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Mexicanos hacen malabarismos financieros para sobrevivir

Jonatan Noyola desconoce cómo se miden la inflación, el consumo y el Producto Interno Bruto de México, pero sí sabe con certeza que otra vez debe empeñar sus joyas para tapar los huecos de un salario que no alcanza.

13 de enero de 2011

México - Pese a que el Gobierno del presidente Felipe Calderón afirma que lo peor de la debacle económica del 2009 ha quedado atrás, cientos de miles de mexicanos se integran cada vez más a las filas de quienes piden prestado con garantía prendaria.

La Asociación Nacional de Casas de Empeño calcula que sus préstamos subirán un 5 por ciento este año tras convertirse en un complemento al salario y porque, aseguran, la banca pone cada vez más trabas para otorgar fondos a personas comunes.

Noyola, de 28 años y hasta hace poco empleado en una tienda, culpó de su necesidad de pignorar a la compleja situación de la economía local, que pese a haber crecido más de un 5 por ciento en el 2010 no se repone del todo del desplome del 6.1 por ciento visto el año previo.

"Voy a empeñar mis alhajas para mis pasajes y comidas. La situación está muy difícil y me pone en la penosa necesidad de estar viniendo aquí", dijo el joven esperando en una fila para que un valuador le tasara una pulsera en el Nacional Monte de Piedad, la casa de empeños más grande y antigua del país.

La institución asegura que su tasa de interés del 4 por ciento mensual es la más solidaria de su sector y que su indetenible crecimiento en volumen y monto seguirá atado a la atención de sectores más vulnerables.

Gustavo Méndez, portavoz del Monte de Piedad, dijo a Reuters que en 2010 prestaron un récord de 21,000 millones de pesos (unos 1,735 millones de dólares) y que en 2011 seguirá trepando ayudado también por la apertura de 85 sucursales más a lo largo de todo el país, para llegar a 312 puntos de venta.

Además de joyas, hay quienes empeñan autos, obras de arte, electrodomésticos y objetos exóticos.

PIEDAD EN MAXIMOS

Los préstamos del 2010 de esta firma representan un 1 por ciento de la cartera crediticia de la banca mexicana, que superó unos 170,000 millones de dólares a octubre, pese a la baja bancarización en la segunda economía de la región.

Aunque Méndez declinó hacer una proyección de cuánto podría prestar la Nacional en 2011, otra fuente de la entidad reveló que se espera un alza que ronde un 24 por ciento.

La mayoría de las personas que atiende el Monte de Piedad pertenece a las clases socioeconómicas C y D que no tiene posibilidades de recurrir a un banco para solicitar préstamo alguno y que suelen empeñar sucesivamente las prendas.

"Yo he venido varias veces aquí (...) necesito un poco más de dinero del que estoy llevando a mi casa ahorita", dijo Guillermo Martínez, un taxista que esperaba unos 3,000 pesos (unos 247 dólares) por sus prendas, que espera recuperar en pocos meses para volverlas a empeñar.

El conductor desestimó las cifras del Gobierno sobre expansión económica, desempleo e inflación. "Yo no creo que mejora nada (...) mire sólo aquí como estamos ahorita".

El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, manifestó hace unos días su "modesto optimismo" sobre el crecimiento del 2011, pese a que él mismo anunció que la meta de crecimiento de un 3.9 por ciento será elevada, como han hecho algunos analistas.

Pero algunas calificadoras de riesgo empiezan a temer que la espiral de violencia vinculada a la guerra contra el narcotráfico, que ha cobrado la vida de más de 34,000 personas en los últimos cuatro años, podría estar perjudicando el panorama económico y la inversión en el país.

Y mientras desde el Gobierno se trata de divulgar un mensaje de optimismo, el desempleo en el país de 112 millones de habitantes se acerca al 6 por ciento, y muchos se quejan de que los sueldos son devorados por una inflación que despidió el 2010 en un 4,4 por ciento.

El salario mínimo promedio en México en 2010 fue de 37.49 pesos diarios, apenas arriba de los 37.14 pesos al día de 2009, cuando el país salió de su peor recesión en 15 años.

El analista Pedro Tuesta, de 4CAST, atribuyó el auge del empeño a que el empleo apenas está recuperándose a los niveles precrisis del 2008; a que muchos son de carácter temporal y a que las remesas tampoco han recuperado los niveles de tiempos mejores. "Entonces la gente todavía tiene niveles de ingresos por debajo del 2008".

ENTRE LA NECESIDAD Y LA ESPERANZA

Esta salida financiera del empeño, cuya tasa mensual puede trepar hasta la friolera de 20 por ciento en algunos establecimientos, también ayuda a algunos mexicanos que están azotados por las crisis de otros países.

Alberto Méndez, un jardinero mexicano que vive en Estados Unidos, pignoró un viejo reloj de oro, un anillo y una pulsera por unos 5,000 pesos que usaría para la compra de un boleto de avión para regresar a California, donde dijo las recientes nevadas le estaban dejando sin trabajo en estas fechas.

"Esta es una salida, una ayuda, un beneficio", dijo.

Las fechas en las que los mexicanos usan con más intensidad el sistema de "operaciones prendarias" es en "la cuesta de enero" -tras los fuertes gastos de las fiestas navideñas-; en las vacaciones de Semana Santa y en los meses de agosto y septiembre para la vuelta a las clases.

Pero otros recurren al empeño casi todo el año.

"Yo vengo todo el tiempo porque el dinero que entra en casa no alcanza. La situación económica, el desempleo de varios de la familia y la alza de los precios de la comida me traen aquí", dijo una mujer bajo condición de anonimato.

En los alrededores del famoso Zócalo, la principal plaza pública de la capital mexicana, otras casas de empeño recibían a desesperados por fondos, quienes venden un gramo de oro de 10 kilates en 190 pesos y de 14 kilates en 270 pesos (22 dlrs).

Mientras, los llamados "coyotes" buscaban a potenciales clientes en las afueras de los comercios de empeño.

"La actividad estuvo fuerte unos días. Hay mucha gente sin empleo, o con trabajos con sueldos que no rinden", dijo uno de ellos que ofreció una tasa mensual de 12 por ciento.

Y entre la devoción y la necesidad, los zapatos de la estatua del fundador del Monte de Piedad, Don Pedro Romero de Terrero, fulguran con fuerza pues empleados de la firma y recurrentes clientes los soban en una suerte de acto de fe.

(Reuters)