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Patarroyo recibe mañana el premio Príncipe de Viana por su ciencia solidaria

El inmunólogo Manuel Elkin Patarroyo, padre de la primera vacuna química contra la malaria, recibirá este martes en Navarra el premio Príncipe de Viana de la Solidaridad por su labor con los países más necesitados, fruto de esa investigación médica revolucionaria.

30 de mayo de 2011

Madrid - Patarroyo recibió ya en 1994 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por la creación de esa vacuna sintética contra la malaria, enfermedad que ha supuesto el caballo de batalla de toda una vida de investigaciones y que ahora es el objetivo de una segunda generación de ese medicamento.

Antes de participar en una rueda de prensa organizada por la Casa de América de Madrid y representantes del Gobierno de Navarra, región del norte de España que concede ese premio, Patarroyo ofreció una conferencia magistral, en la que subrayó la importancia de esta "segunda línea" de batalla en sus investigaciones, resultado de 33 años de trabajo.

La nueva vacuna, denominada Colfavac, podría estar siendo inoculada a seres humanos de forma subcutánea y en una sola dosis dentro de un año, tras un 90% de éxito en su aplicación sobre una especie de monos amazónicos con un sistema inmunitario muy similar al humano.

La investigación durará aún tres o cuatro años antes de que la nueva vacuna pueda ser distribuida internacionalmente, a un coste muy bajo.

Lo importante, subrayó Patarroyo, es que "ya hay una norma lógica racional para fabricar vacunas", que, además, podría ampliarse a otras enfermedades infecciosas como la tuberculosis.

"El concepto es simple y el método complejo", pero la clave es que "podemos fabricar vacunas utilizando fragmentos mínimos químicamente fabricados", señaló el científico, quien recordó el éxito obtenido con la SPf-66, la vacuna colombiana contra la malaria, antecesora de esta segunda generación de anticuerpos.

El renombrado director del Instituto de Inmunología de Colombia destacó que la malaria afecta cada año a 500 millones de personas, de las que más de tres millones mueren, la mitad de ellas niños menores de cinco años, en su inmensa mayoría habitantes de países en vías de desarrollo.

En la rueda de prensa posterior a la conferencia, Patarroyo insistió en que el trabajo más difícil ya está hecho y adelantó que los mayores problemas podrían surgir a la hora de la distribución de la nueva vacuna.

Según el científico, deberían ser "la presión e imposición" de los propios países las que impulsaran esa difusión de la vacuna colombiana, que, subrayó, supera a otras variantes fabricadas por empresas y gobiernos que han invertido miles de millones de dólares para obtener unos resultados modestos frente al éxito logrado con menos de 40 millones de dólares de su investigación.

No obstante, Patarroyo denunció en la rueda de prensa la falta de tradición científica que sigue habiendo en Latinoamérica, donde los distintos países "no han asumido como política de Estado" ese impulso de la ciencia.

Puso como ejemplo de lo que se debería hacer la ofensiva educativa y científica que, a la muerte de Franco, se dio en España, donde "se insertó la ciencia en la conciencia" del país.

"Se mandó a universitarios al exterior y se crearon estructuras (científicas) en las que insertarlos a su vuelta", añadió el inmunólogo, quien subrayó su agradecimiento por el premio que recibirá mañana de manos del príncipe Felipe, heredero de la Corona española, y su esposa, la princesa Letizia.

El premio Príncipe de Viana reconoce la labor de instituciones, ONG y personas físicas de cualquier país que destaquen por su trayectoria en la Cooperación Internacional al Desarrollo, en especial en la contribución a los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por la ONU.

El galardón, dotado con 40.000 euros (casi US$57.000), premia el trabajo de Patarroyo en la búsqueda de soluciones de enfermedades a través de la obtención de vacunas que "lleguen a las personas que más lo necesitan a un coste accesible", según indicó el jurado del premio en el momento de su concesión.

Como ejemplo de esa solidaridad que premia el Príncipe de Viana, el jurado destacó que el científico colombiano decidió en 1995 donar los derechos de la vacuna contra la malaria a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

 

EFE