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Washington defiende la libertad de prensa mientras ataca a WikiLeaks

La campaña de Washington contra WikiLeaks y su fundador Julian Assange ha sido calificada por los críticos como un asalto a la libertad de prensa, lo que obligó a E.U. a reiterar hoy que es "el país del mundo que más la defiende".

9 de diciembre de 2010

Washington.- "Ningún país cree en la libertad de prensa más que E.U. Practicamos con el ejemplo", afirmó hoy en un mensaje en Twitter el portavoz del Departamento de Estado P.J. Crowley.

"Mientras Julian Assange pone en peligro a los periodistas en los países autoritarios con la publicación de los cables (diplomáticos), nosotros los protegemos", continuó Crowley, atizando la polémica sobre los límites a la libertad de prensa desatada por la publicación de documentos de WikiLeaks el 28 de noviembre.

Fue precisamente Crowley quien el martes, justo cuando un tribunal londinense ordenaba el ingreso en prisión preventiva de Assange, anunció que Washington sería la sede del Día Mundial de la Libertad de Prensa de la UNESCO en mayo del 2011.

Crowley insistió en que las jornadas de mayo próximo harán hincapié en la importancia de la innovación tecnológica y dijo estar preocupado con la "determinación de algunos gobiernos de censurar y silenciar a individuos y de restringir el libre flujo de información".

Pero según los críticos eso es precisamente lo que está haciendo E.U. al estudiar la posibilidad de plantear cargos contra Assange y bloquear el acceso de los empleados públicos al sitio de WikiLeaks, al que también han negado sus servicios varias empresas privadas estadounidenses como Amazon y PayPal.

El grupo de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional dijo hoy en un comunicado que un proceso judicial contra Assange por la divulgación de los cables diplomáticos atentaría contra la libertad de expresión.

"Los procesos penales que buscan castigar a un individuo por divulgar pruebas sobre violaciones de los derechos humanos nunca son justificables", afirmó la organización, que insistió en que algunos de los documentos divulgados por WikiLeaks entran en esa categoría.

El grupo dice que, "por supuesto", los gobiernos tienen derecho a mantener la confidencialidad de sus comunicaciones pero una vez que la información sale a la luz no pueden recurrir a la seguridad nacional para justificar medidas coercitivas que disuadan la publicación adicional de documentos o la discusión sobre ellos.

Sin entrar en juicios de valor, David Hudson, un experto en la Primera Enmienda de la Constitución de E.U, que garantiza entre otros derechos el de la libertad de expresión y de prensa, sostiene que lo ocurrido con WikiLeaks presenta "el desafío más interesante a la Primera Enmienda en mucho, mucho tiempo".

"Podría fácilmente plantear el clásico enfrentamiento entre la Primera Enmienda y la seguridad nacional", explicó a Efe Hudson.

Para Neil Richards, profesor de derecho en la Universidad Washington de St. Louis (Misuri) "es difícil identificar qué leyes se han violado en este caso", lo que en su opinión podría explicar el que Assange esté siendo perseguido por supuestos delitos sexuales en Suecia en lugar de delitos en el frente periodístico.

Más allá de eso, las filtraciones de WikiLeaks han desatado un debate sobre si lo que hace Assange es o no periodismo.

Tom Rosenstiel, director del Centro para la Excelencia en Periodismo de Washington, señala que el periodismo es algo más que la publicación masiva de documentos.

"El periodismo consiste fundamentalmente en tomar decisiones, decidir qué publicar y qué no y el intentar dar sentido a los documentos, no simplemente publicarlos", dijo a Efe Rosenstiel, co-autor de un nuevo libro sobre periodismo titulado "Blur".

Francine Kiefer, editorialista del periódico Christian Science Monitor, comparte esa opinión y dice coincidir con el Departamento de Estado en que lo de Assange no es un periodismo constructivo.

Michael Parks, ex director del periódico Los Angeles Times, discrepa y pronostica que la divulgación de los cables "reforzará la determinación de los periodistas de intentar relatar la verdadera historia oculta tras los anuncios oficiales".

 

EFE