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Plan de compra de bonos de la Fed inflama tensiones

El plan de la Reserva Federal para comprar más bonos del Tesoro generará inevitablemente una inflación más alta inevitable y provocará turbulencias financieras, dicen sus detractores.

11 de noviembre de 2010

Washington.- El plan también provocó las iras de muchos extranjeros. Afirman que el plan de la Fed de comprar US$600.000 millones en bonos es un esquema para darle a los exportadores estadounidenses una ventaja injusta y que pone en peligro la economía mundial.

¿Es cierto esto? ¿O el plan de la Fed ayudará a poner fin a una crisis desesperante de producción de empleos y ayudará a revitalizar una economía aún tibia?

En cualquier caso, pocos niegan que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, corre un riesgo. Tenga éxito o no, temen que su plan pudiera desencadenar una guerra comercial y alentar una especulación peligrosa en los mercados financieros.

Desde ya, las críticas amenazan con arruinar la cumbre de los líderes de las 20 principales economías del mundo en Seúl, donde el plan de la Fed ha generado un debate rabioso.

El presidente Barack Obama se vio obligado el jueves a defender las políticas estadounidenses en la cumbre, al afirmar que "lo más importante que puede hacer Estados Unidos por la economía mundial es crecer".

Muchos economistas dicen que la Fed no tenía mucha opción, sobre todo cuando el desempleo en Estados Unidos se estancó en el 9,6%, las tasas de interés a corto plazo ya estaban cerca del cero y el Congreso se niega a gastar más para revitalizar a la economía.

"Se han quedado sin balas", afirmó Uri Dadush, director del programa de economía internacional de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.

Por ello, la Fed anunció sus planes de imprimir suficiente dinero para comprar un promedio de US$75.000 millones en bonos del Tesoro por mes durante ocho meses. Además, se dejó la puerta abierta para comprar más.

El programa de compra de bonos está destinado a dinamizar la economía, al obligar la baja en las tasas de interés a largo plazo. Esas tasas de interés más bajas alentarían a algunos consumidores y a las empresas a gastar más y a solicitar créditos.

¿Puede el programa de la Fed hacer eso?

No es probable, afirman sus críticos. Por un lado, las tasas hipotecarias han caído a niveles mínimos históricos sin haber podido revivir el mercado de la vivienda; tampoco ha logrado una reducción de la alta tasa de desempleo o ha logrado estimular mucho el crecimiento.

Entonces, ¿la gente y las empresas que no han podido o no han querido pedir préstamos ahora a tasas súper bajas los solicitarán si las tasas de interés bajan todavía un poco más y serán lo suficiente firmes para reanimar la economía?

La esperanza más grande es que la reducción de las tasas elevará precios de las acciones. Eso es porque —como Bernanke ha sugerido— los inversionistas desplazarán el dinero de los bonos de bajo rendimiento hacia la compra de acciones. Los precios más altos de las acciones permitirán que las personas se sientan más acaudaladas y de paso más dispuestas a gastar.

Los líderes empresariales no son diferentes. Se sienten más seguros cuando su riqueza personal se eleva y cuando las acciones de su empresa suben de precio; son más propensos a contratar y expandir su negocio y una vez que lo hacen, la economía se fortalece.

Sin embargo, el plan de la Reserva Federal amenaza con acrecentar las tensiones mundiales. Esto se debe a lo que sucede cuando se imprime más dinero para bajar las tasas de interés: Más dólares que inundan el sistema financiero provocan que el valor del dólar caiga en su cotización ante otras monedas, los productos estadounidenses se vuelven más baratos para todo el mundo y los del extranjero se encarecen en el mercado estadounidense y con ello, el público de Estados Unidos tiende menos a comprar productos de otros países.

 

AP