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Uribe defiende su actuación ante guerrilla y narcotráfico

El presidente colombiano Alvaro Uribe dijo el miércoles que su gobierno ha recuperado dos monopolios "que nunca debimos perder: el monopolio de las fuerzas institucionales para combatir a los delincuentes y el monopolio de la justicia que quiso ser desalojada por los terroristas".

23 de septiembre de 2009

Naciones Unidas  — En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Uribe sostuvo que el estado es hoy el único que "combate a todos los delincuentes", que se integran en una relación mañosa "que los une o enfrenta para repartirse o disputarse las ganancias del negocio criminal de la droga".

El mandatario indicó que su gobierno ha recuperado "la independencia de la descentralización y del ejercicio político. El terrorismo había desplazado al 30% de los alcaldes, robado y corrompido altas sumas de presupuestos de municipios y departamentos y coaccionado a sectores de la política", aunque "sin legislación marcial, con plenitud de garantías civiles y políticas y absoluto respeto a las libertades que promovemos con la seguridad".

Con todo, Uribe advirtió que su país no se dejará amedrentar porque su gobierno trabaja "tanto por la eficacia de la Fuerza Pública como por el respeto a los derechos humanos. No dudamos en sancionar a quien los viola, pero tampoco renunciamos a defender a nuestros soldados y policías, en ocasiones víctimas de una sucia guerra jurídica".

Uribe afirmó que Colombia, que ha reconocido su problema interno de narcoterrorismo, "ha librado una heroica lucha que finalmente triunfará, coopera con la comunidad internacional y solicita más efectiva cooperación". Agregó que su gobierno coopera con México, Guatemala, Panamá, Costa Rica, Haití, República Dominicana y Perú, así como con otros países y reconoció los aportes de Estados Unidos "para adelantar con nosotros la tarea de desmantelamiento del narcoterrorismo".

Por último, Uribe pidió que en lugar de propugnar la legalización de las drogas debe reflexionarse "sobre la necesidad de ilegalizar el consumo. No hay coherencia entre la severidad frente a la producción y tráfico y la permisividad con el consumo. Éste ha llevado al microtráfico asesino en ciudades, a incentivar el consumo de adolescentes y jóvenes y a involucrar a niños en el negocio criminal".

 

 


(AP)