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La geografía, la gente, la infraestructura hotelera y de diversiones y hasta la ausencia de huracanes, hacen de Aruba el Paraíso Recuperado.

1 de noviembre de 1995

Aruba, gobernada por los holandeses, es una isla importadora. Con

A80.000 habitantes, importó más de 500.000 turistas el año pasado. Las bandas que tocan música en vivo en bares como "The Cellar" en el centro de Oranjestad son importadas. Los muebles y la ropa que se vende en los numerosos centros comerciales son importados. La carne, el pollo, las frutas y las verduras, inclusive algunos de los mariscos que se sirven en la miríada de restaurantes de la isla, son importados. Pero lo que se cultiva en Aruba, y lo que hace de ella una de las islas más placenteras para pasar vacaciones en el Caribe, son la paz y la tranquilidad. Forman parte de la isla tanto como el árbol de dividivi o la suave arena de sus playas. Aruba es una isla única en un mar Caribe lleno de conformistas.

a mejor razón de la placidez de Aruba es su gente. Ellos también tienen cierta calidad importada. La isla fue descubierta por Alonso de Ojeda en 1499, los españoles no encontraron oro en Aruba y la consideraron sin valor, dejándola en manos de sus indios. Permaneció deshabitada hasta 1636, cuando los holandeses atracaron allí sus buques. Después de un breve período de dominio inglés de 1805 a 1816, los holandeses se apropiaron de nuevo del territorio donde más tarde se descubrió el oro. En 1986, Aruba se convirtió en una entidad separada dentro del reino holandés. Pero las influencias recibidas de los españoles, los ingleses y, naturalmente, los holandeses, así como de los venezolanos (queda a 20 kilómetros del mar Caribe de ese país) y de los Estados Unidos (responsable del 60% del turismo de la isla), hacen de Aruba una meca de clima caliente y múltiples culturas. Los isleños disfrutan de una notable educación europea (a la cual dedica el gobierno el 30% de su presupuesto anual), graduando a los estudiantes con habilidad en el inglés, el español y en su idioma nativo, el papiamento. Probablemente descubrirá que la mucama que tiende su cama en el hotel habla más idiomas que usted. Lo que uno encuentra en Aruba y que es sin duda su mayor riqueza es gente culta y educada con la humanidad y viveza de la cultura caribe. En otras palabras: europeos sin la pretensión de los europeos.



PAISAJE Y CLIMA



Así como sus influencias culturales, los 184 kilómetros cuadrados que constituyen la pequeña isla de Aruba son igualmente eclécticos. Mientras la playa noroccidental está llena de hoteles lujosos, playas de arena blanca y palmas y dividivis, todo el lado este de la isla, desde el extremo norte denotado por el Faro de California, hasta el extremo sur, donde se encuentran las refinerías de petróleo, es formado por dunas y desierto árido. Y todo el centro de la isla consta de rocas y pencas: el escenario perfecto para conjurar imágenes de John Wayne y Clint Eastwood, plantas rodadoras y carrozas cubiertas. La temperatura duante el día oscila en unos agradables 28 grados centígrados, con noches tan perfectas que no hubieran podido ser mejor ajustadas con un termostato.



ACTIVIDAD ACUÁTICA Y DEPORTIVA EN EL CARIBE



En Aruba no hay mendigos ni barullo. Desde el momento en que uno se baja del avión, se siente como si hubiera llegado a su propia isla donde todo el mundo hubiera recibido instrucciones de esperar las órdenes que uno dé, sin hacer contacto innecesario. A diferencia de muchos lugares caribeños donde las playas son sucias y hay cinco pordioseros por cada turista, las playas de Aruba son inmaculadas y sin negocios.

Aruba tiene todos los deportes acuáticos corrientes; desde el esquí acuático hasta los botes de remo, cruceros en veleros gigantes y paseos de todo el día a playas deshabitadas y a varias de las cinco islas antillanas también propiedad de los holandeses. Hay dos deportes que pueden ser difíciles de encontrar en otras islas del Caribe. El primero es la para navegación, perfeccionada en Aruba hasta ser una ciencia. Un carro lo recoge a uno en el hotel y lo lleva a una pequeña lancha que lo traslada al bote de para navegación en las afueras de la costa noroccidental. Este bote que nunca se detiene, jala un paracaídas detrás de un manubrio. La popa del barco es una plataforma gigante de la cual el para navegante puede engancharse al paracaídas. Se afloja la cuerda del manubrio y el para navegante flota en el aire como una cometa, revoloteando en el aire a varios centenares de metros sobre Aruba. Más seguro que nadar en marea baja, el agua es tan clara que se pueden ver formaciones coralinas y tortugas de mar, y se puede apreciar la mayor parte de la isla, ya que se está a mayor altura de la única montaña de Aruba, la Hooiberg.

La otra gran atracción turística es el submarino Atlantis, una aventura al estilo de Julio Verne hacia las profundidades del mar Caribe (bueno, lo más profundo que usted irá serán 150 pies). Transportado al submarino en un catamarán motorizado, el viaje comienza a poca profundidad a medida que el submarino rodea el arrecife Sonesta, lleno de vida submarina. Al mirar por las grandes ventajas estilo portillas, verán cuberas amarillas, barracudas, morenas verdes, "blue cromis" de neón y "anglefish" grises. Al pasar por los "anglefish" franceses, el guía le explicará que estas especies se aparean para toda la vida y cuando uno muere, el otro deja de comer hasta morir de hambre ("como las hombres de Aruba", añadirá el guía con gran sentido de

ironía).

una profundidad de 52 pies, encontrará un avión sumergido que las criaturas del mar han adaptado como su hogar. La cabina oscura en la parte delantera del avión parece que tiene fantasmas, y los peces que entran y salen de él dan la extraña sensación de que el avión de alguna forma está vivo. A cien pies encontrará el escaso coral negro que los joyeros con frecuencia utilizan en las islas caribes para

hacer collares y aretes. Esponjas en forma de tubos brotan del suelo como si fueran exhostos naturales y el coral cable, el que más rápidamente crece en el mundo (a la velocidad de relámpago de un promedio de tres pulgadas por año) rompe el suelo del océano como flechas torcidas y abandonadas. A 150 pies, profundidad a la cual ningún coral puede crecer y la mayoría de los buzos certificados no pueden bajar, el submarino aterriza, dejando que los pasajeros sientan el piso del mar como si el submarino estuviera asentado en la superficie de la luna.

La última novedad en las actividades deportivas de la isla es el campo de golf de 18 huecos llamado Tierra de Sol, diseñado por uno de los mejores arquitectos de golf del mundo, Robert Trent Dones. El campo de 71 pares, autodenominado el "Desierto con vista al mar" es único en el mundo por los contrastes de los cuales se enorgullece. La casa del club, con diseño moderno y elegante, está forrada en palmas, mientras que el campo de golf mismo mezcla el marrón del desierto árido con el verdor de los bien cuidados greens; y el campo y el club están rodeados de los tonos azul pastel del mar Caribe. Tierra del Sol ha recibido comentarios muy positivos desde que se inauguró hace sólo seis meses y actualmente está negociando con la PGA Senior para celebrar allí el torneo durante la próxima estación de vacaciones.



ATRACCIONES HISTÓRICAS Y ECOLÓGICAS



La mayoría de los turistas alquilan un auto para ver la isla. Los más arriesgados alquilan jeeps para sobreponer las múltiples dunas que bordean las costas del este en las cuales el turismo es tan escaso como la vegetación. Pero uno no necesita un jeep para ver la mayor parte de los lugares de la isla. Se puede visitar el Paso Francés, donde los indios caiquetios defendieron a Aruba de los franceses en 1700. Se pueden ver las formaciones rocosas en Ayo, donde grandes piedras de diorita formadas por el mar parecen tener las huellas de unos dedos gigantes. La Boca del Dragón, una gran piedra que por un lado fue completamente abierta por un mar en un tiempo rabioso y que ahora se ha retirado unos dos o tres kilómetros de la playa, alberga pinturas de los indios arubak. Se puede estudiar la bella flora del centro de la isla; las pencas "cadushi", largos y puntiagudos dedos que brotan de la tierra seca, el cactus tuna, una serie de pequeños platos verdes, uno encima del otro, o los "bushi", una bolita pequeña florecida que no crece más de 10 a 15 centímetros. El árbol watapana (también conocido como el dividivi) es el árbol nacional y con buena razón: su forma distintiva y la abundancia con que se encuentran en la isla le da a Aruba su propio "look" botánico.

A1 salir del centro de la isla vía Matividri, rodeado de desierto,

el espectáculo es casi fantástico. Mientras que en la región desértica de Aruba a uno se le olvida que está en una isla, al salir de allí le impactará el espejismo más grande que haya visto el ojo humano: el mar Caribe. Aquí en la costa nororiental encontrará las ruinas de las minas de oro holandesas y el puente natural cercano, labrado por el mar hasta lograr una simetría casi perfecta. La montaña Hooiberg, en el centro de la isla, es punto de referencia desde cualquier lugar. También es, para los de corazón fuerte, una buena forma de ejercicio y ofrece una vista de 360 grados de Aruba.

La arquitectura de la isla es tan maravillosamente diversa como sus orígenes. El pueblo principal de oranjestad fue construido con sus fundadores holandeses en mente: calles estrechas encerradas en construcciones de tonos pastel azules, amarillos, rosados y verdes. Las casas locales varían drásticamente de una calle a otra. Mientras que muchas son casas prefabricadas de un solo piso (a cada persona de Aruba se le garantiza vivienda en la isla), regadas en la isla se encuentran casas holandesas de un solo piso con techos angulares muy parecidas a una iglesia presbiteriana. Los bordes de las casas con frecuencia son decorados con símbolos indígenas rindiendo tributo a los primeros habitantes de la isla. Los curiosos porches son estilizados con "popchi, pequeños pilares en forma de reloj de arena que sostienen la balaustrada. La arquitectura es tan pintoresca y sutil como sus gentes.



RESTAURANTES

Y VIDA NOCTURNA




Hay más de cien lugares para comer en la isla que ofrecen todo, desde platos locales hasta suntuosa comida Suiza e italiana. Brisas del Mar y Mi Cushiana son dos favoritos para platos locales. La comida de Aruba incluye pescado y carnes, tortuga e iguana y especias como el curry y ajíes picantes. También utilizan frutas como la papaya y el coco en sus postres y en sus platos principales. Chez Mathilde, en el centro de Oranjestad, ofrece la mejor comida francesa de los alrededores, desde cangrejo hasta langosta, y desde jamón ahumado de avestruz hasta pollo. La presentación y el ambiente completan una comida perfecta. L'Escale, ubicado en el Sonesta Hotel Beach Club, sirve exquisita comida de mar y platos de carne, pero tal vez es mejor conocida por sus músicos, un trío entrenado en música clásica en el conservatorio de Budapest. Procedentes de Europa Oriental, su repertorio, que en un tiempo era sólo Beethoven y Bach, ahora, como Aruba, incorpora innumerables culturas, desde grandes bandas de jazz hasta cumbia y salsa, todas tocadas en forma encantadora con violín y chelo.

i los restaurantes son diversos y abundantes, la vida nocturna florece siete días a la semana. Además, de casi una docena de casinos, incluyendo el Sonesta que abre 24 horas al día, hay una plétora de clubes nocturnos y bares. The Cellar, de dos pisos, ofrece rock and roll en vivo, local e importado, mientras su contraparte en el segundo piso ofrece la Casa de la Música para jóvenes y jóvenes de corazón. Houlihan's, parte de una cadena de restaurantes de Estados Unidos, es

un club nocturno y restaurante gringo a gran escala. La mayoría de los hoteles también auspician actividades todas las noches, tales como limbo shows" y música local con bandas metálicas o la "caja de orgel, una caja de música rústica operada con manivela y su acompañante de percusión, el "wiri". Los tragos especiales garantizan que los turistas se prendan bajo la influencia de una docena de "tequila sunrises" o piñas coladas a mitad de precio.



DÓNDE QUEDARSE



Hay veintiocho hoteles en la isla (y varios más en camino) que atienden a una variedad de necesidades económicas y gustos personales. Los más recomendados son el Hotel y Casino Aruba Hilton, el Hyatt Regency Aruba Resort y Casino, el Sonesta Hotel Beach Club & Casino y el Costa Linda Beach Resort. Estos y muchos de los otros hoteles de lujo ofrecen suites -algunos con cocineta-, balcones con amplia vista al mar, piscinas, gimnasios, acceso a deportes acuáticos y equitación.

Aunque algunas islas caribeñas están amenazadas por un nivel de criminalidad y violencia en aumento, Aruba ha podido mantener un clima de seguridad. Esto quiere decir que Aruba es el sitio de juego ideal para huéspedes jóvenes. Los hoteles ofrecen campos de juego para niños de todas las edades que los mantendrán felizmente ocupados desde la mañana hasta el anochecer, mandándolos a la cama cansados y contentos. Hasta para el adolescente curioso que busca aventura a costa de la paz mental de sus padres, la isla inmediatamente lo tranquiliza a usted. Los clubes nocturnos son seguros y el transporte amplio y libre de peligro.

Aruba es sinónimo de armonía. Su economía estable y prácticas de gobierno la hacen un verdadero nirvana, cuando. otras islas del Caribe padecen de una mala prensa cada vez mayor y dificultades sociales. Aun con desastres naturales, particularmente huracanes con efectos desastrosos en algunos sitios de recreación del Caribe, Aruba está ubicada en un lugar seguro fuera de la zona de huracanes. Parecería que hasta las deidades le han tomado afecto especial a Aruba y a su gente.

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