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Los precios de los combustibles deprimen la industria pesquera en EE.UU.

26 de junio de 2008

Juneau, Alaska, EE.UU.- Los crecientes precios de los combustibles están arruinando a más de un pescador comercial y algunos de ellos podrían abandonar pronto la actividad.

En Alaska, los botes que pescan percas suelen quedar inactivos durante períodos prolongados. En Texas, los camaroneros viajan a México sólo para comprar diesel más barato. Y en la costa este, los langosteros hacen menos viajes hasta sus trampas.

Al contrario que las empresas de correos, las aerolíneas comerciales y otras industrias que pasan a los clientes los costos de los combustibles, los pescadores no tienen la misma flexibilidad. No solamente el pescado fresco tiene una corta vida, sino también las familias estadounidenses pueden sustituir sus dietas con productos menos caros como pollo, cerdo y carne vacuna, aun cuando está aumentando el costo de la carne.

"Los pescadores no pueden venir y decir 'Mis costos han subido, y por eso me tendrán que pagar más'", dijo Bill Adler, director ejecutivo de la Sociedad Langostera de Massachusetts. En cambio, el comerciante ofrece un precio a los pescadores que equivale a "tómalo o déjalo. Sabe que tú tienes un producto que tiene que permanecer fresco. Sabe que tienes que deshacerte de él".

En años recientes, los pescadores en Estados Unidos han enfrentado presiones crecientes para mantener los precios bajos debido a las importaciones de bajo costo y los criaderos de peces. El aumento del 64% en el costo del diesel en el último año _con picos de hasta el 75% en algunas partes de Alaska_ significa que los márgenes de ganancias ya estrechos se achican todavía más, reduciendo la paga de capitanes y tripulantes.

"Nunca he visto una situación peor, y trabajo desde hace 45 años", se lamentó Jimmie Ruhle, presidente del grupo Pescadores Comerciales de América y pescador de tercera generación en Wanchese, Carolina del Norte.

Nadie pronostica el desplome de la industria pesquera comercial, pero los pescadores y los economistas dicen que las condiciones se han deteriorado al extremo de que algunos capitanes consideran la posibilidad de abandonar la actividad.

 

 

AP