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Más mujeres buscan trabajo en sector porno

6 de mayo de 2009

CHICAGO  — Como camarera y entrenadora en una cadena nacional de restaurantes, Rebecca Brown ganaba un par de miles de dólares en una buena semana. Ahora, como bailarina en el club desnudista Pink Monkey en Chicago ella gana casi la misma cantidad en una buena noche.

La debilidad del mercado laboral, causada por la crisis económica, está haciendo que muchas mujeres busquen empleo en clubes desnudistas, películas pornográficas y como modelos en revistas como Hustler.

Empresarios en el sector dicen que están viendo un gran flujo de solicitudes de mujeres que, como Brown, se tienten atraídas por la promesa de horarios flexibles y dinero fácil. Muchas son graduadas universitarias y tenían empleos en oficinas hasta que la economía se desplomó.

"Estamos viendo a muchas más mujeres hermosas que pueden hacer muchas otras cosas", dijo Gus Poulos, gerente del club Sin City, en Nueva York. Dijo que recibió 85 respuestas en apenas un día a un anuncio reciente de empleo en Craigslist.

La transición de los empleos convencionales al mundo de los clubes desnudistas no es siempre fácil: deben aprender a bailar encaramadas en tacones de 12 hasta lidiar con las burlas e improperios de ciertos clientes.

Algunas mujeres dicen que al inicio estaban tan nerviosas que solamente consumir alcohol les ayudaba a calmarse.

"Es como dar un discurso, pero en lugar de imaginarse a todo el mundo desnudo, es uno mismo el que está desnudo", dijo Brown, de 29 años.

Eva Stone, una bailarina de 25 años en el Pink Monkey, dijo que lidiar con los ocasionales insultos de los clientes requiere tener "mucha coraza".

Los productores de películas pornográficas advierten que las mujeres no deberían apresurar la decisión de actuar en películas del género sin antes considerar las consecuencias para sus vidas.

"Una vez que una mujer decide ser una actriz pornográfica, eso impacta sus relaciones con todo el mundo", dice Steven Hirsch, copresidente del gigante del sector Vivid Entertainment Group. "Cuando una mujer actúa una película pornográfica, no se lo puede quitar de encima".

Las mujeres en el club Pink Monkey dicen que ese trabajo no es lo que preferían, pero llegan a él con los ojos bien abiertos. El trabajo les da más control y flexibilidad que estar sentadas en un cubículo, y "es fácil, es divertido y todas nosotras nos cuidamos una a la otra", dijo Brown.

En esta economía, "los pasos desesperados son mucho más aceptables", dijo Jonathan Alpert, in sicólogo de Nueva York que ha tenido pacientes que trabajaron en el sector pornográfico y desnudista.

Para algunas, trabajar en esos clubes es algo temporal, una manera de pagar los préstamos de educación y otras cuentas. Otras dicen que han encontrado su carrera.

Las bailarinas en los clubes de Rick's Caberet en Nueva York y Miami pueden ganar de US$100.000 a US$300.000 al año — en efectivo — incluso en medio de la crisis económica.

Priaulx dijo que entre 20 y 30 mujeres cada semana solicitan empleos en el club en Nueva York, el doble de hace un año.

Aún así, según analistas, la industria no está inmune a la recesión. Los ingresos han bajado un 30% en todos los segmentos, incluyendo películas pornográficas, revistas y tiendas de artículos sexuales, dijo Paul Fishbein, presidente de AVN Media Network, una compañía del sector que tiene una revista de amplia distribución y un espectáculo de premios.

"En el pasado, la gente ha dicho que esta industria es a prueba de recesión", expresó Eric Wold, director de investigaciones para la firma de servicios financieros Merriman Curhan Ford. "Definitivamente no lo veo; quizás resistente a la depresión".

Bailarines y gerentes en clubes desnudistas dicen que están recibiendo la misma cantidad de clientes, pero menos gastadores.

"Ya no llegan los más generosos", dijo Angelina Spencer, directora ejecutiva de la Association of Club Executives, un grupo empresarial del sector. "Ya no hay tipos que vienen y se gastan US$3.000 o US$4.000 en una noche".

Aún así, la estructura operativa de los clubes les deja con bajos costos y márgenes de ganancias de hasta un 50%, dijo Wold. Las bailarinas son contratistas independientes que le pagan al club una tarifa fija, que varía según el tiempo que trabajan.

En el Pink Monkey, por ejemplo, las bailarinas que llegan a las 7 de la tarde, de domingo a jueves, pagan US$40, mientras que las que arriban a la medianoche pagan US$90. Y todas se quedan con las propinas.

Wold y otros dicen que es casi imposible estimar la magnitud de la industria porque pocas de esas compañías tienen acciones públicas. Él monitorea de cerca las tres que sí las tienen: VCG Holding y Rick's Caberet, que poseen clubes, y New Frontier Media, que produce y distribuye películas pornográficas.

Las tres son rentables.

Rick's Caberet tuvo US$60 millones en ingresos en el año fiscal 2008, un alza de US$32  respecto al año previo, dice Wold, que estima que VCG va a reportar US$57 millones  para el año pasado, comparado con US$40,5 millones en el 2007. New Frontier Media genera más de US$400 millones anuales.

Larry Flynt, cuyo imperio Hustler de US$500 millones publica revistas, produce y distribuye películas y opera un casino, dice que le sigue yendo bien. Pero no espera que aquellos que solamente están en el negocio de las películas pornográficas sobrevivan.

"Muchos de los estudios menores han quedado fuera, no hay dudas", dijo.

Las revistas también están batallando junto con el resto de la industria editorial, y han tenido que reducir el número de páginas, como todos los demás.

Pero las realidades económicas no están desalentando a quienes buscan trabajo.

Hirsch, de Vivid Entertainment, dice que el numero de mujeres en su negocio ha aumentado al doble en los últimos dos años, con casi 800 trabajando como actrices pornográficas. "Es lo más competitivo que he visto en 25 años", dijo.

Eso no significa que todas las recién llegadas estén planeando una larga carrera.

Stone, que tiene un título universitario de diseño gráfico, comenzó a bailar en el club hace cuatro años para pagar sus préstamos estudiantiles. Planea tomar cursos de posgrado este año para conseguir una maestría en educación.

Brown, por su parte, tiene una respuesta para quienes critican su decisión.

"Yo tengo seguridad laboral".

 

(AP)