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Sin indicios de optimismo en reunión del G-20 en Londres

Mientras los funcionarios de las finanzas mundiales se reunían este fin de semana en Londres, un grupo de empresarios y economistas adoptaron el cauteloso pero generalizado optimismo de los políticos, al tiempo que advirtieron que es prematuro celebrar el fin de la recesión mundial.

4 de septiembre de 2009

CERNOBBIO, Italia — Entre las preocupaciones mencionadas en el Foro Ambrosetti efectuado a orillas del balneario italiano de Lago Como:

—La conclusión de los planes de gastos extraordinarios adoptados por los gobiernos quizá no genere la plena reanudación de la demanda consumidora, ocasionando una doble recesión.

—Un debilitamiento duradero de la demanda consumidora en Occidente quizá no sea compensado por la demanda de los mercados emergentes;

—Las presiones políticas y corporativas para ampliar el circulante monetario podrían disparar la inflación;

—La complacencia y el alivio quizá acaben con la posibilidad de endurecer las regulaciones financieras para evitar otro colapso.

Empero, los delegados asistentes a este encuentro anual coincidieron en que se evitó un desastre peor.

"Creo que ha concluido", dijo el Nobel de economía Gary Becker, profesor de economía y sociología de la Universidad de Chicago. "Los pronosticadores de una nueva Gran Depresión se equivocaron. Hubo una recesión grave, no una depresión".

El foro tiene lugar al mismo tiempo que el encuentro mantenido el viernes y sábado en Londres por los ministros de hacienda y presidentes de sus bancos centrales del Grupo de los 20, parte de un circuito que incluye el Foro Económico Mundial en el balneario suizo de Davos. Esos encuentros, aunque blanco de críticas, permiten conocer las opiniones de las personalidades de la industria, el mundo académico y la política.

Existe un acuerdo generalizado de que los abultados planes gubernamentales de gastos extraordinarios impidieron lo que podría haber sido un pánico más duradero al mantener a flote las industrias fundamentales y la banca durante un periodo de reajuste y limpieza de balances.

Empero, el influyente economista Martin Wolf, comentarista del diario Financial Times, advirtió que a medida que concluyen los planes de gastos extraordinarios, los consumidores tendrán que apuntalar la demanda de forma contundente y decisiva.

"Tenemos un problema verdaderamente sistémico a la hora de generar demanda a nivel mundial. Serán necesarios muchos años ... va a resultar extraordinariamente difícil elaborar un plan" para poner fin a los gastos extraordinarios de los gobiernos.

Un delegado chino insistió que su país — pese a contar con un quinto de la población mundial — posee solamente un veinteavo de la economía mundial y por ello no puede "rescatar" a Estados Unidos ni a Europa.

Los mismos europeos opinaron negativamente sobre Europa.

El académico francés Jean Paul Fitoussi sostuvo que el plan europeo de gastos extraordinarios fue demasiado escaso y demasiado lento. Ello es especialmente importante, según Fitoussi, porque la zona del euro debería ser considerada como la mayor economía del mundo, no Estados Unidos.

El economista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini dijo que el sistema financiero y el sector corporativo siguen aquejados de debilidad.

Roubini — famoso por haber acertado en el pronóstico de la crisis de la vivienda en Estados Unidos — sigue siendo más pesimista que los demás: el repunte de las economías avanzadas tendrá "forma de U", insistió, es decir, será lento, en contraposición a una recuperación en "V''.

Advirtió incluso la posibilidad de una doble recesión — en forma de "W'' — a no ser que los gobiernos fijen acertadamente la conclusión de los gastos extraordinarios.

Unos 200 delegados — muchos de ellos capitanes de la industria y empresas financieras de toda Europa — votaron electrónicamente los pronósticos.

El 59% creyó que la recesión concluirá en el 2010, y solamente cuatro aventuraron que seguirá empeorando.

(AP)