El resto del trabajo era necesario realizarlo en Bogotá. Pero en septiembre recibió otra de esas llamadas de Augusto López. Le ofrecía la presidencia de Avianca. Después del curso intensivo sobre aviación de seis meses, que significó la presidencia de SAM, Lenis se le midió al reto de Avianca.

"Yo estoy convencido de que la compañía es 100% viable", dice Gustavo Alberto Lenis. "De lo contrario no estaría aquí; hemos contratado dos estudios de firmas externas, que han analizado el caso Avianca, y la conclusión en ambos casos es que hay que echar para adelante". El equipo de Avianca está totalmente renovado. Tiene en este momento los aviones más modernos del país. Estos aviones son más eficientes en el uso de combustible y requieren menores costos de reparación. Tienen también la última tecnología en seguridad aérea.

El objetivo ahora es ganar participación en el mercado. Aunque continúa siendo la primera compañía aérea del país, presenta pérdidas operacionales. En 1993 obtuvo utilidades por $6.400 millones, pero sin ajustes por inflación la pérdida fue de $5.100 millones, mientras que la pérdida operacional llegó a $16.600 millones. "No nos llamemos a engaños. Este problema hay que resolverlo y yo me le meto de cabeza", concluye Gustavo Alberto Lenis con energía, uno de los presidentes más jóvenes que ha tenido Avianca.

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