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El ocaso del neoliberalismo

salvajes" es solamente el último estertor de los dinosaurios jurásicos.

MAURICIO BOTERO CAICEDO
1 de marzo de 1995

El aparente renacer de los "intervencionistas Uno de los efectos secundarios más deplorables de la crisis mexicana es el resurgimiento -enconado y virulento-de los "intervencionistas salvajes", quienes exigen a raíz del supuesto fracaso del modelo neoliberal que Colombia regrese al modelo "estadista", en el que toda la iniciativa y buena parte del sector productivo reposan en manos del Estado. Los "intervencionistas salvajes" propugnan por el robustecimiento del Estado; no menos gobierno sino más, no menos burocracia, sino más.

En términos generales, el Estado en Colombia ha brillado por su paquidérmica burocracia, su opulencia, su arrogancia, su deshonestidad y su despilfarro. No sabe uno si sorprenderse menos con el "Estado cantinero", que para educar a los hijos tiene que emborrachar a los padres, o con el "Estado monopolista", que --ha logrado darle agua potable a la mitad del país, ni comunicaciones a más de la cuarta parte, o con el "Estado regulador", que con base en su imprevisión hace que un vuelo de media hora de Bogotá a Cali se convierta en un martirio de tres horas. No citamos fracasos del "Estado empresario", ya que ello tomaría varios tomos. En fin, en las únicas actividades donde el Estado necesariamente debe actuar, que son la defensa de la honra y vida de los ciudadanos y la administración de la justicia, el Estado ha demostrado aún mayor ineptitud e incompetencia.

No obstante lo anterior, los "intervencionistas salvajes" exigen que el

Estado asuma el papel de motor de la economía y que se elimine la "ventolera neoliberal" donde los individuos y el mercado son los encargados de reducir el perímetro del Estado a su mínima expresión, y a robustecer la maltrecha economía colombiana podando el populismo del Estado.

ero ¿estamos en realidad viviendo el ocaso del neoliberalismo y el resurgimiento del "intervencionismo salvaje"?

Quien escribe esta nota piensa que este no es el caso y el momentáneo despertar de los dinosaurios no pasa de ser los estertores del modelo "estadista", moribundo, obsoleto y condenado a desaparecer.

Los políticos y los "intervencionistas" no parecen entender el fenómeno irreversible de la globalización de la economía y el triunfo del individuo dentro de la transferencia del poder del "Estado jerárquico" al individuo y a las empresas. En las democracias del futuro, los individuos se representarán a sí mismos, eliminando la necesidad de los políticos y de los burócratas. En el cambio casi imperceptible del poder del Estado al individuo, con base en la revolución tecnológica y de las telecomunicaciones, las oportunidades para la libertad e iniciativa individual y de las empresas no tienen paralelo en la historia. A medida que el conocimiento y las nuevas tecnologías le permitan aumentar al individuo o y a las empresas su poder decisorio, necesariamente disminuye el poder y el área de influencia del Estado, que no podrá jamás obtener el monopolio -del único factor esencial del crecimiento: el conocimiento. Como bien lo señala Peter F. Drucker en su libro, "La sociedad post capitalista": el único y decisivo factor de producción no es ya el capital, ni la tierra, ni la mano de obra. Es el "conocimiento".

En el modelo económico intervencionista el Estado ejercía el monopolio o control decisorio sobre los tres clásicos factores de producción: capital, tierra y mano de obra. Hoy en día le es imposible por más leyes y decretos que imponga, instaurar el monopolio del único factor esencial: el conocimiento.

No sólo el modelo neoliberal que antepone el individuo y el mercado a las decisiones arbitrarias del Estado está más robusto que nunca, sino que los únicos que están próximos a desaparecer son los "intervencionistas salvajes". Las economías que persistan en el modelo "estadista" están condenadas inexorablemente al fracaso.

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