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Merilee Grindle, directora del David Rockefeller Center for Latin American Studies, de la Universidad de Harvard. | Foto: Fulbright Colombia

Gestión púbica

“Gobiernos locales tienen más espacio para innovar”

Aprovechar la capacidad de transformar las ciudades es una de las recomendaciones de Merilee Grindle, directora del David Rockefeller Center for Latin American Studies, de la Universidad de Harvard. Cómo hacer más gobernable el sector público.

Santiago Gutiérrez Viana
9 de septiembre de 2011

Los gobiernos locales tienen un papel fundamental en el desarrollo económico, porque son los sitios donde aparecen las innovaciones de política pública más interesantes. Es la afirmación de Merilee Grindle, directora del David Rockefeller Center for Latin American Studies, de la Universidad de Harvard.

En Colombia, dice, Bogotá y Medellín consiguieron, por ejemplo, transformarse en lugares más habitables, con un sentido de comunidad más fuerte. “En Brasil, muchas de las innovaciones de las últimas dos décadas en cuanto a medio ambiente y a servicios sociales han tenido sus orígenes en los gobiernos locales. Por ejemplo, en Curitiba con el medio ambiente, o Bolsa Familia que apareció en una de las ciudades. Se ve en todas partes: los gobiernos locales tienen espacio para innovar”, señala. “Es más difícil para los gobiernos nacionales”, añade.

La investigadora estuvo en Barranquilla para participar en un foro sobre gobernanza y sostenibilidad organizado por Uninorte y la Comisión Fulbright en Colombia. En su conferencia, además de hacer la observación sobre la importancia de aprovechar la capacidad innovadora de las ciudades, ofreció algunas recomendaciones para mejorar la gobernabilidad de las entidades públicas.

“El buen gobierno es importante y es una idea que está muy de moda”, señala. Pero esa notoriedad ha servido en ocasiones para que la agenda de gobernabilidad se haya vuelto muy larga y que incluya cada vez más condiciones que la experta no duda en calificar de ideales, “de otro mundo”. Por ejemplo, menciona, que cada vez más se incluye el hecho de que la acción de la justicia o de los servicios sociales funcione sin fallas. “Eso es imposible para muchos países. Están como tratando de llegar a Dinamarca en términos de gobernanza”, opina.

Propone entonces que se adapte la agenda a las condiciones de cada país. “La agenda es buena, pero no dice nada de prioridades o secuencia. No está basada en la historia ni en la realidad, ni en el contexto de países específicos”.

Recomienda que para hacer planes distintos para cada país, se debe tener un poco de escepticismo frente a la agenda. “Investigar en la agenda para que sea adecuado a una ciudad o un país. Consultar la experiencia histórica de otros países”.

En síntesis, ajustar el discurso internacional a las condiciones locales y luego encontrar y discutir sobre las reformas que resulten más importantes. Pero ahí no termina el trabajo.

“Muchas veces se piensa en la reforma, en el cambio de ley, sin pensar en la implementación”. Naturalmente eso no es suficiente. “Hay que trabajar en cambiar las prácticas. Pensar más en cómo hacer en la práctica lo legislado”, concluye Merilee Grindle.