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Mujeres españolas rompen barreras en sus carreras laborales

En la actualidad en las juntas directivas de las grandes empresas españolas, sólo un 4% de los puestos está ocupado por mujeres, en comparación con el promedio de 8,5% de la UE, reveló un informe reciente de la Red de Mujeres Profesionales Europeas.

31 de diciembre de 2006

Tatiana Del Arroyo explica que estaba suficientemente capacitada para un puesto en la sección de control de calidad en una empresa donde realizaba una pasantía, pero un superior le dijo que no se tomara la molestia de presentar la solicitud.

La compañía sólo contrataba a mujeres para trabajos serviles, dijo.

Esto sucedió en España hace ocho años.

Las cosas están cambiando en esta sociedad tradicionalmente machista, donde hasta hace tres décadas las mujeres no podían abrir una cuenta bancaria sin el permiso de un familiar varón.

El actual gobierno socialista ha considerado la igualdad de género como una de sus prioridades y el 50% de su gabinete está ocupado por mujeres. Asimismo, el gobierno ha propuesto la ley de igualdad, que de ser aprobada, exigiría a las empresas a darle al menos el 40% de los puestos de directorio a las mujeres, así como lograr un equilibrio de género más estable en las compañías.

En Estados Unidos el porcentaje de mujeres que estaba en las juntas directivas de las 500 empresas más grandes del país _según la respetada clasificación de la revista Fortune_ en el 2005 era del 14,7.

Un ambiente dominado por hombres, con grandes disparidades salariales y con una de las jornadas más largas de trabajo en la UE, han dificultado la lucha de las mujeres por superar las limitaciones tradicionales en las empresas.

Por eso, las españolas buscan trabajo en las multinacionales, donde las posibilidades de progreso suelen ser mayores que en las empresas tradicionales de España, o abrir sus propios negocios. Entre 1999 y 2005, el porcentaje de empresas manejadas por mujeres se disparó de un 23% a un 29%, según datos del gobierno.

"Muchas mujeres están cansadas de trabajar en empresas que ignoran su capacidad y destrezas", explicó Rosa María Peris Cervera, directora del Instituto de Mujeres, una rama del Ministerio de Trabajo. "Montar una empresa les permite manejar mejor su tiempo y su familia".

Teresa Perucho, de 30 años y madre de dos hijos, abrió una empresa de biotecnología hace dos años con otras dos mujeres. La apertura de una empresa resultó más exigente que un trabajo tradicional, explicó.

Su esposo, Juan José Villaescusa, aceptó un trabajo de menor paga para poder ayudarle a su mujer con las tareas hogareñas y que ella pudiera dedicarle más tiempo al negocio.

Villaescusa señaló que no conoce a otra persona que haya hecho lo mismo para ayudarle a su esposa.

"La norma social es que el hombre trabaja, y esa mentalidad no ha cambiado mucho", dijo Villaescusa.

Todavía persiste una visión "muy conservadora" en España, dijo Amparo Moraleda, presidente de IBM Corp. para España, Portugal, Grecia, Israel y Turquía.

"Se da por sentado que la mujer ha de cuidar a los niños y el hogar", explicó.

En el 2005, el 95% de los trabajadores españoles que pidieron licencia para cuidar a sus hijos eran mujeres, según datos gubernamentales.

"En la base de la pirámide se encontrará al mismo número de hombres que de mujeres en la gran mayoría de las empresas", explicó Moraleda. "Lo que es diferente es cómo progresan estas mujeres. Su habilidad para progresar a la vez que tienen una familia depende mucho de la cultura empresarial".

Mar Raventos, presidenta del Grupo Codorniu, explicó que las empresas pueden combatir la brecha de género reconociendo que la calidad del trabajo de un empleado es más importante que la cantidad de horas que está en la oficina.

"Un balance entre el trabajo y la familia mejora el desempeño del empleado y es bueno para la empresa", explicó Raventos, madre de seis hijos y propietaria de la empresa familiar, las bodegas Codorniu.

En tanto, Del Arroyo reconoce que la situación está mejorando lentamente, en parte por el cambio de percepción de las normas sociales y porque los medios de comunicación dedican más espacio a las mujeres que triunfan.

Tras su pasantía, Del Arroyo trabajó medio tiempo antes de lograr trabajo como gerente de datos para el gigante farmacéutico Eli Lilly & Co.

Tanto ella como Raventos consideran que la legislación de igualdad no es una solución para los obstáculos que enfrenta la mujer en las empresas.

"Si una mujer es ascendida bajo estas condiciones, nadie sabrá si es por la ley o por sus habilidades", dijo Del Arroyo, quien pidió que no se nombrara a la empresa donde realizó la pasantía por temor a una represalia.

Pero Peris Cervera, del Instituto de Mujeres, dijo que la ley puede ser una herramienta importante para eliminar la desigualdad en el trabajo.

"En muchos sectores estamos perdiendo a las mejores mujeres", dijo. "El objetivo de este tipo de legislación es el de eliminar la discriminación".

El mercado es el que probablemente causará el mayor cambio en la cultura corporativa de España.

AP